BP goza de buena salud financiera, a pesar de la inesperada brevedad del mandato de Bernard Looney como consejero delegado. No obstante, su sucesor en el cargo, Murray Auchincloss, podría tener que volver a plantearse cuestiones controvertidas sobre la estrategia a largo plazo del gigante del petróleo y gasista para abordar la transición energética.
Así lo creen los estrategas de Scope Ratings, quienes consideran que el nuevo CEO de la petrolera se enfrenta a dos cuestiones principales, como son hasta qué punto debe apostar BP por la transición hacia las energías renovables y la eterna cuestión de cómo superar la próxima depresión de los precios del petróleo.
Looney, que dimitió el pasado martes por unas revelaciones «no del todo transparentes» sobre relaciones anteriores con colegas, desempeñó un papel decisivo a la hora de impulsar el abandono de BP de los combustibles fósiles en favor de energías más limpias.
BP declaró en 2020 que su objetivo era ser una empresa «neta cero» para 2050, antes de dar un ligero paso atrás en febrero de este año, cuando anunció mayores inversiones en petróleo y gas de lo previsto, tras los beneficios récord en todo el sector en los dos años anteriores.
«El reciente repunte de los precios del petróleo, junto con la sólida situación financiera de BP, facilita la tarea a corto plazo de gestionar el negocio al sucesor interino de Looney y actual director financiero, Murray Auchincloss», considera Rohit Nair, analista de Scope Ratings.
La rentabilidad de la empresa energética británica alcanzó máximos históricos en 2022, lo que se tradujo en un bajo apalancamiento, incluso después de contabilizar la generosa remuneración al accionista. «Aunque los resultados de 2023 no igualarán las cotas del año pasado, serán sólidos, lo que promete un periodo más tranquilo para un nuevo CEO en los próximos 18 meses que el que Looney tuvo que afrontar en 2020 y 2021 con la pandemia y la caída en picado de los precios de la energía», agrega el experto.
Sin embargo, al igual que para otras empresas integradas de petróleo y gas (IOC, por sus siglas en inglés), en el aspecto empresarial, la cuestión de la energía limpia sigue acechando a BP.
«Tras comprometerse en un principio apartarse la producción de petróleo y gas, algunas empresas europeas como BP y Shell han ido abandonando gradualmente parte de su estrategia. En cambio, las grandes petroleras estadounidenses, como Exxon y Chevron, se han ceñido a su negocio principal de petróleo y gas, mostrándose menos dispuestas a invertir en energías renovables», explica Nair.
A pesar de su éxito a la hora de encaminar a BP hacia una empresa más ecológica, Looney seguía enfrentándose al reto de convencer plenamente a los inversores de la viabilidad y las ventajas financieras del giro hacia la energía verde, teniendo en cuenta que los beneficios potenciales están a muchos años vista.
«Como consecuencia, el precio de las acciones de BP, el barómetro por el que se suele juzgar a la mayoría de los CEOs, ha caído por detrás del de otras empresas internacionales«, indican desde Scope.
Por ello, Auchincloss tendrá ante sí dos cuestiones principales a las que hacer frente desde su cargo de consejero delegado de BP. En primer lugar, hasta qué punto debe apostar la compañía por la transición hacia las energías renovables.
«No hay respuestas fáciles para el CEO. Actuar demasiado rápido, provocando la ira de los inversores que confían en los generosos dividendos y recompras de acciones de BP, podría conducir a una salida prematura e inoportuna. Pero si BP empieza a dar largas al asunto, el nuevo consejero delegado se arriesga a un mayor escrutinio por parte de los reguladores y los líderes políticos, así como de los activistas medioambientales», subraya Nair.
El segundo reto que deberá afrontar es la eterna cuestión de cómo superar la próxima depresión de los precios del petróleo. «¿Estará el nuevo consejero delegado tan dispuesto a invertir en tecnologías ecológicas poco rentables y relativamente poco probadas cuando la bonanza económica del petróleo y el gas no sea tan abundante como en los últimos años?», se pregutan en Scope.
BP tiene un largo historial de ascensos de empleados de toda la vida como Looney al puesto de consejero delegado, lo que, combinado con el profundo y experimentado equipo directivo actual de la empresa, podría significar el ascenso de otro candidato interno a CEO.
«Teniendo esto en cuenta, parece improbable un cambio brusco de estrategia. Pero aún no está claro lo duradero que será el legado estratégico de Looney«, concluye Nair.