El Valencia mostró su cara más impotente en el Benito Villamarín. Los de Rubén Baraja salieron de nuevo al campo con dos centrales en los laterales por las bajas, una circunstancia que impidió por completo al equipo generar ninguna superioridad en banda o desbordar a un rival que no tendrá partidos mucho más sencillos en lo que le queda de temporada. Los valencianistas fueron un inerte muñeco de trapo en manos de los verdiblancos, que para mayor desesperación blanquinegra resolvieron el choque a pelota parada contra un rival que defendía con cuatro centrales y lo cerraron con un postrero golazo de Abde. El partido retrata a la perfección el asesinato deportivo que ha perpetrado Peter Lim con un Valencia al que solo le queda la honradez de una plantilla que no reúne las condiciones necesarias para ser competitiva semana tras semana porque su sensibilidad a las bajas es total y su falta de recursos, muy alarmante. Es lo que hay.
Y eso que el equipo salto al campo con intensidad, tratando de combinar en pocos toques y de tener el balón más de lo previsto. Pero con la clara limitación a su juego exterior, los cambios de ritmo de Fran Pérez y las apariciones entre líneas de Pablo Gozálbez y Javi Guerra eran de lo poco significativo. Las llegadas del Betis, más verticales y buscando siempre los centros laterales, daban una mayor sensación de peligro.
Especialmente cuando encontraron el filón que era el duelo entre Diao y Cenk, completamente superado fuera de posición, que permitió crecer en el partido a los verdiblancos, cada minuto más superiores sobre el verde.
El dominio bético era patente, aunque no se tradujo en ocasiones importantes hasta el minuto 40, cuando los de Pellegrini dieron el primer golpe en una acción a balón parado que cayó en los pies de Diao, uno de los jugadores más en forma del equipo andaluz, que batió a Mamardashvili con una definición de mucha calidad. El joven futbolista español causaba estragos con su velocidad y obligaba a los defensas del Valencia a tener que detenerle con faltas.
Rubén Baraja trató de mover piezas en el descanso para darle una vuelta de tuerca a la situación y dio entrada a los dos titulares habituales que arrancaron en el banquillo. Diego López entró por el canterano Gozálbez y Hugo Duro dejó en 45 minutos la pobre participación de Yaremchuk, muy aislado toda la primera parte.
La cosa no cambió en exceso, de hecho la primera gran ocasión la tuvo el Betis en las botas de Isco, que obligó a Mamardashvili a realizar una monumental parada. Fue el aviso de lo que iba a llegar: el gol de Marc Roca de cabeza precisamente en ese córner. Ni con cuatro centrales era el Valencia capaz de defender bien la pelota parada, que por segunda vez le costaba encajar un tanto.
El equipo, completamente impotente, sin capacidad para salir por fuera y falto de ideas por dentro, quedaba a merced de la voluntad del Betis, que tenía en Bravo un espectador de lujo y que jugaba el balón con toda la comodidad del mundo, siendo incluso clemente con un rival al que tenía en sus manos. Los valencianistas, como en más de una ocasión esta temporada, aguantaban el tipo con cierto pundonor, pero sin recursos ofensivos para dar un susto al contrincante. Lo intentó con un tímido disparo de Hugo Duro que se marchó desviado y que fue casi una invitación al Betis a sentenciar el partido. Casi lo logra Borja Iglesias, pero su gol quedó sin efecto por estar en fuera de juego.
En el tramo final los pupilos de Baraja tiraron de dignidad para firmar sus primeros acercamientos de peligro y obligar a Bravo a hacer sus primeras paradas. Fue un espejismo, ya que Abde se encargó de cerrarlo a la contra con un gol por toda la escuadra.