Pedro Sánchez no trasladó a Yolanda Díaz su elección para replicar a Feijóo, dejando sin protagonismo alguno a Sumar
El primer gran debate de la legislatura terminó una derrota anunciada, la de Alberto Núñez Feijóo, y otra más imprevista e inesperada, la de Yolanda Díaz. El giro de los socialistas en el Pleno, con la irrupción de Óscar Puente y su durísima intervención, no sólo descolocó a la bancada popular. Los socios minoritarios de Gobierno, Sumar, también se admitían «sorprendidos«. Nadie les había advertido del cariz que tomaría la jornada y el giro de guion les dejó fuera de juego.
Los socialistas habían arrojado al candidato del PP a su perfil más duro mientras la coalición de izquierdas, que desconocía los pasos de su aliado de Gobierno, eligió que les representara su portavoz parlamentaria, Marta Lois, un perfil todavía desconocido para el gran público, con un tono reposado que dejó a Sumar desdibujado frente a un combativo Partido Socialista.
«Comparsa» del PSOE
La tibieza de Sumar en la investidura valió las críticas de Podemos. Ya desde el martes el partido el partid venía advirtiendo a Yolanda Díaz de que debía mantener su «autonomía respecto al PSOE» si no quería acabar convirtiéndose en una «comparsa» de los socialistas, en palabras del diputado y portavoz Javier Sánchez Serna. La puntilla final la ponía este miércoles Irene Montero, apartada de las listas electorales y en guerra abierta con Sumar tras pedir continuar al frente de Igualdad.
La todavía ministra en funciones aprovechó el debate para alabar la posición dura del PSOE frente a Sumar. «El Partido Socialista hizo lo que tenía que hacer», consideró Montero, que defendió que el de Óscar Puente, «con algunas modificaciones, podría haber sido el discurso de Podemos«. La alabanza venía acompañada a las críticas a Sumar por no haberle dado la palabra en el debate, como habían reclamado: «Es una decisión de Yolanda Díaz, que no ha querido que Podemos intervenga en este Pleno».
Discurso previsto para Yolanda Díaz
El PSOE llevaba días guardando extremo secretismo sobre quién replicaría a Feijóo, dejando en el aire una incógnita que se mantuvo hasta el final. El encargo de Sánchez a Puente se había hecho tres semanas atrás, aunque hasta el día anterior únicamente lo sabía un puñado de personas de máxima confianza del presidente. Tampoco lo sabía Yolanda Díaz, que siempre ha presumido de su fluida relación con el presidente en funciones, con quien asegura mantener un canal de comunicación permanentemente abierto.
Pero esta vez las comunicaciones fallaron. El día previo al debate, Díaz se preparó con esmero un discurso de investidura que estaba llamado a protagonizar. Pero el silencio de los socialistas les puso en alerta. Si Sánchez no intervenía, tampoco lo haría Díaz, en el afán de Sumar de seguir la estela presidencial y situar a la vicepresidenta en funciones al mismo nivel que Sánchez. El debate se acercaba sin que la incógnita estuviese despejada.
A unas pocas horas de la investidura, los socialistas trasladaron por fin a Sumar que Sánchez no daría la réplica a Feijóo en el debate. Pero no anticiparon cuál sería su carta estrella, y los de Díaz dieron por hecho que sería su portavoz, Patxi López, sin imaginar que la intervención de Puente rompería completamente el tablero.
El discurso previsto para la líder de Sumar lo terminó leyendo su portavoz y mano derecha, Lois. Un discurso revestido de institucionalidad para una vicepresidenta que al final acabó en boca de una portavoz recién aterrizada.
Malestar de Díaz
La sorpresa fue mayúscula cuando la presidenta del Congreso, Francina Armengol, dio la palabra al ex alcalde de Valladolid, que subía a la tribuna visiblemente satisfecho. Mientras intervenía el dirigente socialista, Díaz llegó a publicar un mensaje extremadamente elocuente, censurando el «espectáculo» que en esos precisos momentos se estaba dando en el Congreso. «El espectáculo es un lujo que solo se pueden permitir los privilegiados, los que no necesitan la política. La ciudadanía no puede perder más tiempo».
El malestar de Díaz se hizo evidente al final de su intervención. El presidente de Gobierno recibió a Puente con un abrazo y puso en pie a la bancada azul. Yolanda Díaz permaneció sentada, con gesto serio y sin aplaudir; una indiferencia que contrastó con el entusiasmo de Irene Montero. Los socialistas habían representado la oposición más dura mientras Díaz, que siempre ha valorado el protagonismo institucional que ofrecen esos espacios -lo supo aprovechar en la moción de investidura fallida de Ramón Tamames-, se vio esta vez relegada y sin protagonismo alguno.
Díaz, fuera de foco
La réplica de Núñez Feijóo terminó de descolocar a Sumar. El candidato del PP se ensañó contra la coalición; aprovechó para airear la pugna interna que mantiene con el partido morado, haciendo referencia directa al ministerio de Irene Montero y situando el espacio como ejemplo de «división«. Arrojó los trabajadores fijos discontinuos -hoy indeterminados- a la candidata. Reprochó a Lois sus referencias a su falta de apoyo, recordando que en Galicia eran una fuerza extraparlamentaria y destacó el «fracaso» de sus 35 diputados frente a los 71 que logró en su día Unidas Podemos. «Yo no sé si los diputados de Sumar caben o no en un cohete», ironizó.
Fuentes próximas a la dirigente detallan que, al escuchar la respuesta de Feijóo, tuvo «ganas» de tomar la palabra (podía hacerlo en cualquier momento al ser miembro del Gobierno), pero finalmente fue persuadida de no hacerlo por dirigentes próximos, para no alimentar el discurso del líder del PP. El resultado es que Yolanda Díaz quedó fuera de foco durante el primer gran debate de la legislatura.
Papel de oposición
El balance de Sumar consiste ahora en pasar página del trance, con la tesis de que la investidura fallida deja paso a otro capítulo: el de la formación de un nuevo Gobierno de coalición del que formarán parte. Pero este primer gran debate ha supuesto un importante aviso.
Yolanda Díaz siempre ha hecho gala de la sintonía con Sánchez y con el PSOE; incluso durante la campaña electoral la coordinación fue patente, en una estrategia de no agresión que llegó a escenificarse como un tándem político durante el debate electoral. Pero el presidente de Gobierno no ha contado esta vez con su aliada, y PSOE ha copado todo el protagonismo en la oposición mientras Sumar quedaba en un segundo plano.
Esta primera advertencia abre ahora el debate sobre qué papel deberá adoptar Yolanda Díaz en una eventual coalición. Sin el contrapeso de Podemos, con su discurso más duro hacia el PSOE, la coalición deberá plantear los riesgos de mantener una posición conciliadora con los socialistas; una posición que puede terminar por convertirlos en subalternos.