«Me siento aliviado de que haya prevalecido la justicia. Siempre dije que era inocente. No tenía miedo de que me metieran en prisión. No tengo miedo de nada». Desde su Hannover natal (Alemania) y con una enorme sonrisa, Frank Hanebuth hacía estas declaraciones para cerrar para siempre el más difícil de los capítulos de su azarosa vida. Y, una vez más, ha salido indemne.
El jefe rockero. El boxeador motero. El gigante de Hannover. El Steintorkönig. El verdadero impulsor y expansor de los Ángeles del Infierno. A sus 59 años, Frank Hanebuth, el líder europeo de la banda motera más famosa del mundo (Hells Angels), acaba de ser absuelto por la justicia española de los delitos que se le imputaban y por los que ingresó en prisión en 2013, tras una macroredada policial en Mallorca.
El presidente de Hells Angels en Hannover y Mallorca, Frank Hanebuth, ha sido absuelto por la Audiencia Nacional de todos los delitos de los que estaba acusado: organización criminal, tráfico de drogas, blanqueo de dinero y proxenetismo. Los magistrados consideran que no consta que haya intimidado a ninguna persona. Tampoco que se haya instalado de forma permanente en España con la intención de crear una facción en Mallorca de su banda que él mismo dirigiese y liderase «como base para la continuación de las presuntas actividades criminales por las que estaba siendo objeto de investigación en Alemania», apunta la sentencia.
Un desenlace que no por extraño era inesperado. Al menos por el propio Hanebuth. Compareció ante la Audiencia Nacional de Madrid el pasado mes de enero y allí, junto a sus compañeros Hells Angels imputados, se mostraba sonriente y optimista. Se veía libre. Intuía (o sabía) que la justicia española no tenía suficientes elementos para mandarlo a prisión. O no al menos por mucho tiempo. Una constante en su vida.
Carpintero y proxeneta
Frank Hanebuth nació en 1964 en Lagenhagen, al norte de la ciudad de Hannover. Hijo de un director de un centro de formación profesional y una secretaria, pronto se alejó de la vida académica. En Hannover empezó desempeñándose como carpintero, pero pronto cambió radicalmente de sector y empezó a trabajar en la noche. Primero como portero (ayudado por su imponente físico y sus conocimientos de boxeo) y después como proxeneta en Steintorviertel, el barrio rojo de Hannover.
Languidecía la década de los 90 y el barrio de los burdeles era el escenario de una cruenta guerra entre clanes criminales albaneses, turcos, kurdos y rusos por hacerse control de la prostitución. Y cuentan en Alemania que fue la llegada de una banda motera la que acabó con las hostilidades y «pacificó» la zona. Hanebuth había fundado el capítulo alemán de los Ángeles del Infierno (una banda motera norteamericana con sucursales por todo el mundo), se había hecho fuerte y había ganado la guerra de los proxenetas.
Pero a qué precio. En el año 2000, Hanebuth fue condenado a tres años y medio de prisión por lesionar gravemente a un miembro de una banda rival. Un asunto que resolvió pagando una suma de 26.000 marcos alemanes, una cantidad que equivale a algo más de 13.000 euros. Hanebuth resolvía así su primer gran problema con la justicia.
Steintorkönig
Los hombres de Hanebuth, no obstante, «revitalizaron» el vetusto barrio rojo de Hannover. Abrieron numerosos locales de ocio nocturno (especialmente discotecas, burdeles y bares de striptease). Hanebuth pasó a ser conocido como Steintorkönig («El Rey de la Puerta de Piedra», que es la traducción del nombre del barrio Steintorviertel). El hecho de que se tratase de una banda de rockeros con miembros alemanes le permitió actuar con el beneplácito de la sociedad local.
Pero también, según cuenta la revista germana Taz, influyó que Hanebuth estuviera representado por Gotz Von Fromberg, un conocido abogado alemán con múltiples conexiones en el mundo de la farándula. Organizaba fiestas en las que se dejaban ver importantes personajes de la sociedad alemana, como políticos, actores o el cantante de la banda Scorpions. Eso le puso en contacto con las élites de la región.
No obstante, el 24 de mayo de 2012, agentes de la policía criminal estatal de Baja Sajonia registraron la propiedad de Hanebuth en Wedemark como parte de una redada. En abril de 2013, casi un año después del registro de su casa, la fiscalía de Kiel abandonó la investigación sobre presuntos asesinatos por encargo supuestamente ordenados por Hanebuth debido a pruebas insuficientes. Una vez más, Hanebuth escapaba limpio de un importante aprieto.
Llegada a Mallorca
Para entonces, Hanebuth ya se había instalado en Mallorca. Llegó en 2012, cuando se convirtió en el presidente del capítulo local de Hells Angels. Llegó acompañado de una enorme comitiva de moteros, se compró una mansión de más de dos millones de euros en Lloret de Vistalegre y fijó sus ojos en la Playa de Palma. Y allí, tal y como hizo en Hannover, puso al grupo de moteros a funcionar en los mismos términos que hacía en Alemania.
Para las autoridades españolas no pasó desapercibida la presencia de un motero boxeador tatuado, de 2 metros de altura y 140 kilos de peso, que exhibía un altísimo nivel de vida y cuyos hombres se dedicaban a comprar locales de ocio nocturno en Playa de Palma. Policía Nacional y Guardia Civil iniciaron sus pesquisas, que concluyeron en julio de 2013 con la detención de 25 miembros de la banda motera, Hanebuth entre ellos.
Aquel golpe policial se llamó «Operación Casablanca». Fueron acusados de delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, extorsiones, amenazas y coacciones, blanqueo de capitales, delitos relativos a la prostitución, encubrimiento y estafa. En los registros incautaron varias armas de fuego, pistolas detonadoras, varias armas blancas, una defensa eléctrica, diez automóviles, cuatro motocicletas de alta gama, embarcaciones, cerca de 50.000 euros, numerosas joyas y diversas cantidades de cocaína, marihuana y anabolizantes.
Hanebuth pasó por varias prisiones españolas (Madrid o Puerto de Santa María) y allí permaneció durante dos años, tiempo en el que no dejó de supervisar las actividades que sus compañeros desarrollaban fuera del penal. En 2015 fue puesto en libertad con cargos y regresó a su Hannover natal. Allí le recibieron con honores de jefe de estado. Fue recogido por una limusina Hummer blanca y una comitiva de moteros a bordo de Harley-Davidson, que le acompañaron al Bar Zanzibar, su base de operaciones en su ciudad. En 2017 se casó, en la que fue la boda multitudinaria que se celebró en Hannover en mucho tiempo.
El último escollo
Hanebuth ha seguido desarrollando su actividad como personaje público y llevando a cabo acciones humanitarias en países africanos, que publicita en sus redes para reforzar su imagen de supuesto filántropo. Pero aún le quedaban cuentas por saldar con la justicia española. Según el escrito del fiscal, Hanebuth pretendía crear un barrio rojo en Palma a imagen y semejanza del de Hannover. Estaba acusado, entre otros cargos, de liderar una banda criminal y de coaccionar a mujeres para que trabajasen en la prostitución.
Su entrada en dependencias judiciales madrileñas el pasado mes de enero atrajo toda la atención de medios españoles y germanos. Hanebuth, con su imponente planta y una larga chaqueta gris, negaba todos los cargos y afirmaba, sonrisa en la boca, que era inocente. Ahora, contra todo pronóstico, la justicia española le ha absuelto de los cargos. No han podido demostrar ninguna de las acusaciones y Hanebuth, con su imperturbable sonrisa, ha celebrado desde Alemania que, una vez más, ha salvado un nuevo matchball.