Alrededor de mil aficionados de la UD Las Palmas presenciaron la derrota de su equipo a manos del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. La mayor parte, unos 400, se ubicaron en el sector visitante del estadio y se hicieron notar. El más aclamado, Álvaro Valles, que evitó una goleada del conjunto blanco.

Lo pasaron bien, pero esperaban algo más. Quizá sea sólo que cuando uno va a ver a su equipo al Santiago Bernabéu sueña con una victoria que más que nada es eso, un sueño, porque la realidad recuerda a todos que casi nadie lo consigue, y menos un cuadro de la categoría de los malamente llamados humildes como es la UD Las Palmas. La sensación generalizada, en cualquier caso, fue de estupefacción por la alineación de Xavi García Pimienta, que eligió el templo blanco para hacer poco más que un entrenamiento, con descanso para los titulares salvo cuatro y minutos para algunos, como Cristian Herrera y Curbelo, que entre los dos sumaba un añadido. Luego, sólo quedó la resignación.

«La verdad que me sorprendió bastante el once porque esperaba a los titulares para al menos intentar ganar», lamentaba un seguidor a la salida, retrasada para los aficionados amarillos por seguridad. En la misma línea, más enfadado todavía, se mostraba un estudiante que quiso ver el partido in situ. «No me lo podía creer. Refresqué varias veces el móvil para ver si era verdad la alineación», bromea.

Poco consuelo para la marea


Incondicionales

Sea como fuere, cuando el balón echó a rodar en el perfecto césped del Bernabéu sólo importaron los ánimos, innegociables en la marea amarilla. Ya desde fuera, incluido en el Fondo Sur, donde se ubican los aficionados más entusiastas del Real Madrid, los cánticos a favor de la UD resonaban a medida que uno se acercaba al estadio. En realidad cada una de las cuatro gradas, cubiertas por la impresionantes estructura metálica de color plateado que caracteriza la nueva casa del rey de Europa, situada en el mismo paseo de la Castellana, pero con otra.

Llegó un momento incluso en el que los cánticos de los seguidores amarillos que venían desde los alto de la esquina de las calles Padre Damián y Rafael Salgado se escucharon más que los de la afición local, distinta en los partidos de LaLiga EA Sports; la de la Champions es mucho más ruidosa, menos crítica, más a favor de viento.

Poco consuelo para la marea


El gran protagonista de los cánticos fue, como no podía ser de otra manera, Álvaro Valles, que después de una de sus múltiples paradas en la primera parte –hasta siete, la mayoría a Joselu, al que desquició– se giró para aplaudir a los que le aclamaban y recibió por respuesta aplausos y gritos mucho mayores.

El portero, el mejor

Sucedió lo mismo al término del encuentro, sólo que esta vez con todos los jugadores de la UD Las Palmas dirigidos hacia la zona donde estaba la mayor parte de la afición. Cada uno de ellos pudo escuchar las aclamaciones al portero, convertido en el héroe del equipo amarillo en las siete primeras jornadas del campeonato. Nadie, por mucho que algunos pretendan desviar el asunto, se lleva a engaño: si la UD no ha recibido más goles hasta ahora es porque su portero lo ha evitado. Ayer fue sólo un ejemplo más.

«Esperaba a los titulares para al menos intentar ganar», comenta uno de los cientos de seguidores




Tras el segundo gol del Madrid, de Joselu, apareció el desánimo. Normal, porque además Las Palmas no daba motivos a los suyos para creer en nada, ni siquiera en un gol. La esperanza duró hasta ese momento, si bien el gol de Brahim al filo del descanso ya supuso un shock. No había consuelo.