La casa da Xuventude causa el primer desencuentro en el gobierno bipartito de Santiago. La alcaldesa, Goretti Sanmartín, anunció este martes que no firmará el convenio con la Diputación de A Coruña para rehabililitar el inmueble, tal como había acordado el Ejecutivo de Sánchez Bugallo poco antes de las municipales. El BNG apuesta, como ya hizo en campaña, por demoler el edificio. Pero Compostela Aberta no está de acuerdo y pide que se mantenga el pie. Ante el primer cisma, la oposición levanta las armas. Desde el PP, Borja Verea habla ya de Gobierno “en descomposición”, mientras Gonzalo Muíños (PSOE) acusa a la alcadesa de “ocultismo y soberbia” y de provocar la “primera crisis de Gobierno”.
La decisión de la alcaldesa llega un día después de la reunión entre los representantes municipales y el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso. En el encuentro, Raxoi propuso al ente provincial localizaciones alternativas para situar la oficina de cobro de tributos para toda la comarca. Era uno de los usos previstos para la Casa da Xuventude en el acuerdo firmado con Sánchez Bugallo. El pacto consistía en una inversión de un millón de euros a cargo de la Diputación para rehabilitar el inmueble, ceder su uso por 25 años. Además se crearía un espacio de coworking especializado en el metaverso, un auditorio y habría espacio para los vecinos del casco histórico.
“La Diputación no aceptó las alternativas propuestas”, confirmó ayer Sanmartín a EL CORREO GALLEGO, antes de anunciar que “nosotros no vamos a firmar el convenio que estaba pendiente, por lo que va a decaer”. La alcaldesa asegura que su intención es llevar a cabo el proyecto que el BNG defendió durante la campaña electoral que consiste en derribar el inmueble y abrir la Praza do Matadoiro a Belvís.