¿Qué sucede cuando se quema el tabaco?

En el momento en que se enciende un cigarrillo comienza el proceso de combustión, que puede alcanzar temperaturas por encima de los 600ºC y que, además, genera humo. Ese humo que aspira el fumador en cada calada está compuesto por más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales unas 100 han sido clasificadas por las autoridades de salud pública como nocivas o potencialmente nocivas.

Por tanto, al quemar el tabaco, se genera la gran mayoría de las sustancias químicas nocivas que están presentes en el humo del cigarrillo. Es por ello que eliminar la combustión (como es el caso de las alternativas sin humo) es clave a la hora de reducir el riesgo de daño asociado al hábito de fumar. Si no hay combustión, si no se quema, significa que los niveles de sustancias químicas nocivas generadas pueden reducirse significativamente en comparación con el humo del cigarrillo. Por supuesto, debe evaluarse científicamente cada producto para identificar si se reducen las emisiones de sustancias químicas nocivas en comparación con el humo del cigarrillo.

¿Qué es la reducción del daño?

Es importante recalcar que la mejor opción es no fumar nunca, y si ya se ha empezado con este hábito, dejar de consumir tabaco y nicotina por completo. Sin embargo, la realidad que muestran las cifras es que, a pesar de que es sobradamente conocido el grave riesgo para la salud que conlleva este hábito, hoy en día sigue habiendo más de más de 1.000 millones de fumadores en el mundo (de ellos, casi 9 millones en España). Es más, según estimaciones de la OMS, no se espera que esa cifra cambie significativamente para el 2025.

Esta aún elevada prevalencia del tabaquismo la podemos ver reflejada igualmente en nuestro país. Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España del año 2022, elaborada por el Ministerio de Sanidad, el 33,1% de la población española de entre 15 y 64 años fuma a diario, lo que supone un pequeño repunte con respecto a las cifras de 2020.

Esto es un reflejo de que las medidas llevadas a cabo por las autoridades sanitarias tanto para prevenir el inicio del hábito (políticas de prevención), como para fomentar su abandono (políticas de cesación), no están consiguiendo la eficacia que se esperaba a la hora de acabar con el hábito de fumar. Y lo cierto es que no todos los fumadores dejan el hábito y muchas personas deciden seguir fumando. Es en este punto donde surge una tercera vía que se está impulsando en cada vez más países: la reducción del daño. La premisa es clara: ofrecer una mejor alternativa a aquellos fumadores que de otra forma continuarían consumiendo tabaco en su forma más nociva: los cigarrillos. Es aquí dondelas alternativas sin humo se posicionan como una mejor opción para estos fumadores. Estas alternativas sin humo, como los dispositivos de calentamiento de tabaco o los cigarrillos electrónicos, al evitar la combustión, generan un aerosol o “vapor” diferente al humo del cigarrillo debido a la ausencia de combustión, por ello tienen el potencial de reducir significativamente la exposición a sustancias químicas dañinas en comparación con los cigarrillos convencionales. Estos productos no son inocuos y con su uso se inhala nicotina (una sustancia adictiva), por lo que no están dirigidos a no fumadores o menores de edad.

Sin embargo, existe mucha desinformación sobre la evidencia científica detrás de estas alternativas y un pilar fundamental de las políticas de reducción del daño es precisamente favorecer el acceso de los fumadores adultos a información veraz basada en evidencia científica para posibilitar la toma de decisiones informadas.

La colaboración de distintas partes interesadas (organismos públicos, reguladores, comunidad científica, etc.) con el sector privado es clave para avanzar hacia el fin del cigarrillo.

1La nicotina es una sustancia adictiva presente de manera natural en la hoja de tabaco. Aunque no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, no es inocua y está contraindicada para determinados perfiles (menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardiacas).
2National Institute for Health and Care Excellence, “Smoking: Harm Reduction”, June 2013.