No hace ni un mes, en concreto el 16 de septiembre, el Atlético naufragaba en Valencia con un 3 – 0 que invitaba al pesimismo. El inicio de la pasada temporada, previo al Mundial, hizo mella en el pensamiento rojiblanco. Sin embargo, ya nadie se acuerda de aquel incidente. Los de Simeone cerraron ante el Cádiz una semana fantástica con tres triunfos (empezó con el del derbi y prosiguió en Pamplona). Lo hicieron levantando un 0-2 y demostrando una flexibilidad propia de un equipo que luchar por LaLiga.
El mérito de esta brillante trayectoria coral es necesariamente coral, pero en el Metropolitano se dibujó un sistema solar con Ángel Correa ejerciendo como centro del universo ‘atlético’. El argentino tiene una capacidad única para orbitar sobre los rivales y elevar el ímpetu emocional de sus compañeros. Anotó un doblete ante el Cádiz que acompañó Nahuel para el definitivo 3-2.
Empezó el Atlético con la lucidez que le daba llegar en una dinámica positiva. Desde muy pronto se hizo palpable la conexión entre Correa, sustituto de Morata, y Griezmann. Entre los dos corría la pólvora. El francés, tras un taconazo estratégico del argentino, recuperado de la lesión del derbi, generó una ocasión que terminó impactando en la madera. Ni un minuto tardó en llegar la segunda ola del ataque rojiblanco.
El Cádiz se adelanta a través de la sencillez
Otra vez Griezmann se puso el casco para escapar de las marcas con un eslalon que no pudo coronar. Correa, tan preocupado por su compañero, le impidió un remate eficiente y Ledesma salvó a un Cádiz de rotaciones con respecto al empate intersemanal frente al Rayo. Pero este año, el equipo que dirige Sergio González ha dado un paso adelante. Nunca se descompone y el técnico catalán interviene en tiempo real para enmendar problemas como el que presentaron sus mediocentros.
La reacción no tardó y el Metropolitano se vino abajo con el primer gol visitante. Una recuperación de Alcaraz se desenrolló hasta llegar a las botas de Chris Ramos, el ‘niño maravilla’ del Cádiz, quien con un preciso centro raso sirvió el tanto a Lucas Pires. Los rojiblancos, con Simeone a la cabeza, pidieron falta en el inicio de la jugada. Las protestas no surtieron efecto.
El Atlético subió una marcha, aunque con más precipitación que precisión. En el bando contrario navegaban con sutileza, ordenados y esperando alguna oportunidad divina. Fruto de la inspiración, Fali casi marca el gol de todos los tiempos tras ver adelantado a Oblak. El central se tuvo que retirar antes del descanso. Dejó una imagen insólita, de su pierna con varios bultos. «Son de otras roturas musculares», dijo al descanso. Antes de su forzosa salida vio dos tantos más.
Correa recorta distancias con el poder aéreo
El primero, a favor de los intereses del Cádiz. Una de esas anotaciones que reconcilian con el fútbol de siempre. Saque de puerta de Ledesma, mal despeje de Azpilicueta y Roger Martí la pica para ponerse 0-2. Primer plato, segundo y postre para una maravillosa dieta que ponía muy cuesta arriba la tarea para el Atlético. Simeone veía cómo su semana fantástica peligraba. Los locales se tomaron un protector de estómago y volvieron a exhibir su versión de ‘Aviación’. Homenaje a los orígenes.
Superada la media hora de juego, Azpilicueta, titular en lugar de Giménez, se repuso con un centro acaramelado que Correa envío al fondo de las mallas con un cabezazo magistral. Ledesma se quedaba contrariado después de haber salvado a su equipo hasta en dos ocasiones claras. El Atlético retomaba el pulso del partido y hasta el descanso buscó vías de agua en un cuerpo gaditano sellado. Era el método más seguro para aspirar a un resultado positivo.
Remontada con una jugada de videoteca
La segunda mitad arrancó con cambios en el Cádiz. Sergio González introdujo a Escalante y Alejo en lugar de Alcaraz y Roger, pero el conjunto gaditano se descompuso prácticamente en la primera acción. Como en el acto inicial, arrancó con ímpetu el Atlético, que consiguió rápidamente el empate. Después bajaría revoluciones.
Nahuel culminó la jugada con un durísimo remate que golpeó en un rival antes de convertirse en el 2-2. Pero lo importante sucedió antes con otra demostración de Correa, un auténtico agujero negro que arrastra a todos los contrincantes con sus endiablados giros.
Le quedaba al Cádiz un mundo y las fuerzas empezarían a ser una variable a tener en cuenta. El partido estaba abierto, lejos del miedo escénico. El Atlético asomaba con combinaciones, pero con Chris Ramos arriba siempre había un sistema para sacar la cabeza a flote. A la hora de juego, Simeone puso las cartas sobre la mesa con la introducción de Samuel Lino, Rodrigo de Paul -de regreso tras lesión- y Giménez.
Con esos ingredientes llegó el golpe que certificó la remontada. Una jugada para ver repetida antes de dormir y en la que debe pensar el equipo ahora que regresa la secuencia de partidos europeos (recibe al Feyenoord el miércoles a las 18:45). Escribió la primera línea Azpilicueta. Puso el espacio y coloreó el folio Griezmann. Nahuel recibió el contrato y se lo pasó a Samuel Lino. Lo comprobó, Saúl lo imprimió y Correa lo firmó para certificar el regreso del Atlético a puestos de Champions. Y lo que es mejor, para demostrar que está preparado para asumir cualquier reto que venga.