El el momento de apender, con la colaboración de prestigiosos endocrinos, que la palabra mágica para adelgazar es «impedanciometría» nutricional, porque ella nos marca el camino y nos aleja de las mentiras de la báscula.

Y es ahora el momento porque para muchas personas el nuevo año no empieza tras la Nochevieja, sino que lo hace justo ahora, a la vuelta del verano. Es en estos días cuando nos marcamos los nuevos propósitos meditados durante las vacaciones. Eso sí, estos propósitos son muy similares a los de año nuevo:

  • Dejar de fumar
  • Practicar más deporte
  • Recuperar la línea en el caso de haber cogido algún kilo de más como consecuencia las vacaciones. 

¿Y qué es lo primero que hacemos? Pues pesarnos para ver cuánto hemos ganado y cuántos kilos queremos perder. Pero, ¿el número que aparece en la báscula es realmente significativo? ¿Qué importancia debemos de darle?

Pues desde el servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor aseguran que fijarnos únicamente en lo que nos muestra la báscula y obsesionarnos con ese número deseado que queremos conseguir es un gran error. Y es que los expertos explican que “el peso da igual, lo realmente importante es saber la cantidad de grasa que tenemos en el cuerpo y mejorar nuestra composición corporal”.

Todos los kilos no son grasa

Cuando se habla de composición corporal se refiere a los distintos porcentajes de grasa, huesos, agua y músculos que conforman el cuerpo humano. Y cada persona tiene su propia composición corporal. Así, dos personas “del mismo sexo con el mismo peso pueden verse totalmente distintas porque su composición corporal no es la misma”, explican los endocrinos del Sagrat Cor.

“El cuerpo humano está formado por huesos, agua, músculos y grasa. Cada uno de estos elementos tiene una masa y volumen diferente, por lo que en realidad es una cuestión de densidad (masa/volumen)”, añaden. 

Teniendo en cuenta esto, los músculos, por ejemplo, son un 18-20% más denso que la grasa, por lo que 1 kilo de músculo ocupa menos volumen que 1 kilo de grasa. De ahí la insistencia de los endocrinos de que no nos obsesionemos con conseguir determinado peso. El objetivo, explica los especialistas, es “disminuir el exceso de grasa corporal transformándola en músculo”.

No todos los kilos que aparecen en la báscula son de grasa.


¿Cómo saber cuál es mi composición corporal?

Cuando nos subimos a la báscula de casa solo vemos un número. Entonces ¿cómo saber qué proporción de agua, huesos, músculos o grasa está conformando ese número? Pues los especialistas en endocrinología tienen una forma de analizarlo, la impedanciometría, que permite determinar qué porcentaje de nuestro peso es grasa y cuál es agua corporal. 

Se trata de una prueba muy sencilla ya que se parece a una báscula normal, pero los datos que aporta son esenciales para poder diseñar una estrategia de plan deportivo y nutricional en función de nuestras necesidades, bien sea perder grasa, bien construir músculo o ambas. 

“Y ahí llega el momento de empezar a comer de forma saludable, reduciendo el consumo de alimentos grasos, y de realizar deporte de forma cotidiana combinando el ejercicio cardiovascular con ejercicios de fuerza. La clave está en primero perder grasa y luego tonificar los músculos”, explican los expertos.

No confundir composición corporal con IMC

Para concluir, los endocrinos del Sagrat Cor advierten de que es importante no confundir el análisis de composición corporal con el conocido IMC (índice de masa corporal). El IMC es un índice sobre la relación entre el peso y la altura, generalmente utilizado para clasificar el peso insuficiente, el sobrepeso y la obesidad en población adulta. 

En cambio, al igual que ocurre con la báscula de casa “la composición corporal no es algo valorable a través del IMC, pues únicamente tiene en cuenta la altura y el peso, pero no cómo está distribuido éste último (masa muscular, masa grasa y esqueleto óseo)”. 

De hecho, en opinión de los endocrinos, el IMC generalmente sobreestima el tejido adiposo en aquellos con mayor masa corporal (por ejemplo, los atletas) y subestima el exceso de grasa en aquellos con menor masa corporal.