En el teatro de la palabra que es el debate plenario de la Asamblea General de Naciones Unidas, tan a menudo inane, la voz del secretario general, António Guterres, siempre se hace escuchar, o merece al menos ser oída. Él habla con más franqueza y dureza que nadie sobre la situación y los retos globales y, especialmente, sobre la responsabilidad y las carencias de las naciones y sus líderes para darles respuesta.. Este martes, Guterres ha vuelto a hacerlo y en su discurso ha leído la cartilla a los reunidos en Nueva York, y a los ausentes. “Nuestro mundo se está desquiciando. Suben las tensiones geopolíticas, se acumulan los retos globales y parecemos incapaces de unirnos para responder”, ha denunciado Guterres, que ha hablado de un “momento de transición caótica”.

Estas son las claves del discurso del portugués:

 

Desigualdad

Guterres ha abierto su discurso hablando de la tragedia de Derna, en Libia, como “ejemplo de los retos globales unificados en un paisaje infernal”. Ha asegurado que miles de libios han sido “víctimas de años de conflicto, de caos climático, de líderes “cerca y lejos” que no encontraron un camino a la paz”, y ha dicho que lo sucedido es “una triste instantánea del estado de nuestro mundo: la inundación de desigualdad, de injusticia, de incapacidad de confrontar los retos ante los que nos encontramos”.

 “Vivieron y murieron en el epicentro de esa indiferencia”, ha lamentado, recordando que aún a día de hoy siguen “encontrándose cuerpos en el mismo mar Mediterráneo donde los milmillonarios toman el sol en sus súper yates”.

 

Necesidad de reformas

El mundo ha cambiado, nuestras instituciones no”. Con esa frase Guterres ha abierto una reflexión sobre un mundo que avanza hacia la multipolaridad mientras “el gobierno global está atrapado en el tiempo”. Por eso ha abogado por “renovar las instituciones multilaterales basándose en realidades políticas y económicas del siglo XXI, enraizadas en igualdad, solidaridad y universalidad”, incluyendo una reforma del Consejo de Seguridad “acorde al mundo de hoy”.

También ha abogado por un rediseño de la arquitectura financiera internacional, que ha definido de “disfuncional, desfasada e injusta”, “para que se vuelva auténticamente universal y sirva como red de seguridad global para países en desarrollo en apuros”. “La desigualdad define nuestro tiempo”, ha dicho, recordando por ejemplo que África gasta hoy más en pagar intereses de deuda que en salud.  

“No podemos lidiar de forma efectiva con los problemas si las instituciones no reflejan el mundo como es”, ha dicho. “En vez de resolver problemas, amenazan con convertirse en parte del problema. Y, de hecho, las divisiones se acentúan, entre poderes económicos y militares, entre norte y sur, oriente y occidente”.

En este terreno ha alertado de que “nos acercamos más que nunca a una Gran Fractura en sistemas económicos y financieros y relaciones comerciales, que amenaza un internet único y abierto, con estrategias divergentes en tecnología e inteligencia artificial y, potencialmente, marcos de seguridad que chocan”.

Las reformas son cuestión de poder”, ha analizado también. Y reconociendo que hay muchos intereses y agendas que compiten, ha recordado que “la alternativa a la reforma no es el status quo. La alternativa es más fragmentación. Es reforma o ruptura”.

 

El avance del autoritarismo

Guterres ha advertido de que las divisiones se amplían también dentro de países, señalando que “la democracia está bajo amenaza, el autoritarismo avanza, crecen las desigualdades, sube el discurso de odio”.

Ante esos retos ha reivindicado el compromiso, que ha denunciado que “se ha vuelto una mala palabra”. “Nuestro mundo necesita estadistas, no juegos políticos ni estancamiento”, ha afirmado. “Tenemos todas las herramientas y recursos para resolver nuestros retos compartidos, lo que necesitamos es determinación”.

 

Conflictos, golpes y caos

El secretario general de la ONU ha elegido la invasión de Ucrania por Rusia para ejemplificar las violaciones de los principios de la Carta de Naciones Unidas, pero ha mirado más allá para alertar de los peligros que las guerras representan tanto en amenaza nuclear, en seguridad si se desatienden convenciones y tratados internacionales y en un “envenenamiento de la diplomacia global” que, ha dicho, “obstruye los avances en todo”.

