Mercedes Costales y Mario Álvarez, con sus productos, en el mercado de Villaviciosa. | V. Alonso

Hay pimientos de todas las formas, tamaños, texturas, sabores y colores. Rojos, verdes, naranjas, amarillos, blancos y hasta negros o púrpuras. Unos frutos que se cultivan en todo el mundo y que también pueden ser dulces o picantes, consumidos cuando están o no maduros, crudos, asados, cocidos, al horno y en variedad de recetas como ingrediente principal o condimento. En los días de mercado semanal, en la plaza de abastos de Villaviciosa, Mercedes Costales y Mario Álvarez dan buena cuenta de todo ello y sorprenden con unas variedades de este saludable fruto muy poco conocidas y que recolectan en sus huertas de El Ferreru, en el valle de Peón y Candanal.

«Tenemos un auténtico arco iris de colores en pimientos. Los denominados de cristal llaman la atención por su color verde claro y traslúcido. Además, tienen una textura muy fina y resultan muy jugosos. Otros que sorprenden por su curioso color marrón achocolatado son los novedosos pimientos chocolate de procedencia italiana, que destacan por su aroma y su dulce sabor», afirma Costales.

Sin embargo, si en la Villa hay ahora una especie novedosa por excelencia es el raro pimiento negro húngaro. «Es de los últimos que estamos cultivando. Son de pequeño tamaño y pueden dar picante a algunos platos», explican Mario y Mercedes, aficionados a plantar productos autóctonos y ecológicos, y que, animados por su hija Dolores, también disfrutan experimentando con la plantación de nuevas especies foráneas que se puedan cultivar en Asturias.

En el puesto de estos agricultores maliayeses, con una gran variedad y cantidad de productos de cosecha de casa, brillan, igualmente, los pimientos morrones de cuatro picos, con un peso de casi medio kilo y más de veinte centímetros de tamaño. «Nunca hasta este año nos habían salido tan enormes, puede que haya sido por el clima tan templado de este verano, que hizo que los tuviéramos que cuidar con mucho riego y una buena preparación de la tierra con abono de cuchu de casa», señala Álvarez, quien detalla que se trata de una variedad «muy carnosa y muy rica».

Estos expertos cosecheros se dedican desde hace más de más de sesenta años a cultivar en sus huertos de Candanal los productos más naturales para ser vendidos directamente al consumidor en la plaza de abastos de Villaviciosa.