La última tormenta en los campos de uva de Aguarón (con 38 litros), Encinacorba (entre 38 y 45 litros) y Paniza (con 45 litros) dejó de nuevo daños en las viñas en plena vendimia. La zona de viñedos de Las Lomillas ha sido la más afectada tras las precipitaciones en forma de agua y granizo, con daños que se suman a los del temporal acontecido el pasado mes de julio. En total, 500 hectáreas han sufrido las fuertes precipitaciones en esta ocasión, aunque el presidente de la Denominación de Origen de Cariñena, Antonio Ubide, aseguró que los daños «no afectarán demasiado a la vendimia de este año». En algunas bodegas la afección alcanza el 10%.
Por suerte, para cuando las precipitaciones llegaron, «llevábamos ya recolectado un 60% de la producción anual», explicó el presidente de la DO, quien además aseguró que las previsiones de la fruta para este año serán «entre un 38% y un 40% menos que la temporada pasada». Aunque la buena noticia es que «la calidad será mayor», porque del producto recogido antes del aguacero (que equivale aproximadamente a 30 millones de kilos), en las bodegas observaron que «el grano de los racimos es mucho mayor que el del año pasado», incidió Ubide.
La previsión total de la vendimia, por el momento, está en una cantidad de 50 millones de kilos de uva, frente a los 80 millones de la anterior. Por ello, si las condiciones climatológicas se mantienen estables (sin heladas, ni lluvias), «llegaremos al 15 de octubre con las cifras estimadas».
De momento, en las zonas afectadas el pasado martes, «hay que esperar 3 o 4 días hasta que se pase la humedad para recoger», mencionó Ubide. Aseguró, además, que es necesario hacerlo cuanto antes porque «si dejas la uva en la cepa, con las pedradas que cayeron pueden aparecer hongos en la fruta y afectar a su calidad».
Sobre las afecciones en las hectáreas de Paniza, Ubide comentó que las precipitaciones «que duraron tan solo media hora» no fueron tan dañinas como las sufridas durante el verano. Afectaron «sobre terreno ya dañado», señaló el responsable de la DO de Cariñena. En julio, fueron un total de 1.500 hectáreas las que quedaron destrozadas, en las que «el peritaje señaló que el mal ya estaba hecho».
A pesar de ser un mal menor para algunos, los dueños de las parcelas no ven la situación con tanto optimismo. De hecho, esta segunda tromba de agua y hielo supone la pérdida de «un 10% del producto que quedaba por recoger», lamentó Mariano Burillo, viticultor de Paniza. Hasta el martes pasado, llevaban recogido el 40% de la uva (con la vendimia en marcha desde el 8 de septiembre), frente a otras zonas de la cosecha donde ya superaban el 60%.
Según Burillo, en esta ocasión han sido menos las zonas afectadas, pero los terrenos han sufrido más porque, a pesar de que la tempestad duró muy poco tiempo, «cayó mucha más piedra en el terreno».
Respecto a los municipios de Aguarón y Encinacorba, en esta ocasión, la tormenta tuvo más presencia de lluvia que de granizo, por lo que «no ha dañado mucho los terrenos, aunque sí que se han dado hoyos en el terreno de alguno de ellos», mencionó el presidente de la DO.