Qué difícil es hablar solo sobre fútbol en la previa de un partido cuando todo el contexto que lo rodea va mucho más allá. España debuta en la Nations League, contra Suecia, en la primera edición de la competición y con el billete a los próximos Juegos Olímpicos de París en juego. Y lo que tendría que ser un gran evento por la importancia deportiva que conlleva se ha convertido en el escenario de una revolución en el fútbol femenino y «por qué no», como dijo Alexia Putellas, «en la sociedad».
Ni las futbolistas quieren estar aquí -pues así lo han manifestado- ni están para pensar en el partido. Han sido muchos días de reuniones hasta altas horas de la madrugada y llevan un cansancio acumulado que no es para nada positivo para la salud de las futbolistas. La concentración arrancó un día más tarde de lo previsto y solo han podido realizar dos entrenamientos antes del partido, uno de ellos muy suave porque fue el día después de la cumbre de Oliva y en campo descubierto y de fácil acceso para el público.
De hecho, desde que se anunció la convocatoria a los medios para la presentación y la primera lista de Montse Tomé, cada día ha sido una incertidumbre, ha habido muchos cambios de horarios y de localidades, y ha sucedido algún que otro imprevisto. Ese acto se pospuso al lunes, así que la concentración arrancó un día tarde. Las futbolistas del Barça también llegaron, por una avería en su avión de Barcelona a Valencia, un par de horas tarde a la concentración y cumbre y todo se retrasó. Y el vuelo -chárter- que desplazó a toda la expedición a Gotemburgo sufrió otro retraso de dos horas más, esta vez por congestión en el espacio aéreo alemán. Ni en el guion de la mejor película se podría haber previsto.
Con el apoyo de Suecia
La revolución de las internacionales españolas, que por fin ha empezado a dar sus frutos y se está traduciendo ya en cambios concretos, ha traspasado fronteras. Nunca antes se habían unido tantas jugadoras de tantos países -justo en el mejor momento del fútbol femenino- por una causa. Inglaterra, Alemania, Australia, entre otras. Y también Suecia. Tanto es así, que para este partido las futbolistas suecas y las españolas van a realizar un acto conjunto ‘sorpresa’ antes del partido.
«Es una lucha de una gran generación, hay que cambiar cosas. Tienen que venirse arriba, tener el apoyo del resto de España y del mundo. Son años que hay que luchar para tener cambios necesarios. Estamos con ellas, es una lucha de España y de todos. Es una lucha social y del deporte», dijo en la previa Kosovare Asllani, ex del Real Madrid y ahora en el Milan. «Vamos a mostrar nuestro apoyo a las españolas durante el partido. Vamos a hacer algo juntas. No voy a decir el qué, no queda tanto, lo vereis mañana».
También se posicionó el seleccionador, Peter Gerhardsson, nominado al ‘The Best’: «Hay evolución y revolución. Me asombra cómo lo han tratado todo y que estén hoy aquí. Algo tiene que ocurrir. La seguridad es muy importante, no solo en el fútbol, para sentirte bien en tu trabajo. Es importante que se sientan seguras y que estén felices. Porque así conseguirán cosas. Hay que trabajar en ello, y esta evolución no debe parar».
Primero contra segundo
En lo deportivo, el partido también tiene todos los ingredientes para ofrecer espectáculo. Ambas selecciones estrenan posición en el ránking FIFA. Suecia se estrena como primera. España, como segunda, tras la gran remontada con la consecución del Mundial. Se repite la semifinal que se disputó en Auckland y que terminó 2-1 para la Roja con goles de Salma Paralluelo y Olga Carmona y de Rebecka Blomqvist.
Preicsamente la delantera del Wolfsburgo no estará en el césped del Gamla Ullevi, pues se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla hace un par de semanas. Y tampoco Fridolina Rolfö, también intervenida de la rodilla por una lesión en el menisco. Y Montse Tomé no podrá contar tampoco con Salma, ni con Esther González, Alba Redondo o Ivana Andrés, lesionadas. Es su primer test y quiere demostrar que, al menos por lo deportivo, es la entrenadora para esta nueva etapa.