El Banco de España mantiene que la economía española crecerá un 2,3% este año, tal y como pensaba en su informe de junio, como resultado de factores que empujan dicha tasa en direcciones opuestas. En su conjunto, sin embargo, esos factores se compensan entre sí, lo que lleva a pensar al supervisor que este año el PIB español avanzará por encima de lo que pronosticó el Gobierno en primavera (2,1%) y también ligeramente más de lo que publicó la Comisión Europea la semana pasada (2,2%).
No obstante, el Banco es más pesimista que el resto de instituciones sobre el desempeño español en 2024 y mucho más pesimista con respecto a la moderación de la inflación, al mantener que este año los precios subirán más de lo que había previsto (3,6%) y que el próximo año lo harán más que este (4,3%). «La inflación general se moderará de forma notable en 2023 —desde el 8,3% registrado el año anterior—, repuntará en 2024 y volverá a reducirse en 2025, hasta situarse por debajo del 2%», destaca el Informe trimestral y proyecciones macroeconómicas de la economía española publicado este martes.
«Las tasas de crecimiento en 2024 y 2025 se revisan a la baja en cuatro décimas y una décima respectivamente, debido, sobre todo, a los nuevos supuestos sobre los que descansan las proyecciones, que implican un encarecimiento de la energía, un deterioro del contexto exterior y un mayor tensionamiento de las condiciones financieras», explica el BdE. Así, estima que el PIB español en 2024 crecerá un 1,8% y en 2025 un 2%. La del próximo año queda nada menos que seis décimas por debajo de la previsión del Gobierno (2,4% desde abril), mientras que la de 2025 del Banco está un par de décimas por encima de la del Ejecutivo (1,8%).
Factores dispares que mantienen invariable el crecimiento
En la parte de factores que empujan a la baja la tasa de crecimiento prevista para este año está el debilitamiento de la economía española, que moderó su avance en una décima en el segundo trimestre. Las últimas subidas de tipos de interés igualmente han supuesto un lastre para el crecimiento, al encarecer la financiación que ofrecen los bancos, ya que perjudican al volumen de nuevos préstamos concedidos a empresas y hogares. Y durante el verano han aumentado los precios de la energía y las economías china y del euro se han ralentizado, lo que en conjunto hace presumir que este trimestre la actividad habría moderado su ritmo y que eso afectará al conjunto del año -así lo recogen por el momento las cifras de empleo, que en julio y agosto están evolucionando peor que en el segundo trimestre, más los datos de facturación empresarial-.
En sentido contrario, la revisión del INE de ciertas series históricas -son otros datos distintos a los revisados este lunes- ha provocado que España sume una décima al crecimiento del PIB de este año, y también ese debilitamiento de la economía a nivel internacional favorecerá a las exportaciones españolas. La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, manifestó algo parecido este lunes, al asegurar que las empresas españolas están beneficiándose de que la tasa nacional de inflación es más baja que la de otros países, como Italia o Alemania. «Están ganando cuota de mercado porque son más competitivas», afirmó.
También en ese mismo marco, las medidas de apoyo del Gobierno continuarán actuando de combustible para la economía, al igual que sucederá con los fondos europeos. Otros factores del lado positivo son la resiliencia que está mostrando el mercado laboral, ya que las empresas no están despidiendo aun cuando se enfrentan a situaciones algo complicadas, y la confianza en la economía de los agentes. Aunque hay que tener cuidado, puesto que la retirada de las medidas de apoyo temporales llevará a cierto repunte de los precios. Se trata de un efecto lógico, puesto que los precios de los alimentos básicos que hoy están más o menos estables subirán inevitablemente una vez recuperen el IVA, ahora suprimido.
Para 2024, la previsión se rebaja cuatro décimas por el efecto arrastre de un segundo semestre peor de lo esperado, porque se esperan mayores precios de la energía, un peor comportamiento de las exportaciones y mayores tipos de interés. Estas razones también explican que se haya rebajado la tasa de crecimiento prevista para 2025, por el mismo efecto arrastre negativo.
La inflación subirá el próximo año
«Por otra parte, en comparación con las proyecciones de junio, la tasa de inflación general media se revisa al alza en cuatro décimas para 2023 —hasta el 3,6%— y en siete décimas para 2024 —hasta el 4,3%—. Para el año en curso, la revisión se debe, principalmente, al repunte experimentado por los precios del petróleo durante el verano. Por su parte, para 2024, la revisión al alza responde, sobre todo, al encarecimiento de la energía de acuerdo con los mercados de futuros, pero también, en menor medida, a los efectos que sobre la inflación implica la extensión hasta el final de 2023 de la reducción del IVA de los alimentos y la subvención al transporte público», reza el informe.
El Banco opina que inflación se reducirá de forma importante este año, frente al 8,4% registrado el año anterior, pero no descenderá tanto como estaba previsto y volverá a repuntar en 2024. La explicación de lo primero tiene que ver con la subida de los precios del petróleo, y lo segundo, con el repunte de la energía y también con la retirada de las ayudas del Gobierno -se prevé que desaparezcan tanto la supresión del IVA de los alimentos básicos como la subvención al transporte-.
En cuanto a la inflación subyacente, espera que después de crecer un 4,1% en 2023, su incremento se reduzca hasta el 2,3% en 2024 y al 1,7% en 2025. El pronóstico del Banco incluye que los precios de los alimentos continúen desacelerando su subida, aunque algunos productos seguirán al alza, especialmente el aceite de oliva y algunas frutas y hortalizas que se han visto afectados por incidencias meteorológicas como la sequía. Pero en definitiva lo que más condicionará el avance de los precios será la energía, lo que lleva al supervisor a avisar, como es habitual, de que estas previsiones son solo eso, puesto que siempre hay margen para la incertidumbre.