Al menos 200 personas han resultado heridas por la explosión de un depósito de combustible en la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, tomada por el Ejército de Azerbaiyán tras una operación militar inciada el pasado 19 de septiembre y que duró apenas 24 horas.
«Como consecuencia de la explosión en un depósito de combustible, el número de heridos supera los 200. El estado de salud de la mayoría es grave o extremadamente grave», ha informado el defensor de los Derechos Humanos de Arstaj, Gegham Stepanián, en su cuenta de la red social X, antes Twitter.
Además, ha indicado que las capacidades sanitarias del territorio «no son suficientes» para brindar una correcta atención médica a todos los heridos y ha pedido la llegada «urgente» de ayuda.
Tan solo unas horas antes, una delegación oficial azerí pactó con representantes armenios de Nagorno Karabaj la entrega de ayuda humanitaria, el despliegue de servicios sanitarios y una comisión conjunta de trabajo para restablecer los servicios básicos y rehabilitar la infraestructura de la región.
La región de Nagorno Karabaj es un territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur recuperado por Azerbaiyán en una ofensiva militar de apenas 24 horas iniciada el pasado 19 de septiembre. Hasta entonces la zona, de mayoría armenia, había estado más de tres décadas bajo control de fuerzas proarmenias pese a que la comunidad internacional reconocía la región como de soberanía azerí.
En la zona viven unos 120.000 armenios, de los que al menos 6.500 se han trasladado a Armenia desde la firma del alto el fuego la semana pasada, según ha confirmado este lunes el Gobierno armenio.
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, afirmó el domingo que la posibilidad de que la población armenia de la región de Nagorno Karabaj se traslade a Armenia en el marco de la reintegración del territorio en Azerbaiyán está aumentando, antes de advertir del peligro de una «limpieza étnica».
Las autoridades azeríes, sin embargo, han sostenido en todo momento que su intención es que estas personas puedan permanecer en sus hogares y ha prometido respetar sus derechos, si bien ha señalado que los miembros de grupos armados proarmenios y de las Fuerzas Armadas armenias deberán entregar las armas y salir del país conforme a lo pactado.