La visita de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, a Waterloo ha sido bien recibida por el resto de formaciones nacionalistas con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados. Fuentes consultadas por ElPlural.com creen que es el momento de coordinar estrategias, acabar con las rencillas del pasado -los jeltzales llevaban tiempo postergando sus conversaciones con Junts tras su falta de entendimiento durante la mediación en el procés- y plantear una especie de cordón unitario que haga subir los tipos de interés al Gobierno en su búsqueda de apoyos.

Desde EH-Bildu observaron con detenimiento el paso dado por Andoni Ortuzar, quien, el pasado viernes, no dudó en desplazarse hasta Waterloo para reconocer a Carles Puigdemont como presidente en el exilio y adelantar una simbiosis en el proceso de negociaciones que se abre en los próximos meses. Las conversaciones entre los diferentes nacionalismos y el Gobierno de coalición se intensificarán especialmente una vez la investidura del presidente del PP y candidato designado por el rey, Alberto Núñez Feijóo, fracase en el debate de investidura que arrancará el próximo martes 26 de septiembre.

El líder popular ha gastado este lunes, de hecho, su última bala. El PNV llevaba tiempo indicando que era imposible que se dieran las condiciones para apalabrar una investidura de Feijóo por la dependencia aritmética con la extrema derecha. No obstante, desde Génova trataron de airear un posible entendimiento sobre la bocina, algo que ni se ha conseguido ni se conseguirá en un futuro cercano. Ya por la mañana, de hecho, a preguntas de ElPlural.com, los de Aitor Esteban aseguraban que nada había cambiado: “Acudimos a la reunión porque consideramos que el diálogo debe imperar, aunque es evidente que trasladaremos al PP, una vez más, el ‘no’ de EAJ-PNV a la investidura de Núñez Feijóo”, aseguraban. Por la tarde, desde el Congreso, volvían a reiterar lo ya confirmado: “No íbamos a participar en una conjunción parlamentaria que precisara de los votos de Vox (…). Ya manifestamos nuestra posición y nuestra negativa a llevar esa investidura«, ha sentenciado Esteban.

¿Una nueva ‘Llotja de Mar’?

Se abre de esta forma un nuevo tiempo y los nacionalismos insisten en que no aminorarán el paso pese a las peticiones de auxilio que empieza a lanzar la oposición de Gobierno. Desde Sumar insisten en que los plazos de la amnistía no pueden ser condición sine qua non de la negociación. Desde el PSOE, aún más reacios, estudian con mimo el coste que podrían tener las cesiones a un Puigdemont convertido, en pocos meses, en voz autorizada de las negociaciones y líder tanto moral como pragmático de las conversaciones por la investidura.

Es este escenario el que ha provocado que el resto se muevan. No es nueva la voluntad de ERC de coordinar esfuerzos en pro de conseguir arrancar el máximo de compromisos a Pedro Sánchez. EH Bildu, partido abertzale que mueve ficha de forma unitaria con los republicanos catalanes, insiste en ello: “Estamos ante una oportunidad histórica que debemos aprovechar. Los soberanistas vascos, catalanes y galegos somos más determinantes que nunca y utilizaremos esa fuerza para defender los derechos de la mayoría social trabajadora, superar el agotado marco actual y avanzar hacia mayores cotas de soberanía”, exponen fuentes de máxima solvencia en el Congreso de los Diputados a ElPlural.com.

Estas mismas fuentes, consultadas por un posible entendimiento parecido a la declaración de ‘Llotja de Mar’ realizada en 2019 -en aquel momento el PNV no participó de este encuentro-, evitan poner nombres a sus próximos pasos pero explican sin ambages que “la unión y cooperación entre fuerzas soberanistas es más necesaria que nunca”: “Ante la posibilidad de conformar un gobierno progresista, tenemos una oportunidad histórica de sumas fuerzas y acordar una agenda compartida que responda a las reivindicaciones de la sociedad vasca, catalana y galega. Debemos jugar este partido juntos”, sostienen desde la formación abertzale.

