Grita el Real Madrid que vuelve a ser el líder de LaLiga, imponiendo su poderosa voz por encima del ruido generado durante la semana a cuenta de la clara derrota del derbi del Metropolitano. Lo hace en Montilivi con contundencia y con Jude Bellingham a los mandos del megáfono. Era el Girona el primero de la clasificación y el privilegio se le evaporó con una goleada que no mereció. Pero este es el Madrid, este es Bellingham, el equipo que con mayor eficacia gestiona la dinámica de golpear y sestear.
Golpea con tres goles, obra de Joselu, Tchouaméni y Bellingham; y sestea sobre una solidez defensiva en la que todavía tiene que trabajar bastante, especialmente en las alturas. Destruir el rombo, como hizo Ancelotti en Girona, parece un buen comienzo para que este Madrid defienda mejor, a falta de que el futuro desvele si lo de este sábado era una prueba o un viraje definitivo.
Y el Girona no debería tomarse el contundente marcador demasiado en serio. Jugando como lo hace, incluso este sábado contra el Real Madrid, podrá aspirar a cotas altas durante el resto de la temporada. De hecho, con algo más de tino bien podría haberle discutido el partido al nuevo líder. Pero falló en las áreas, donde nunca debe hacerse.
El Girona había tomado apuntes interesantes de la clara victoria del Atlético el pasado domingo en el derbi madrileño, subrayando en ellos la debilidad blanca en la defensa de los centros laterales. Se puso a ello el equipo de Míchel y solo la clamorosa impericia de sus rematadores le impidió marcar dos goles en los cuatro primeros minutos.
Dos ocasiones claras del Girona
Primero Yangel Herrera y después Tsygankov desperdiciaron dos cabezazos francos y sin oposición ante una temblorosa zaga en la que Nacho y Rudiger ejercían de centrales, ya que son los únicos sanos de los que dispone Ancelotti, y en la que Camavinga regresaba al lateral izquierdo, constatadas las flaquezas defensivas de Fran García y la falta de confianza del técnico en Mendy.
Por delante, Vinicius regresaba a la titularidad tras gozar de unos minutos el miércoles ante la UD Las Palmas y Ancelotti apostaba por romper su rombo, desplegando a sus cuatro centrocampistas en línea, con Valverde en el costado derecho y Bellingham en el izquierdo.
Fue el británico, precisamente, el que rompió el partido a los 17 minutos, una vez superada la caraja con la que el Madrid se presentó en Montilivi. Dibujó Jude una asistencia deliciosa que solo él fue capaz de visualizar. Un pase con el exterior de su bota derecha que dibujó una parábola por delante de las piernas de los defensores del Girona y que Joselu aprovechó para marcar a bocajarro el primer tanto del partido.
Tocados los de Míchel, el Madrid aprovechó el viento de cola para encarrilar el triunfo cuatro minutos después. Tuvo el segundo gol una ejecución mucho más prosaica: en córner botado por Kroos que Tchouaméni cabeceó en absoluta soledad en el área. Blind quedó retratado en los dos tantos, como poco después en una ocasión que acabó con Gazzaniga salvando el mano a mano con Bellingham.
Paradón de Kepa tras el descanso
El Girona persistía en sus fortalezas, sin matizar el fútbol atrevido que le había permitido llegar a esta jornada como sorprendente líder de LaLiga, pero no lograba hacer cosquillas a un Madrid a ratos contemplativo. Kepa, con un paradón, frustró la más clara de los locales, un cabezazo de David López nada más comenzar el segundo tiempo.
Vinicius se marchó del campo tras poco más de una hora de juego en la que apenas aportó, cayendo en más de una ocasión en la precipitación. Para entonces, el Madrid ya había decidido que lo suyo en Montilivi ya iba a consistir en defender con orden marcial y lanzarse a por alguna contra si el Girona se lo ponía en bandeja.
Y, en efecto, se lo puso, tras una pérdida de Savinho. Joselu remató, pero Gazzaniga intervino. Bellingham, sin embargo, volvió a demostrar que tiene el don de estar siempre en el lugar adecuado para recoger la pelota tras un par de toques posteriores y anotar el tercero del Madrid.
Con semejante marcador, Ancelotti no buscó hacer más sangre y sacó del campo a Bellingham, Joselu y Valverde, tres hombres que acumulan muchos minutos en las últimas semanas. El Girona insistió hasta el final, pero no fue capaz de maquillar el resultado que les descabalga del liderato de LaLiga, ahora de nuevo en manos de un Real Madrid que en el descuento vio cómo Nacho era expulsado (tras revisión en el VAR) por una entrada tan peligrosa como innecesaria a Portu. Un broche muy feo al partido.