A Luis Rubiales se le veía hace unos días por Madrid, entrando en coche y sin llamar demasiado la atención a la plaza de garaje de su vivienda particular. Sí, ese lujoso ático en la calle Ferraz cuya hipoteca estuvo pagando en parte durante un par de años largos con aportaciones (legales, hasta que alguien diga lo contrario) de 3.000 euros mensuales de la RFEF y que ahora, perdidos sus generosos sueldos de presidente de la RFEF y vicepresidente de la UEFA, ha puesto en venta por 2,5 millones de euros en varios portales inmobiliarios.
Eso fue antes de que tuviera que acudir a declarar a la Audiencia Nacional, acusado de un doble delito de agresión sexual y coacciones por su beso no consentido a Jenni Hermoso y las presuntas presiones a las que posteriormente sometió a la futbolista y a su entorno cercano para que le exculpara públicamente.
Una comparecencia, acompañado de la prestigiosa abogada penal Olga Tubau, que dio el pistoletazo de salida, hace 10 días, a la causa que instruye el juez Francisco de Jorge, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, que esta semana vivirá días decisivos con sucesivas declaraciones de testigos.
Rubiales se aleja del foco
Mientras eso sucede, Rubiales ha optado por alejarse de la capital, al menos por un tiempo, consciente de que está en el foco mediático. En los últimos días, se le ha podido ver por Granada capital caminando por el Paseo de los Tristes, junto a su pareja sentimental, y dejándose ver, con aire despreocupado, por las calles del Albaicín en dirección al Sacromonte.
En Granada tiene familia y pasa más desapercibido que en su Motril natal, una ciudad que durante días estuvo sitiada por periodistas esperando, sin éxito, que Rubiales apareciera por ahí para captar una imagen o, mejor aún, una declaración del dimitido presidente de la RFEF.
Granada, en fin, es un refugio más apacible para él mientras en la Audiencia Nacional se comienza a dirimir su futuro judicial. El juez De Jorge escuchará durante la jornada de hoy a allegados de Hermoso (no se ha desvelado si algunos de ellos, o todos, son familiares, pero son compañeras de la selección), así como a los peritos que elaboraron el informe de la defensa de Rubiales. Según asegura ‘Europa Press’, citando fuentes judiciales, algunos de los citados declararán por videoconferencia.
Cuatro empleados de la RFEF
El jueves será el turno, también en calidad de testigos, de cuatro personas que en el momento de los hechos eran empleados de la RFEF. Se trata del director de fútbol de la selección masculina, Albert Luque; el director de marketing, Rubén Rivera; la jefa de prensa de la selección femenina, Patricia Pérez; y el director de integridad, Miguel García Caba. Este último fue destituido el viernes por el presidente de la gestora, Pedro Rocha.
Luque y Rivera, según ‘Europa Press’, fueron dos de las personas por las que la fiscal del caso, Marta Durántez, preguntó a Rubiales, de cara a conocer si habían coaccionado a Hermoso, algo que el expresidente de la RFEF negó. El ya exseleccionador Jorge Vilda, que no ha sido llamado a declarar, sería otra de las cinco personas mencionadas en el interrogatorio de la Fiscalía.
Tres jugadoras de la selección, testigos
Para el próximo lunes quedarán los testimonios de tres de las compañeras de Jenni Hermoso en la selección absoluta. Según han publicado varios medios, las jugadoras a las que el juez quiere escuchar son las capitanas Irene Paredes y Alexia Putellas y la portera Misa Rodríguez.
Las dos primeras son futbolistas del FC Barcelona (Misa lo es del Real Madrid), por lo que habrá que ver si el juez opta por recabar su testimonio por videoconferencia.
Queda pendiente, entre otras diligencias, la declaración de la víctima, Jenni Hermoso. El juez todavía no la ha citado y lo previsible es que lo haga unas vez escuchado el testimonios de todas las personas que fueron testigos de los hechos.