La Guerra del Yom Kippur, vivida de manera opuesta por Israel y Egipto, dejó a Israel en introspección, a pesar de su innegable logro militar. La reflexión israelí se centra en la pérdida y el trauma, contrastando con la celebración egipcia.
El final de la Guerra: Triunfo israelí, celebración egipcia
El 24 de octubre de 1973 marcó un hito cuando Israel posicionó sus fuerzas a las puertas de El Cairo y a escasa distancia de Damasco. Sin embargo, la conmemoración de esta guerra muestra dos caras de una misma moneda.
Para Egipto, la Guerra de Octubre representa una jornada de orgullo nacional, repleta de desfiles y conmemoraciones. A pesar de las grandes pérdidas humanas, el sentido de la victoria resplandece.
En contraste, Israel revive esta fecha con melancolía, recordando la sorpresiva embestida en su día más sagrado y debatiendo los fallos estratégicos y de inteligencia.
Comprender el contraste de percepciones
Egipto, aún llevando el recuerdo de la Guerra de los Seis Días, ve en esta batalla un resurgir del orgullo árabe. El audaz movimiento de cruzar el canal de Suez y sorprender a Israel simboliza una restauración de su honor.
Por su parte, Israel mira más allá de la victoria táctica. La sorpresa inicial, el reajuste de estrategias en pleno combate y el rápido cambio de rumbo en el campo de batalla, si bien demostraron una admirable adaptabilidad militar, dejaron una huella traumática en su psique nacional.
El valor táctico del Yom Kippur
El historiador Michael Oren destaca que, desde el punto de vista militar, esta guerra tiene un valor inestimable. Las academias militares del mundo no se centran en la rápida victoria de la Guerra de los Seis Días, sino en el asombroso viraje táctico de Israel durante el Yom Kippur.
La maniobra de Ariel Sharon cruzando el canal de Suez y la capacidad de Israel de redefinir su doctrina militar en tiempo real son consideradas lecciones magistrales en estrategia de combate.
El impacto emocional del conflicto
A pesar de la victoria militar y de la adaptabilidad táctica demostrada, el verdadero legado de esta guerra para Israel radica en el trauma emocional y psicológico. El sabor amargo de una victoria que comenzó con una sorpresa dolorosa persiste en la memoria colectiva israelí.
Israel y su experiencia militar frente a eventos críticos como la Guerra del Yom Kippur destacan la interacción entre bajas, tecnología militar y la reconfiguración política. En esta confrontación, aviones de combate, tanques y artillería se vieron desafiados, afectando las visiones estratégicas del ejército y de las alianzas militares.
Israel y el peso de sus bajas en el Yom Kippur
A pesar de victorias previas, la percepción israelí del Yom Kippur es dominada por sus altas bajas. La sorpresa inicial y las consecuencias dejaron a Israel marcado, con un 0,08 % de su población perdida en apenas 18 días de enfrentamientos.
Comparativamente, el conflicto de 1967 tuvo menor impacto con un 0,03 %, y la campaña del Sinaí en 1956 registró un 0,01 %. Estos números resaltan la intensidad y el desafío que representó el Yom Kippur para Israel.
Udi Lebel, experto en relaciones cívico-militares de la Universidad de Bar-Ilan, sugiere que el Yom Kippur es un reflejo de la sociedad israelí, donde, a pesar de victorias en el campo de batalla, las bajas son el verdadero indicador de éxito o fracaso.
Reinterpretaciones: De la euforia victoriosa a la crítica social
Después del Sinaí en 1956, Israel celebró una victoria a pesar de las pérdidas humanas y territoriales. Sin embargo, 17 años más tarde, la perspectiva cambió, centrándose en las bajas y obviando los logros militares.
Lebel explica este cambio, resaltando que ciertas comunidades vieron necesario impulsar una narrativa de trauma nacional para promover sus agendas políticas y sociales post-Yom Kippur.
Por ejemplo, la nueva izquierda israelí, representada por Peace Now, utilizó el trauma de la guerra y el alto costo humano para impulsar una visión pacifista y de concesión territorial. Para ellos, Israel podría haber evitado el conflicto y sus bajas con estrategias diplomáticas efectivas.
Reconfiguración política: De la izquierda a la derecha
El trauma del Yom Kippur generó cambios profundos en la política israelí. La percepción de la guerra como un desastre favoreció la visión de la izquierda, mientras que también fortaleció a la nueva derecha y al movimiento de asentamientos Gush Emunim.
La derecha argumentó que, de haber actuado con instinto sionista y sin temer a las opiniones externas, se habría llevado a cabo un “ataque preventivo”, evitando muchas de las bajas del conflicto.
Esta dicotomía entre izquierda y derecha ha redefinido las visiones estratégicas y militares de Israel, enfatizando la importancia de equilibrar la diplomacia con la acción militar.
El viraje de la derecha israelí y la percepción global
Post-Yom Kippur, la nueva derecha israelí adoptó un enfoque decidido, impulsando asentamientos en Judea y Samaria, a pesar de las objeciones de entidades como Estados Unidos y la ONU. Esta postura firme se fundamentaba en la visión de que la guerra fue una contundente derrota, facilitando la promulgación de su programa político.
El eco de la contienda resonó también en aquellos defensores de un incremento en los gastos en defensa y en la modernización tecnológica de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Para esta facción, la lección fue clara: Israel debía liderar en tecnología militar para evitar futuras sorpresas adversas.
El legado de la guerra no fue solo militar; impulsó un cambio drástico en la sociedad civil israelí. Medios anteriormente complacientes se tornaron críticos, y ONG, antes en segundo plano, emergieron como actores principales para impulsar el cambio social.
El dilema de la toma de decisiones en conflictos bélicos
La magnitud del impacto de la Guerra del Yom Kippur se evidencia en la prudencia de los líderes políticos actuales de Israel al contemplar la guerra como una opción. La aversión a sufrir bajas significativas y la conciencia de que cualquier conflicto será juzgado tanto por el resultado en el campo de batalla como por el costo humano, ha reformulado el enfoque bélico del país.
Esta tendencia, apuntada por Lebel, indica una inclinación hacia operaciones rápidas, limitadas y altamente tecnológicas. Una generación de líderes, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu, aunque no participó directamente en la guerra, sigue influenciada por las sombras de 1973.
El temor y la cautela derivados de ese conflicto siguen siendo factores determinantes en las decisiones políticas y militares del país, medio siglo después.
Reevaluación de la percepción de la Guerra del Yom Kippur
Para figuras como el premio Nobel Yisrael Aumann, la narrativa dominante sobre la Guerra del Yom Kippur es incorrecta. En su perspectiva, la verdadera tragedia radica en cómo se ha interpretado la guerra, no en sus acontecimientos reales. Aumann defiende que la contienda no minó la fortaleza de Israel por las acciones de Egipto, sino por la autoimagen de fracaso que el país adoptó.
A pesar de las percepciones arraigadas, Aumann aboga por una revaluación: es esencial para honrar a los caídos, fortalecer la resistencia nacional y mirar al futuro con claridad y determinación.
Finalmente, en palabras de Aumann, es imperativo proclamar: “Ganamos la Guerra de Yom Kippur. A lo grande”.
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