Inicio International Fue decepcionante que no tuviera un posicionamiento más conciliador

Fue decepcionante que no tuviera un posicionamiento más conciliador

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El periodista Jordi Évole ha criticado el «ruido» originado por el estreno en el Festival San Sebastián de No me llame Ternera, el documental en el que recoge el testimonio del exmiembro de ETA Josu Ternera, sobre el que afirma estar «decepcionado» por su lenguaje poco «conciliador».

«Hoy se ven encuestas que muestran que jóvenes de 20-25 años no saben quién fue Miguel Ángel Blanco. Es una anomalía de este país que no sabe mirar a su pasado aunque duela. La historia duele pero tenemos que decidir si queremos estar en la parte que canta «Que te vote Txapote» o en la parte de conocer quién era Txapote. Yo sé donde quiero estar», ha asegurado este sábado en rueda de prensa acompañado de su compañero Màrius Sánchez en el Palacio de Congresos Kursaal de San Sebastián.

El periodista ha lamentado que «en un festival en el que se presentan películas de gente como Fernando Trueba, José Antonio Bayona o Isabel Coixet» haya hecho tanto «ruido» un documental como el suyo. «No era nuestra intención llegar con tanta expectación», ha afirmado.

Évole ha reconocido que no esperaba que el documental «creciese como lo ha hecho». Aunque dice estar acostumbrado a las polémicas, nunca imaginó una carta como la firmada por más de 500 personas, entre ellas el filósofo Fernando Savater, el escritor Andrés Trapiello y la europarlamentaria de Ciudadanos y víctima de ETA Maite Pagazaurtundúa, contra la proyección en el Festival de San Sebastián. «Los que hicieron el comunicado en contra del documental han marcado por dónde iría los comentarios de la película. Nos hubiese gustado un visionado previo», ha indicado.

«No estábamos preparados para ese ruido», ha señalado el periodista, que ha lamentado que se criticase el filme sin verlo y que se le enmarcase en un proceso de blanqueamiento de ETA.

«Es un tema siempre espinoso. Lo cojas por donde lo cojas puedes pinchar, pero habríamos preferido que se hubieran dicho las cosas después de ver la película», ha apostillado.

Un «militante fanático»

Évole y Sánchez han explicado que la entrevista con Urrutikoetxea fue grabada en mayo de 2022. La consiguieron «a base de picar mucha piedra» y tras una negativa inicial. Pero una vez aceptada, Ternera no planteó condiciones ni que se pasaran líneas rojas, algo que, asegura Évole, no hubieran aceptado. En ese caso, los directores no habrían aceptado hacerla, ha remarcado Évole.

A raíz de la autoinculpación en el crimen amnistiado del alcalde de Galdakao en 1976, decidieron buscar a la otra víctima de este atentado, el policía municipal Francisco Ruiz, que sobrevivió tras haber sido tiroteado y que accedió a participar en el documental.

Los responsables de No me llame Ternera se han encontrado con alguien «obsesionado por la imagen que se tiene de él en los medios», un «militante que pone a la organización por encima de todo» y que «habla mucho más para dentro que para fuera, a los presos, a la militancia», lo que, según Màrius Sánchez, «anula la posibilidad de un discurso más conciliador». Su compañero Évole ha añadido que entre los miembros de la izquierda abertzale hay «cierta cobardía en decir todo lo que piensan» para no ser considerados «disidentes».

Cuando un periodista se ha referido al exjefe de ETA como un asesino, Évole ha insistido en referirse a él como «un militante fanático», explicando que, según él, no les corresponde entrar en determinadas calificaciones.

Évole ha indicado que su propósito al pensar en el documental era «arrojar luz donde nunca había habido luz». «Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto, el punto de vista de ETA. Para nosotros era importante conocerlo por muy doloroso que pudiera ser. Era nuestro deber periodístico, es un orgullo absoluto haberlo hecho».