Nunca en la historia hubo tantas personas juntas en el Metropolitano, un total de 69.082. Nunca hubo tantos atléticos felices en un mismo espacio, exultantes con la contundente victorias en el derbi tras el mazazo del 3-0 en Mestalla de la semana pasada, tras la incredulidad de ver al portero de la Lazio quitándole dos puntos en el debut del curso en la Champions.
Fue una noche grande como pocas en el coliseo rojiblanco. Una jornada para la consolidación de Griezmann y Morata, para la rehabilitación de Saúl como el futbolista de élite que había sido y para que emerja una nueva e improbable estrella en el Atlético. Un muchacho en el que nadie había reparado hasta hace unos meses y que responde al nombre de Samuel Dias Lino, ‘Samulino’ para los amigos.
De tercero en discordia a titular
Era el brasileño un futbolista destinado a tener que buscarse la vida fuera del Metropolitano esta temporada. La jerarquía de Carrasco y el fichaje de Galán invitaban a pensar en él como un descarte de Simeone, al igual que ocurrió el curso pasado, cuando se fue cedido al Valencia. Sin embargo, el Cholo acabó viendo en el brasileño a una esponja capaz de asimilar lo que esperaba de él, algo que no todos consiguen (véase Joao Félix). La marcha de Carrasco a Arabia Saudí, recibida con los brazos abiertos por Gil Marín, hizo el resto.
El derbi del Metropolitano era la primera prueba de fuego para Lino, amenazado por las caídas a la banda de un Bellingham que quedó minimizado por el Atlético y las apariciones por esa zona de los Valverde y Rodrygo. Podía detectar Ancelotti en él un punto flaco de los colchoneros, pero lo que se encontró fue todo lo contrario.
Porque Lino fue el mayor quebradero de cabeza para un Real Madrid demasiado blando en los duelos y con una tendencia preocupante para desordenarse en defensa. Una carencia, esta última, a la que el carrilero izquierdo del Atlético contribuyó de forma decisiva. Su verticalidad y su búsqueda de asociaciones con un sacrificado Griezmann y un inspirado Saúl se acabaron convirtiendo en el trampolín sobre el que el Atleti se impulsó para salir victorioso del derbi.
Lino participó en los tres goles
Apareció Lino en la narración de los tres goles. En el primero, sirviendo el centro a Morata; en el segundo, dando el pase en profundida a Saúl para que este sirviera la asistencia a Griezmann; y en el tercero, triangulando con el francés y el alicantino para el capitán de la selección española firmara su particular doblete. Los dos primeros goles, por cierto, que le marca al Real Madrid en LaLiga.
Los movimientos ofensivos del brasileño desnudaron todas las carencias tácticas del 4-3-1-2 que trata de instaurar Ancelotti en el Madrid ante su evidente sobrepoblación de centrocampistas y escasez de delanteros. Lino y Saúl interpretaron a la perfección la falta de ayudas a Lucas Vázquez para cubrir la banda, potenciada por la labor de señuelo de Griezmann para atraer la atención de Valverde, quien más debía auxiliar a su lateral en esa tarea. Ninguno de ellos pudo con Lino, el nuevo ídolo de 69.082 espectadores. Y de tantos que lo vieron en casa.