Quedan horas para que Alberto Núñez Feijóo se someta al examen del Congreso de los Diputados. El líder del Partido Popular se presenta a una investidura que se antoja casi imposible. La suma se queda corta. Llega hemiciclo con 172 votos atados: los de su propio partido más Vox, UPN y Coalición Canaria. Es decir, le faltan cuatro para la mayoría absoluta que le garantizaría llegar a la Moncloa.

La línea marcada por Génova en las últimas semanas deja patente que en la sede popular dan por perdida la investidura. Isabel Díaz Ayuso ya ha pedido la convocatoria de unas nuevas elecciones y el propio Feijóo renunció hace semanas a tratar de convencer al resto de diputados de que el suyo es el mejor proyecto para España. La manifestación que organizaron los populares el domingo en el centro de Madrid da buena cuenta de ello: el objetivo ha pasado a ser desgastar a Sánchez e intentar fragmentar el bloque de izquierdas por las concesiones del PSOE al independentismo catalán.

Sea como fuere, el candidato del PP tendrá que subir a la tribuna del Congreso a exponer las líneas de su hipotético futuro gobierno. También tendrá que escuchar las réplicas del resto de los partidos políticos y responderles. Después asistirá a la primera votación de su investidura (para la que necesitará mayoría absoluta) y, si no sale adelante, a una segunda (en este caso le bastaría tener más ‘síes’ que ‘noes’). La sesión se abrirá el martes 26 de septiembre y es posible que no finalice hasta el viernes 29.

Los pactos de Feijóo

Después de recibir el encargo del Rey y de que Francina Armengol fijase el pleno de investidura para la última semana de septiembre, Alberto Núñez Feijóo anunció su intención de reunirse con todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados, con una única excepción: EH Bildu.

Alberto Núñez Feijóo y Emiliano García-Page. EFE


Así, el presidente del PP mantuvo contactos con Santiago Abascal, Javier Esparza, Cristina Valido, Andoni Ortúzar y Pedro Sánchez. Los tres primeros confirmaron el apoyo de sus diputados al proyecto de Feijóo, pero el candidato designado por Felipe VI se encontró con el portazo del PNV y del PSOE. Con ERC, Sumar, BNG y Junts (pese al amago de reunión con el partido de Puigdemont que levantó ampollas en Génova) fuera de la ecuación, al popular solo le quedaba una opción muy difícil y otra prácticamente imposible: hacer cambiar de opinión a los nacionalistas vascos o lograr un gran pacto con los socialistas, a los que exigieron sentido de estado y altura de miras.

La utopía de PSOE y PNV

Tras la reunión de los líderes de los dos principales partidos, Pedro Sánchez no pudo dejar más claro que no habría una «gran coalición» entre PP y PSOE. Pese a ello, tal y como había anunciado durante la campaña electoral y pese a las críticas de Ferraz, Feijóo nunca renunció a que algún diputado socialista rompiese la disciplina de voto y posibilitara un gobierno popular.

Gamarra, Feijóo y Sémper, durante una sesión plenaria. EP


Pero las grandes esperanzas de Feijóo siempre han estado puestas en el País Vasco. El PNV siempre negó sus votos a cualquier ecuación en la que entrase Vox, pero en Génova no se dieron por aludidos. Pese a su instistencia, ni Andoni Ortúzar ni Aitor Esteban han dudado y han mantenido durante meses que votarán ‘no’ al proyecto de Feijóo.