Vaya palo anoche. Es de esas hostias de realidad que te ponen en el sitio –y perdón por la expresión-. Como también es duro decir esto, pero no se les puede pedir mucho más a los futbolistas o entrenador del Valencia CF. Todos tenemos nuestras preferencias a la hora de conformar un once, de elegir a un futbolista en concreto para una posición o de dar la alternativa a un canterano u otro; pero la realidad es que no hay más de donde poder sacar.

Porque ya veníamos avisando cuando la situación iba mejor de que la plantilla no solo era corta, sino que estaba muy tocada físicamente porque había jugadores con falta de ritmo, otros con historial de lesiones difícil y algunos a los que la elite estaba sobrecargando en demasía. Sin llegar a nombres ni a personificar en jugadores creo que Baraja lo dejó también claro cuando dijo que era “una plantilla corta, con poca profundidad y muy joven”. Con eso se representa a la perfección el once que vimos anoche.

Porque no recuerdo que algo así pasara jamás desde que sigo al Valencia CF como periodista ni tampoco como aficionado. Solo una docena de jugadores de la primera plantilla del Valencia CF estaban presentes en el Benito Villamarín –porteros y banquillo incluido-, siendo el resto jugadores del filial e incluso del juvenil. Es algo lamentable. Sobre todo porque de todos esos futbolistas la mitad salen de lesión –como Paulista o Yaremchuk- o aún tienen ligeras molestias del último partido –como las musculares de Diego López y Hugo Duro-.

Y es que podría tratarse de mala suerte teniendo en cuenta que se te han lesionado los dos laterales derechos y los dos izquierdos. O que Amallah vio la roja por doble amonestación y por eso no pudo estar. Pero no me vale nada de todo ello porque en una de las reuniones que Baraja tuvo con el club dejó a las claras que se le estaba quedando la plantilla muy corta y la temporada iba a ser larga.

¿Y por qué se lesionan tanto? Pues probablemente porque el sobreesfuerzo que tiene que hacer este equipo es titánico. El Valencia CF tiene que trabajar el doble para conseguir la mitad y eso se traduce en forzar, arriesgar e ir al límite. ¡Miedo me da cuando caigan Javi Guerra, Pepelu o Mamardashvili!

Por ello, al Valencia CF anoche se le podrían achacar muchas cosas táctica y técnicamente pero es que este once inédito para Baraja tiene más variaciones por obligación que por placer. Jugadores fuera de posición por necesidades del guión, futbolistas que juegan porque no hay alternativa a pesar de no ser del agrado del Pipo y, para más inri, enfrentándote a un Betis con muchas más alternativas en todas las líneas. ¿qué podía salir mal?

No hay más. Baraja lo sabe, tú lo sabes y los rivales lo saben. Si bien es cierto que el técnico valencianista no se resigna, también es verdad que lleva semanas tratando de aislarse de todo el ruido -interno y externo -para no calentarse más de lo necesario. Porque quienes parece que no se quieran dar cuenta son los que mandan y representan al Valencia CF, que salen a decir que “es un orgullo para el club ver a tantos jóvenes en el primer equipo”. Hay que ser muy incauto, no tener ni idea o, quizás, las dos a la vez. Pero de donde no hay, no se puede sacar. Y aquí no hay más.