Muchas madres relatan que el llanto de sus bebés en un reclamo único, capaz de despertarlas del sueño más profundo y de empujarlas a actuar inmediatamente. En algunos casos, el llanto es suficiente para estimular la producción de leche.
Desde hace décadas, varios estudios han detectado cambios en los niveles de oxitocina en las madres que escuchan a sus bebés llorando. La oxitocina es una hormona crucial para las contracciones durante el parto y de la producción de leche materna.
Sin embargo, cómo el ruido del llanto puede disparar la oxitocina -y sobre todo cómo pueda empujar a una madre cansada a correr hacia su bebé- es aún un misterio. ¿Cómo se convierte una señal acústica entre muchas en una motivación tan poderosa?
Un estudio publicado hoy en la revista ‘Nature’ arroja algo de luz a este asunto. La investigación ha identificado un circuito cerebral presente exclusivamente en el cerebro de las madres ratonas. Este circuito se activa cuando oyen el llanto de sus crías y las empuja a cuidarlas. Mientras un ruido aislado de las crías no lo dispara, el sonido repetitivo de su llanto es imprescindible para que se active.
El cerebro se prepara
“El cerebro es realmente muy plástico. Funciona de forma diferente cuando se está en una situación de cuidado. Algo que no cuenta antes de ser madre se vuelve importante después. Probablemente, el embarazo prepara el cerebro para lo que viene”, comenta Cristina Márquez, neurocientífica catalana que trabaja en la Universidad de Coimbra (Portugal), no implicada en el trabajo.
Márquez destaca que no hay estudios tan detallados sobre el cerebro humano, que es más difícil de acceder experimentalmente que el de los ratones, lo cual hace que el nuevo trabajo proporcione información única.
Los investigadores inmovilizaron la cabeza de las hembras de ratón con el fin de grabar con precisión su actividad neural mientras las exponían a grabaciones de crías llorando.
Hipotálamo y oxitocina
De esta forma, detectaron cómo neuronas contenidas en una zona del hipotálamo iban produciendo oxitocina. Este hecho ocurría solo si el sonido era de llanto (no con otros sonidos) y si, además, era repetitivo.
El estudio ha empleado herramientas innovadoras, como la optogenética, marcadores virales, sensores y sistemas para suprimir la actividad de ciertas áreas, con el fin de trazar el circuito entero desencadenado por el llanto. “Es un trabajo que registra una zona muy profunda [del cerebro] con alta precisión”, observa Márquez.
Procesado inconsciente
De esta forma, el estudio ha comprobado que las áreas que se activan como respuesta al sonido no son las que suelen procesarlo de forma consciente, sino una zona del tálamo posterior que otras investigaciones han asociado con la percepción inconsciente del sonido –por ejemplo, las respuestas instintivas a ciertas estimulaciones acústicas. Esta zona se mantenía activa hasta varios segundos después del final de la grabación del llanto.
Cuando esta zona fue inactivada en madres ratonas con libertad de movimiento, los investigadores detectaban que estas eran menos propensas a proteger sus crías antes riesgos potenciales.
Llanto repetitivo
Otra parte fascinante del circuito es hacia dónde se dirige la oxitocina generada. El estudio localizó su destino en el área tegmental ventral, una zona asociada con el sistema de recompensa del cerebro.
“La actividad de las neuronas que producen oxitocina cambia cuando el animal escucha crías que lloran. Además, eso ocurre solo en circunstancias muy especiales: es la repetición del llanto que lo activa”, resume Robert Froemke, coautor del trabajo, de la New York University School of Medicine.
Depresión posparto
Froemke y Márquez advierten de que generalizar los resultados de las ratonas a las mujeres no es automático. Sin embargo, ambos están convencidos de que debe de haber parecidos importantes. “Existe incluso una aplicación que simula el llanto de un bebé para estimular la lactación”, observa Froemke, para subrayar cuán profundo debe ser el mecanismo.
El autor no ve aplicaciones inmediatas a su trabajo. Sin embargo, en un comentario a ello publicado en ‘Nature’, Márquez aventura que se podría explorar si el circuito detectado tiene alguna afectación en mujeres que sufren depresión posparto, con el objetivo de encontrar fármacos para tratar esta condición.