El Bloque Nacionalista Galego (BNG), en respuestas a este medio, apunta en la misma dirección: “El internacionalismo está en el ADN del BNG y somos partidarios de que pueda haber una mayor coordinación entre las fuerzas soberanistas porque esa es una buena dirección. Lo hicimos en el periodo anterior y tenderemos a consolidar esa dinámica”.

Además, los nacionalistas gallegos creen que, esta vez, fruto de “los resultados del 23J”, la unidad de las fuerzas soberanistas será “determinante” durante toda la legislatura, “y no solo en la investidura”: “Una aritmética parlamentaria que utilizaremos pare defender los intereses de nuestros respectivos países, con más soberanía y autogobierno, así como para el conjunto de las clases populares y trabajadoras del Estado”, avisan.

“Esto es como el banco”

No es la primera vez que Carles Puigdemont utiliza sus redes sociales para hacer públicas sus exigencias. Tras la comparecencia realizada desde Bruselas, donde hizo públicas las reivindicaciones de Junts para ceder sus apoyos al Gobierno en un “acuerdo histórico”, la figura del expresident y sus declaraciones se estudian al detalle.

Desde el Gobierno tienen dudas con el papel que está jugando el eurodiputado: en primer lugar, atendiendo milimétricamente cada una de sus palabras, creyeron positivas sus referencias a la Constitución Española. No obstante, las idas y venidas posteriores han provocado cierto recelo en cuadros socialistas, que creen que la autodeterminación debe quedar excluida de la mesa de pactos y la amnistía no está claro si puede estar preparada en tiempo y forma -tanto Junts como ERC insisten en que debe estar lista antes de la investidura-.

No obstante, y a tenor de estas complejidades que trasladan fuentes socialistas en privado, Carles Puigdemont decidió aprovechar el rebufo de su reunión con Ortuzar para hacer una breve disertación sobre cómo ve su formación, Junts per Catalunya, el presente y futuro inmediato: “Creo que alguien se confunde. No somos nosotros quienes necesitamos apoyos para ir a la investidura. A ver si nos entendemos: las condiciones no las pone quien te pide ayuda. Esto va al revés. Tienes todo el derecho a discutir las condiciones y a negociarlas, sólo faltaría. Como cuando vas al banco a pedir un crédito: puedes negociar si existe un periodo de carencia y el tipo de interés que te proponen, por ejemplo. Pero no puedes ponerle condiciones y pedir que renuncie a cobrar intereses. Vamos, si es que quieres que te den el crédito, por supuesto”, ejemplificaba.

Un simil bancario, económico, muy de moda tras la enésima subida de los tipos de interés anunciada la semana pasada por el Banco Central Europeo, que, no obstante, se encuentra con el rechazo en las formas de algunas de las formaciones nacionalistas llamadas a la unidad de acción. De hecho, el propio PNV ha indicado que es necesario reconsiderar los términos que se emplean en las negociaciones, ya que apretando con palabras como la “amnistía” o la “autodeterminación” el soberanismo corre el riesgo de toparse con un muro insalvable, propiciando, pese a su posición aritmética, la ruptura de las conversaciones y el final de la Xv legislatura.

¿Otro viaje a Waterloo?

Tras el paso dado por el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ElPlural.com ha preguntado a EH Bildu si, al igual que ocurriese en 2019, están pensando en viajar a Waterloo para reunirse con el expresident de Cataluña y eurodiputado prófugo de la Justicia Carles Puigdemont. Por el momento, los abertzales no especifican si esta reunión puede darse, pero, no obstante, evitan descartar este hipotético encuentro: “Los contactos con el resto de fuerzas independentistas son constantes, tanto con unos como otros”, señalan.

De esta forma, los abertzales dejan la puerta abierta a un nuevo encuentro entre su coordinador general, Arnaldo Otegi, y Puigdemont. En 2018, el líder de lo abertzales ya viajó al exilio para reunirse con Carles Puigdemont. Una vez regresado, el dirigente vasco indicó que había sido un encuentro cordial en el que le recordó que la unidad del independentismo catalán era vital para sus aspiraciones en el ‘procés’ y le notificó el apoyo del soberanismo vasco a la causa catalana.