Menos biodiversidad, demasiados productos químicos y plásticos, una deforestación demasiado intensiva: seis de nueve límites planetarios que aseguran la vida humana ya se encuentran en la zona roja. Visión holística, precaución y adentrarnos más en el desarrollo sostenible, son las claves para que el planeta recupere la resiliencia que le permite superar el trauma ecológico.

El planeta Tierra es un sistema complejo y dinámico que alberga una gran diversidad de vida. Sin embargo, este sistema está sometido a una creciente presión por parte de las actividades humanas, que afectan a su capacidad para mantener el equilibrio y la estabilidad.

Para evitar que se produzcan cambios abruptos e irreversibles en el funcionamiento del planeta, los científicos han propuesto el concepto de fronteras planetarias, que definen los límites seguros dentro de los cuales la humanidad puede operar sin poner en riesgo el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Las fronteras planetarias son nueve procesos o sistemas clave que regulan el estado del planeta y su interacción con la vida.

Estos son: el cambio climático, la integridad de la biosfera, el uso del suelo, el ciclo del agua dulce, el ciclo del nitrógeno y el fósforo, la carga atmosférica de aerosoles, la contaminación química y la introducción de entidades novedosas, el agotamiento del ozono estratosférico y la acidificación oceánica.

Cada uno de estos procesos tiene un valor umbral o una zona de incertidumbre que no debe ser superado para evitar consecuencias graves e impredecibles para el planeta y la humanidad.

Fronteras traspasadas

Un equipo internacional de investigadores ha actualizado por segunda vez desde 2009 el estado de las fronteras planetarias, incorporando los últimos avances científicos y cuantificando por primera vez todos los procesos.

Los resultados, publicados en la revista Science Advances, muestran que seis de las nueve fronteras planetarias han sido ya sobrepasadas, algunas de ellas de forma significativa. Estas son: el cambio climático, la integridad de la biosfera, el uso del suelo, el ciclo del nitrógeno y el fósforo, la contaminación química, la introducción de entidades novedosas y el agotamiento del ozono estratosférico.

Los autores advierten de que el exceso de presión humana sobre el planeta está reduciendo su capacidad de resiliencia (capacidad de superar condiciones traumáticas) y aumentando el riesgo de cambios abruptos e irreversibles en el sistema terrestre, algunos de los cuales ya forman parte del escenario planetario actual.

Por ejemplo, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero puede provocar un calentamiento global irreversible que altere los patrones climáticos, los ecosistemas y la biodiversidad.

Fronteras amenazadas

La pérdida de bosques tropicales puede afectar al ciclo del agua y al secuestro de carbono. La sobreexplotación de los recursos hídricos puede generar escasez y conflictos.

La contaminación por sustancias químicas y plásticos puede dañar la salud humana y animal. La introducción de especies invasoras u organismos modificados genéticamente puede desplazar o extinguir a las especies nativas.

Por último, la reducción de la capa de ozono aumenta el nivel de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la tierra, lo cual, a su vez, puede aumentar las probabilidades de sobreexposición a los rayos ultravioleta y los problemas de salud asociados con ello, como cáncer, cataratas e inhibición del sistema inmunitario, como ha advertido la EPA, la agencia de protección ambiental de Estados Unidos.

Estado actual de las variables de control para los nueve límites planetarios. Science Advances 2023.


Para ilustrar el estado actual de las fronteras planetarias y su evolución desde 2009, los autores presentan una figura que muestra que el cambio climático, la integridad de la biosfera, el uso del suelo, el ciclo del nitrógeno y el fósforo, la contaminación química y la introducción de entidades novedosas y el agotamiento del ozono estratosférico, han sobrepasado sus límites seguros, mientras que la acidificación oceánica y la carga atmosférica de aerosoles están cerca de hacerlo. Solo el ciclo del agua dulce se mantiene dentro de su zona segura.

Visión holística

Los investigadores hacen un llamamiento a la acción para reducir la huella ecológica humana y restaurar el equilibrio del planeta. Para ello, proponen adoptar una visión holística e integrada que tenga en cuenta las interacciones entre los diferentes procesos planetarios y sus efectos acumulativos.

Asimismo, sugieren aplicar el principio de precaución ante la incertidumbre científica y fomentar la cooperación internacional para gestionar los bienes comunes globales.

Finalmente, abogan por promover una transición hacia un desarrollo sostenible que respete los límites naturales del planeta y garantice la calidad de vida de todas las personas.

Limitaciones e incertidumbres

Además de estos aspectos generales, los investigadores destacan que las fronteras planetarias son un marco conceptual que se basa en la evidencia científica y el consenso de expertos, pero que también tiene limitaciones e incertidumbres.

Por ejemplo, algunos procesos planetarios son más difíciles de medir o predecir que otros, y puede haber interacciones no lineales o retroalimentaciones entre ellos. Además, las fronteras planetarias pueden variar según las regiones o los contextos socioeconómicos, y pueden requerir de adaptaciones locales o regionales.

Cuestión social y ética

Asimismo, señalan que es necesario reconocer que las fronteras planetarias no son solo un problema ambiental, sino también social y ético.

Los autores concluyen que el concepto de fronteras planetarias implica una responsabilidad compartida de la humanidad para gestionar el planeta de forma sostenible y equitativa, respetando los derechos humanos y la diversidad cultural.

Por ello proponen el concepto de «espacio operativo seguro y justo para la humanidad», que combina las fronteras planetarias con los objetivos de desarrollo sostenible.

Referencia

Earth beyond six of nine planetary boundaries. Katherine Richardson et al. Science Advances, 13 Sep 2023, Vol 9, Issue 37. DOI:10.1126/sciadv.adh2458