Dismorfia corporal es la enfermedad desconocida que acaba de saltar a la actualidad.
Miriam Doblas, más conocida como Lola Índigo, saltó a la fama por su participación en el concurso ‘Operación Triunfo’ (Televisión Española) en el año 2017. Con su primer sencillo Yo ya no quiero ná alcanzó el doble disco platino en diciembre de 2018. Y en la actualidad, cuenta con tres álbumes de estudio: Akelarre, La niña y El Dragón.
Pero ha sido durante uno de sus últimas actuaciones, en Guadalajara, cuando la cantante y bailarina ha dado mayor trascendencia a sus palabras y se ha sincerado con sus fans:
- «Poder enseñar esto (señalando su muslo), esto (tocando su barriga), esto (aprieta su nalga)… Y estarán diciendo las madres de los niños: ¿Por qué hace eso? Pues te lo voy a decir».
Y a esa pregunta que se hacía ella misma decidió responder ante miles de seguidores confesando que sufre un trastorno llamado dismorfia corporal.
Y así lo explicaba ella misma con palabras que reproducimos textualmente:
- «A santo de lo que he dicho antes, hay una cosa que se llama dismorfia que te pasa mucho y es cuando empiezas a distorsionar tu propia imagen de tu cuerpo por lo que dicen los demás, por lo que ves en redes sociales, por lo que ves en televisión…
- Y, especialmente, cuando estás completamente expuesto a la gente y tu imagen está constantemente en vallas publicitarias de ropa interior o bikinis o en revistas o en un montón de cosas, empiezas a distorsionar la imagen de ti misma«.
Un trastorno por el que «me ha costado muchísimo quererme, me ha costado muchísimo aceptarme, he tenido que hacer un trabajo que me ha llevado años, de amor propio, de autoestima y de terapia».
¿Qué es la dismorfia corporal?
El trastorno dismórfico corporal (TCD) es la obsesión excesiva y desproporcionada por la apariencia física, y se agrava con el uso de los filtros que se utilizan, por ejemplo, en aplicaciones como Instagram o TikTok.
Según explica un estudio de la Universidad Católica de Chile:
- «Estos potenciales pacientes frecuentemente consultan a dermatólogos y cirujanos plásticos, con la idea de mejorar sus defectos físicos”.
- «Los defectos que son objeto de preocupación son distintos, dependiendo del país y cultura. Porque los factores socioculturales juegan un rol importante en el desarrollo del TDC».
- «La raíz está en que los medios de comunicación promueven el ideal de cuerpo perfecto y la satisfacción por la imagen corporal, y en la sociedad actual eso se ha transformado en un objetivo fundamental».
- «La consecuencia más grave es que esa preocupación se puede convertir en patológica cuando alcanza límites irracionales».
Redes sociales y publicidad como «incentivadores» de la dismorfia
Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), señala que
- «Las redes sociales, junto con la publicidad, son los medios que más favorecen la exposición pública de cuerpos y la categorización de estos. Y funciona bien esta categorización porque de alguna manera hemos sido sus consumidores pasivos y la hemos llegado a normalizar».
Pero la búsqueda de la perfección propiciada por estos filtros muy populares en las redes sociales, y que ofrece una imagen irreal, ha provocado un aumento de consultas para realizarse retoques estéticos.
Como deja demostrado la investigación, existe diferencia en la parte del cuerpo afectada según el sexo:
- «En las mujeres son los pechos, los muslos y las piernas, las zonas de mayor preocupación.
- En cambio en los hombres predomina la atención a los genitales, la masa muscular y el pelo».
Por ello, Cabero puntualiza que las fotografías en las redes sociales no son un reflejo de nosotros mismos.
- «Son nuestras mejores fotos en nuestros mejores momentos y en las mejores posiciones, lo que hace que tomemos una dimensión diferente de nuestros cuerpos».
Dismorfia del selfi: Síntomas y tratamiento
Como ya se ha comentado, los adolescentes son los más vulnerables a este nuevo trastorno, que tendría como síntomas capaces de encender las alarmas, los siguientes:
- Inseguridad.
- Baja autoestima.
- Comparación con los demás.
- Mirarse compulsivamente en el espejo.
- Uso excesivo de maquillaje.
- Aseo desmedido.
Tal y como explica Montserrat Lacalle Sisteré, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, “en esta etapa es básica la comparación con otros”.
- «Buscas grupos de iguales, buscas tu lugar. Los referentes externos son muy importantes. Si en esa búsqueda tienes referentes que no son reales, estamos perdidos: te comparas con algo que no existe y tu nivel de exigencia es tremendo».
¿Cuándo hay que pedir ayuda profesional?
La dismorfia del selfi puede empeorar, aún más, los casos de TDC. «Porque nos muestran como un ideal algo que no es perfecto, sobre todo porque no es real. No me estoy comparando con la modelo de cuerpo perfecto, sino con un montaje de Photoshop«.
Y al final las cosas se complican tanto en el interior de nuestras cabezas, que el trastorno dismórfico corporal acaba necesitando de la ayuda de un profesional con el que se puede trabajar la aceptación de uno mismo.
La intervención de un psicólogo es clave para ganar autoestima y autopercepción.
- «Tenemos la responsabilidad social de proteger a los adolescentes. Aprender a aceptarse es vital, y las redes sociales en este sentido solo traen insatisfacción. Hay que cuidar la salud mental y aprender a gestionar los conflictos viendo las redes sociales como lo que son, un mundo de apariencias«.