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Si se trata a tiempo no es un peligro

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La propagación de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) atemoriza a los ganaderos. Las regiones con mayor tradición de vacuno de España temen las consecuencias de la picadura del mosquito culicoides, capaz de provocar sintomatología grave en el ganado, abortos e incluso la muerte del animal.

Recientemente, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación Luis Planas se pronunció sobre la última amenaza a la ganadería extensiva y señaló que «es una situación de riesgo en la que tenemos que ser perfectamente conscientes de que hay que coordinar y unir los esfuerzos entre quienes constitucionalmente responsable de la sanidad animal».

Desde el campo, la reacción del Gobierno se antojaba tardía: «No se le ha dado la importancia que merecía desde el principio porque no afecta a la salud pública. Es un problema solo para los ganaderos», lamentó en conversación con El Independiente Juan Luis Delgado, presidente de ASAJA Salamanca y responsable de vacuno de la organización agraria.

Las víctimas se continúan contando por decenas y ni España ni la Unión Europea gozan de un plan estratégico para combatir el virus. Un veterinario experto en la materia asegura en declaraciones a este diario que la mortalidad provocada por la EHE se puede reducir «hasta el 2% de los casos».

«Cuando aparecieron los primeros casos en Andalucía se compartieron imágenes en los foros de veterinarios. Nos asustó mucho», comenta el especialista, que da varias claves para salvar a las vacas: «Hay que ver el ganado día a día. Si se ve el primer síntoma o algo raro en un animal hay que apartarlo del resto para tratarlo individualmente. Antiinflamatorio y un antibiótico general para evitar que se acentúe el proceso neumónico y la inflamación. De esta manera, los animales no lo pasan tan mal y la mortalidad cae a un 2%».

Inmunizar al ganado

El veterinario apunta que «igual que les pasó a los médicos con el coronavirus en las personas, nosotros hemos aprendido de la enfermedad con el avance de la misma». El trato individual, «animal por animal», es un factor determinante para disminuir los estragos en una explotación ganadera: «Hay que separar las vacas, no porque se vayan a contagiar entre ellas -el virus no se transmite de vaca a vaca-, sino para darle una atención individual. A campo no se puede tratar los animales bien», insiste el experto.

El gran condicionante para el ganadero es no detectar la enfermedad hasta el tercer o cuarto día de enfermedad, cuando ya hay neumonía. «Si se trata a tiempo no hay peligro. No es una enfermedad tan preocupante como la lengua azul, ni parecida. El ganadero tiene que aplicar antiinflamatorio y antibiótico a las vacas contagiadas y además un antimosquitos a todos los animales al menos una vez por semana. Para eso es imprescindible el trabajo del ganadero»

La reducción de muertes es el objetivo principal que se marcan los veterinarios, ya que la morbilidad es incontrolable. «Con observación diaria de las vacas y separación y trato individualizado cuando hay síntomas se dejan de morir las vacas», asegura el experto.

«Vaca que no coma, que no ande bien, o que ya tenga síntomas como la inflamación de la boca o el babeo, tiene que ser apartarda para tratarla con medicamentos unos días. Hay que ir animal a animal. Es una labor muy costosa para el ganadero porque implica mucho trabajo, pero hay que hacerlo porque es la única forma de que mueran menos vacas», concluye.

Coste para los ganaderos

La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, característica en América del Norte, Australia, Asia y África, nunca había sido detectada en España ni en la Unión Europea hasta noviembre de 2022. Los síntomas más frecuentes entre el ganado bovino por la EHE son ojos rojos, fiebres e inflamación de pezuñas, lengua y vías respiratoras.

Los profesionales agrarios ponen el foco en el agujero que la enfermedad genera en bajas, partos y tratamientos. Delgado explica que «la inmensa mayoría de explotaciones no deberían necesitar ayudas» porque asumen que pueden tener un contratiempo; sin embargo, pide que «hay que estar con los ganaderos que sufren varias bajas y abortos y que tienen que aplicar tratamientos que duran diez días que salen a 150 euros por vaca. Imagina que tienes que hacerlo a 80 animales».

El mismo mosquito que transmite la enfermedad de la lengua azul es el responsable de la EHE. «El hecho de que se haya propagado ahora es porque se han mantenido temperaturas altas en el último mes. Con la bajada de temperaturas la previsión es que el mosquito muera y acabase la propagación», comenta Delgado, en la misma línea que apuntó Planas: «Yo creo que el cambio climático y particularmente este incremento de temperaturas y la falta de lluvia, está condicionando mucho la actividad desde el punto de vista de los costes, pero también desde el punto de vista de la vulnerabilidad en la sanidad animal».

Las recomendaciones del experto consultado por El Independiente marcan, en la medida de lo posible, mover el ganado a terrenos altos, «donde corra más aire para los mosquitos vuelen peor» y a lugares secos, que carezcan de charca incluso, «si hay posibilidad que los animales beban de pilas y no pasen por los cauces de los ríos».