Nada de amnistía ni de independentismo catalán. Mucho de convivencia y de derechos sociales. Así escribe Pedro Sánchez su discurso camino hacia el debate de su investidura que acogerá el Congreso en las próximas semanas. El PSOE no eligió La Rinconada (Sevilla) al azar y llenó un recinto llamado “El Abrazo” con 3.000 personas. El partido quería insuflar “orgullo socialista” a los suyos y exhibir un espaldarazo de la militancia a Pedro Sánchez para que forme gobierno en un momento clave, tras la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo y cuando se aceleran las negociaciones con Junts y ERC para la formación de un Gobierno que, todos los oradores del acto, dejaron claro que se producirá «en un mes».
A Sánchez el partido le dio manos libres sin menciones a Junts y ERC, a los que el PSOE ya ha advertido de que nada de referéndum de autodeterminación. El líder socialistas recibe el encargo de prorrogar un Gobierno socialista en España y de «frenar la ultraderecha en Europa», advirtió Sánchez. La palabra más repetida fue «convivencia». El dirigente socialista alimentó el relato de por qué tiene que formar Gobierno y respondió con anuncios como la promesa de reformar el Estatuto de los Trabajadores para que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) sea por ley un 60% del sueldo medio del país. A partir de ahí, retomó propuestas como “hacer de la vivienda la gran causa nacional y el derecho constitucional”, aprobar una nueva ley de paridad y garantizar con 5.000 millones más al año la hucha de las pensiones.
«Más argumentos que nunca»
El presidente en funciones aseguró, parafraseando su intervención en Dos Hermanas (Sevilla), donde abrió la última campaña electoral que tiene «más ganas que nunca, más fuerza que nunca y más argumentos que nunca para que haya cuatro años más de un gobierno progresista». Se defendió de las críticas, asegurando que cuando se estuvo «punto de romper España» fue «cuando hubo un Gobierno de Rajoy y una Declaración Unilateeal de Independencia en Cataluña». «Hoy más concordia, más diálogo y más convivencia», consideró Sánchez, dejando claro que el PSOE no reparte «carnés de constitucionalismo» pero participó en su redacción y cumple «con la Constitución todos los días del año y todos y cada uno de los artículos». El PP, dijo, la «secuestra e incumple», aludiendo al bloqueo en la renovación del Poder Judicial.
El líder socialista garantizó «cuatro años más de convivencia y de concordia» y acusó a Feijóo de empelar su debate de investidura fallida para «retorcer el mandato del jefe del Estado, el debate del Congreso y la Constitución para atrincherarse como líder del PP». «No podemos recuperar el tiempo peridod en el teatrillo del PP pero vamos a poner todo el esfuerzo para que haya una investidura real, a eso nos vamos a dedicar en cuerpo y alma», dejó claro Sánchez sin mencionar absolutamente nada de la negociación con el independentismo para amarrar los votos necesarios. «Pese a los insultos, el viaje ha merecido la pena y claro que merecerá cuatro años más», dijo.
Frenar «los ataques»
En este municipio sevillano (39.500 habitantes), que nunca ha gobernado el PP y donde su alcalde, Javier Fernández, obtuvo de nuevo mayoría absoluta el pasado mayo, se registró el mayor número de votos para el PSOE en las generales de julio. El PSOE andaluz sigue siendo la federación más numerosa, más de 45.000 militantes, pese a que atraviesa horas bajas y afronta una pérdida importante de poder institucional tras las últimas citas electorales. Acuerdos como el de una posible amnistía a los procesados por el 1 de octubre de 2017 se hacen más indigestos en al comunidad andaluza, donde el PP agita con rédito la bandera del agravio contra Andalucía, de la pérdida de derechos frente a privilegios para Cataluña o el País Vasco.
“No vamos a consentir ataques al presidente del Gobierno, lo vamos a blindar”, dijo la vicesecretaria general del PSOE, la sevillana María Jesús Montero. El PSOE quería escenificar que el líder socialista tiene la bendición de la militancia para negociar su investidura. Sánchez acudió a recibir un baño de masas cuando el partido asume que viene días “muy duros” y se fajan para recibir ataques del PP por las concesiones a los independentistas catalanes. El PSOE insiste en que “la militancia está con el secretario general” pero asumen que hay que mantener prietas las filas y empezar a hacer pedagogía de un acuerdo que pase por una posible amnistía para Carles Puigdemont.
Al histórico socialista andaluz Luis Yáñez, lo sentaron en un sitio de honor. Él elevó la voz contra Alfonso Guerra y Felipe González, “amigos del alma”, a los que afeó sus críticas a Pedro Sánchez en un momento tan delicado de negociaciones para formar gobierno y provocó así que la mayoría de la vieja guardia en Andalucía saliera al paso del expresidente para cerrar filas con el actual secretario general. Montero le dio las “gracias” y el líder del PSOE sevillano tuvo su recado velado pero perfectamente claro para el expresidente del Gobierno y su exvicepresidente: “Ser socialista es tener opinión diferente, ser controvertido, pensar diferente pero también ser humildes y ser leales, tener consideración y respeto al secretario general, no hay militantes A y militantes B, todos somos socialistas”, avisó de manera rotunda a González y Guerra.
«¿Queréis Gobierno?»
El camino lo marcó con claridad el anfitrión, también secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández, que resumió con una sola pregunta el sentido del argumentario que desplegará el partido: “¿Queréis que Pedro Sánchez siga siendo presidente del Gobierno de España?”, mientras los asistentes al acto coreaban enardecidos: “Presidente, presidente”. A Fernández le encargaron subir la temperatura del mitin y lo logró con éxito. “Ser socialista es ser valiente”, proclamó, “hay que hacerlo, no por nosotros, hay que hacerlo por España, porque España es nuestra también, no nos quitan ni la bandera, ni el himno ni el sentimiento”, señaló. “Es tu obligación generar un clima de convivencia en el país, generar concordia y convivencia”, señaló a Sánchez.
“Unos se reúnen en el barrio de Salamanca para insultar y otros en La Rinconada para abrazar”, señaló el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, que estaba de cumpleaños y mandó un abrazo al diputado Óscar Puente, erigido en portavoz socialista en el debate de investidura y que sufrió el acoso de un pasajero cuando este viernes viajaba a Madrid. Espadas atacó al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, por sus llamadas a la conciencia de los diputados socialistas “incitando a la corrupción política y llamando al transfuguismo”. El PSOE garantizó el cumplimiento de la Constitución, el respeto a la igualdad de todos los territorios de España. La palabra más repetida durante hora y media de mitin fue convivencia.