HEs una obviedad afirmar que el perfil de las personas mayores, de los jubilados, ha cambiado radicalmente en los últimos 40 años. Los niveles educativos y de bienestar alcanzados por nuestra sociedad tienen su reflejo en las necesidades e inquietudes de las personas mayores que, tras una intensa vida laboral, se plantean como afrontar el nuevo periodo de vida que se abre y para el que disponen de dos recursos imprescindible: tiempo y vitalidad. Las opciones son amplias y muy personales, pero una de las que tiene gran fuerza de atracción es de la embarcarse en algún programa de formación en campos o materias alejadas de su anterior actividad profesional. Una formación ahora vista y entendida como un fin es mismo, por el puro placer de degustar el conocimiento, de contrastar ideas, de alcanzar mayor comprensión sobre uno mismo y el entorno.

Afortunadamente hay instituciones que han entendido estas nuevas necesidades de una parte relevante de la sociedad, y han puesto en marcha servicios y ofertas para cubrir esta demanda de formación. Una de ellas es la Universitat de Valencia a través de su programa universitario La Nau Gran. Un programa que oferta actualmente nueve itinerarios (Filosofía, Historia, Historia del Arte, Psicología,…), de tres cursos obligatorios cada uno, con asignaturas básicas y optativas. Asimismo, a través de La Nau Gran en Obert se realiza una amplia oferta de cursos monográficos de corta duración (20 horas).

Tras años de funcionamiento, la delegada de la Rectora responsable del Programa decidió el curso pasado impulsar un proceso de “transformación del reglamento de la Nau Gran”. Sorprendió a los alumnos que esté proceso de cambio no viniese acompañado de una Memoria Justificativa con la descripción de las razones y objetivos de la Universidad para impulsar la modificación intensa del Reglamento, y sobre todo que no se indicase cuáles eran los déficits detectados, los medios para subsanarlos y los metas a los que se debía tender. Generó una gran inquietud algunas de las inconexas propuestas. La desaparición de la Nau Gran Oberta, convertida en Nau Oberta, que resta posibilidades de formación a las personas mayores, ya que los cursos monográficos, con capacidad muy limitada, estarán ahora abiertos a la población general (este curso ya está vigente). En la misma dirección va la propuesta de rebajar la edad de acceso al Programa a 50 años, lo que desvirtúa su sentido y finalidad, ya que se diseñó específicamente para las personas mayores. Asimismo, una ocurrencia poco meditada, inapropiada y contraproducente, es la de suprimir las asignaturas optativas en las que los mayores comparten clases con los alumnos de grado, lo que empobrece la formación y atenta contra el objetivo de favorecer las relaciones intergeneracionales, que es uno de los objetivos de La Nau Gran.

Cualquier modificación que impulse y mejorar el Programa de la Nau Gran es bienvenida. Pero debe realizarse por consenso entre todos los implicados y respetarse sus ejes básicos: i) ser un programa de formación para mayores, ii) estar dirigido al desarrollo personal y no a la profesionalización y iii) estar orientado hacia el aprendizaje de competencias para un mayor aprovechamiento de las ofertas culturales del entorno. Y todo ello en el marco de los diferentes programas internacionales sobre el envejecimiento activo y saludable y la formación permanente a lo largo de la vida.