La investidura de Alberto Núñez Feijóo, sabiendo de antemano que fracasaría, tenía muchos riesgos para el líder del PP. El mes de septiembre se hizo largo en algunos momentos y el debate parlamentario también podía contener trampas. Feijóo llegó a la prueba, quizá, en uno de sus mejores momentos de las últimas semanas. El acto del PP contra la amnistía en Madrid le dio el marco que necesitaba. Y un apoyo que también le reanimó. El resultado de esta primera votación: 172 diputados a favor (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria) frente a los 178 en contra (PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG) le lleva a una segunda votación, el viernes, que confirmará la derrota parlamentaria.
Pero en el PP no hay dudas: el fracaso aritmético no ha impedido una victoria política que lo reconfirma como “líder indiscutible” de la derecha. El propio candidato lo dijo en distintos momentos del debate —“represento a 11 millones de votantes”, entre los que incluía a todos los de las formaciones que le han dado apoyo— emitiendo un mensaje nítido de que permanecerá como líder de la oposición representando la alternativa a Pedro Sánchez hasta que llegue su momento. “Este debate ha servido. Nos hemos retratado todos con nuestras palabras y nuestras ideas. Yo podré no salir como presidente, pero les aseguro que salgo con mis principios”, zanjó en su último alegato antes de que los diputados votaran.
La segunda jornada del debate tuvo como punto álgido el cara a cara con el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Este partido ha sido objeto de deseo del PP desde la noche electoral. Y a pesar de la insistencia para tratar de captar su apoyo, Feijóo siempre supo que los nacionalistas vascos no darían marcha atrás. Convivir con Vox en la ecuación lo hace imposible. Pero eso no impidió que el líder del PP presionara a Esteban con la posición política en la que el partido queda en Euskadi, “compitiendo con Bildu por ser socio de Sánchez” y renunciando a jugar un papel clave en la gobernabilidad al lado del PP.
Surtió efecto a juzgar por la réplica que le dio Esteban, que no escondió su malestar. El portavoz jeltzale puso en valor la “transparencia” con la que su partido ha actuado desde la noche electoral y trató de desarmar el argumento de Feijóo abriéndose al PNV y a Junts, cuando aseguró: “Si estamos nosotros tiene que descontar los 33 de Vox”. También marcó distancias muy serias al concluir que si el planteamiento actual es “amnistía o Feijóo” se quedan con lo primero. Su no era irrevocable. Hubo subida de tono y reproches fuertes. Y quizá por eso Feijóo, al término del debate, se acercó a su escaño a darle la mano. En el PP son conscientes de la tensión parlamentaria, pero dejan claro que no tendrá ningún tipo de consecuencia. Y que seguirán adelante con el intento del cortejo.
“No he podido hacer más”
“Objetivo cumplido” repetían los dirigentes de mayor peso y los integrantes del gabinete de Feijóo, estrechos colaboradores en un discurso que ha sorprendido a los rivales políticos y ha convencido a todos los sectores dentro del PP estos dos días. El propio Feijóo, a su salida del hemiciclo, mostraba satisfacción con el debate. “No he podido hacer más”, decía a los periodistas resumiendo muy bien lo que piensa su formación. En su mano estaba cumplir las expectativas internas con el discurso y poner en aprietos al resto de actores de la Cámara. Pero los apoyos no iban a aumentar.
También fue la primera vez que Feijóo se midió directamente con EH Bildu. Y fue, con diferencia, el grupo parlamentario con el que más confrontó. “Bildu es el único partido que debería tener un cordón sanitario en este Congreso”, llegó a decir, mirando a la bancada socialista, que ya lo confirmó como socio preferente la legislatura pasada.
Dejó claro que “el respeto que le tiene al PNV” no existe para la izquierda abertzale y que “sus votos no los quiere, esos se los dejo a Sánchez”. En realidad, Feijóo no se dejó nada en el tintero en su réplica a la portavoz, Mertxe Aizpurua: “Ustedes llevan en las listas condenados por delitos de sangre y vienen aquí dando lecciones de democracia. No señorías, como ustedes no hay nadie en España. No mezclen el soberanismo de Bildu con el soberanismo catalán o gallego”, afirmó, exigiendo una vez más que pidiese “perdón” por los crímenes de ETA y que ayudase a esclarecer los asesinatos sin resolver.
Durante las negociaciones con los grupos para su investidura y a pesar de que luego dio marcha atrás con Junts tras la comparecencia de Carles Puigdemont donde pregonó sus exigencias, Feijóo ya excluyó a Bildu de las reuniones, insistiendo en la idea que repitió desde la tribuna: “Ustedes ni son Junts, ni ERC, ni el BNG. Son otra cosa. Yo entiendo que se rían, se han reído de España durante tanto tiempo y lo siguen haciendo”.
“El que calla otorga”
Minutos antes de que la votación confirmara el no del Congreso a Feijóo, el líder del PP se dirigió por última vez a la bancada socialista. No consiguió el día anterior el cara a cara con Sánchez que pretendía y que llevaba preparado. Se encontró con el diputado por Valladolid, Óscar Puente, en su lugar y asumió que el PSOE pretendía dinamitar el debate.
Pero, aún así, no dejó de buscar el cuerpo a cuerpo con el presidente en funciones y remató la idea este miércoles: “Ha preferido escapar para no decir la verdad sobre sus negociaciones con el independentismo, las exigencias que le han puesto, la amnistía y la financiación de todo ello. Ya veremos la intensidad de su silencio. No ha querido subir a la tribuna porque no podría defender lo que defendía hasta ayer”, zanjó.
“La ‘autorictas’ de Feijóo en este debate ha sido innegable. Ha cumplido su papel como candidato a la investidura y a la presidencia del Gobierno. Se puede perder ganando”, resume un dirigente de la cúpula.