Los dos grandes de la madreñina «furgolística» ya tienen a un golpe de riñón la siguiente jornada. Únicamente se han consumido siete partidos en la Segunda de los tópicos y ya hemos vivido otro maremoto de esos que se llevan a entrenadores, filosofías, promesas e ilusiones. Los (malos) resultados y la falta de creencia por parte de la propiedad en el plan de Cervera llevaron a Pachuca a dejar al Almirante sin barco y pagarle un jugoso finiquito para que el técnico cambie las cuerdas a su guitarra y le dé al «Money for Nothing», de los «Dire Straits», hasta que encuentre nuevo destino.

Los azules esperan ahora que Carrión acabe con sus miedos y el vértigo de verse a dos partidos de la salvación. «Hay equipo», se dicen unos a otros para pasar el trago. Seguro que sí. Pero quién diría que en la casa azul se iban a ver en estas cuando a comienzos del verano el equipo estaba prácticamente cerrado a la espera de la llegada de fichajes estrellas como Seoane, Colombatto y, por supuesto, Santi Cazorla.

Mientras, a 28 kilómetros la vida se ve en estas primeras semanas del curso de otra manera. En Gijón, sin haber echado el balón a rodar, el miedo lo impregnaba todo. No había fichajes y lo sucedido en las dos últimas temporadas no invitaba al optimismo. Ahora, siete partidos después, la queja es que los de MAR no juegan a nada fuera de casa y que igual con la media inglesa no da para la promoción. Ya saben, miedo, vértigo y sueños húmedos. Una mezcla peligrosa. Vamos, lo de siempre, ¿oyisti, güey?