 Su mirada panorámica al mundo se ha detenido en la serie de golpes en el Sahel, el descenso de Sudán hacia una plena guerra civil, los problemas en el Congo, Haití, Afganistán, Myanmar o Siria y la situación en Oriente Próximo, donde además de subrayar una “escalada de violencia y sangre en los Territorios Ocupados Palestinos que está cobrando un terrible peaje a civiles”, ha denunciado que se intensifican acciones unilaterales que “minan posible solución de dos estados”, una clara referencia, aunque sin citarlo expresamente, a Israel.

Guterres también ha recordado que “los desastres naturales empeoran el desastre del conflicto” y ha advertido de que, a la vez que suben las necesidades, los fondos económicos de la ONU para afrontarlas “se están secando”. Ha denunciado que las operaciones humanitarias se están viendo forzadas a realizar cortes a gran escala y ha recordado: “Si no alimentamos a los hambrientos, alimentamos el conflicto”.

 

Calentamiento global

Guterres ha definido el calentamiento del planeta como “la más inminente amenaza a nuestro futuro” y ha recordado que “el cambio climático no es solo un cambio del tiempo, está cambiando la vida en nuestro planeta”.

“Detrás de cada récord que se rompe hay economías rotas, vidas rotas y naciones enteras en un punto crítico”, ha dicho tras recordar el verano de marcas históricas de calor.

En este campo ha puesto propuestas sobre la mesa. Ha recordado que los países del G20 responsables del 80% de las emisiones y ha asegurado que “deben liderar” y “deben romper su adicción a combustibles fósiles”. “Para tener opciones de limitar ascenso de temperatura global hay que ir deshaciéndose gradualmente del carbón, petróleo y gas de forma justa y equitativa e impulsar de forma masiva las renovables”, ha dicho, sentenciando que “la era de los combustibles fósiles ha fracasado”.

También ha abogado por “no más soluciones falsas” y se ha encargado de recordar que, por ejemplo, “África tiene el 60% de la capacidad solar del planeta, pero solo el 2% de las inversiones”.

  

Igualdad y derechos humanos

“La igualdad de género no es el problema, es la solución”, ha recordado Guterres, que ha abierto con la defensa de la paridad y la igualdad de la mujer la parte de su discurso dedicada a los derechos humanos, otra porción con plena capacidad de sacar los colores a los líderes mundiales. Guterres ha recordado que 1.200 millones de personas viven en pobreza y que el hambre se encuentra a niveles que no se veían desde 2005. Ha recordado también que la discriminación por motivos raciales y étnicos “es perfectamente legal en más de 50 países”, ha argumentado contra la demonización de inmigrantes y refugiados y ha denunciado que aún hoy la Identidad de género o a quien amas “te puede llevar a la cárcel o a la ejecución”.

 

Inteligencia Artificial

En 2017, como ha recordado Guterres, solo él y dos líderes mundiales hablaron en este foro de la Inteligencia Artificial, hoy en boca de todos. Y a los riesgos de las nuevas tecnologías ha vuelto a referirse esta vez. “Muchos de los peligros no están en el horizonte, ya están aquí”, ha subrayado.

Ha hablado, por ejemplo, de una brecha digital que “está exacerbando las desigualdades”. Ha asegurado que “el discurso de odio, la desinformación y las teorías de la conspiración en las redes sociales se propagan y amplifican mediante IA, socavando la democracia y alimentando la violencia y los conflictos en la vida real”. Y ha denunciado que “la vigilancia online y la recolección de datos están facilitando abusos de derechos humanos a gran escala”.

“Las empresas tecnológicas y los gobiernos están lejos de encontrar soluciones”, ha lamentado Guterres, que ha lanzado un dardo a Mark Zuckerberg (que acuñó la frase “movernos rápido y romper las cosas”) para abogar por “movernos rápido y arreglar las cosas”.

El portugués ha anunciado también que va a establecer un cuerpo de alto nivel en la ONU que actué como asesor sobre Inteligencia Artificial, un órgano que dará recomendaciones para final de año.