Los abogados, especialmente los que se podrían llamar de a pie, los que no tienen grandes despachos ni minutas abultadas, la mayoría, los que quedaron atrapados en la Mutualidad de la Abogacía a la que estaban obligados a pertenecer para colegiarse y ejercer hasta 2005, han disto basta. El Movimiento J2 les da voz para exigir que sus aportaciones a la mutua pasen a la Seguridad Social. Piden «una pasarela» al sistema estatal de cotización que les permita pasar con todo lo entregado, los 500 euros al mes como mínimo, sin que Hacienda se coma el 56%, explica su portavoz en Zamora, Patricio Cuadra Blanco. Han pagado «más que los autónomos», pero tal y como está la ley, de hacerlo, «no podríamos jubilarnos, «moriremos en el despacho» para poder tener el mínimo de años que exige el RETA, zanja el portavoz que pide el apoyo de los partidos políticos para impulsar desde la Junta de Castilla y León una proposición no de ley que les saque del atolladero.

–No todos los abogados coinciden en que el perjuicio económico por irse de la Mutualidad de la Abogacía es tan grave. Hay quien aduce que que todos tuvieron ocasión de irse a la Seguridad Social en 2005 para cotizar a la Seguridad Social.

–En 2005, se habilitó la posibilidad de cambiarnos al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), pero lo que llevas acumulado de antigüedad, eso ahí quedó.

–¿Ese dinero aportado a la mutua lo pierden ?

–No, cuando te jubilas lo rescatas, pero te llega Hacienda y te mete un 56% de impuestos; y la antigüedad en el RETA cuenta desde que te das de alta, es decir, desde ese 2005, lo anterior no cuenta y no existe la posibilidad de entregar los fondos acumulados en la mutua trasladarlos a la Seguridad Social, que es lo que nosotros queremos hacer ahora.

–¿Qué les diría a esos compañeros que replican «pues que hubieran pagado también a la Seguridad Social y tendrían más ingresos como pensionistas»?

–Que igual ellos tienen una situación económica privilegiada que muchos de nosotros no tenemos. El común de los abogados tiene unas tarifas que, aunque tengamos libertad de fijación de honorarios, venimos marcados por los que marcan los colegios de abogados de la Junta de Castilla y León, de hecho, me encargas un asunto jurídico y te digo que te voy a cobrar 50.000 euros por un delito leve y me lo firmas, pretendo cobrártelos después, te vas al Colegio de Abogados para denunciar, y el Colegio te llega y te dice «no, no, esa cantidad no puedes cobrarla, y te pone en tu sitio».

–¿Antes de 2005, no había esa posibilidad?

–Antes, era obligatorio pertenecer a la Mutualidad cuando te colegiabas como abogado para ejercer, pero, es que, desde ese año tienes esa opción con todas esas cortapisas.

–La gente se ha quedado perpleja al conocer que sus pensiones se quedan en 400 o 500 euros y que, incluso, hay compañeros que acaban pidiendo una ayuda para poder sobrevivir.

–¿Es que quién vive con 500 euros al mes? Lo que no tiene encaje es que yo vaya a tener una pensión inferior a la cuota que estoy pagando actualmente a la mutua, que son esos 500 euros. Sin faltar al respeto a nadie, vivir con ese dinero cuando he estado trabajando desde los veintipocos años hasta los sesenta y tantos; he contribuido, de una manera u otra, no soy un sinvergüenza que he estado sin cotizar a ningún organismo y ahora quiero un pensión estupenda, pues, no. Quiero tener una pensión conforme a lo que he pagado.

«Los abogados deberíamos seguir el ejemplo de las kellys: luchar por una pensión digna» Susana Arizaga


–El Movimiento J2 al que representa denuncia que la pensión no contributiva es mayor que la suya, ¿exageran ustedes?

–Hay veintemil circunstancias personales de otros gremios, de trabajadores, pero, hombre, pero, sí, nuestra pensión es inferior a la no contributiva. Yo lo que quiero aclarar desde el primer momento es que no queremos ser una lacra para el sistema de pensiones, no, no, yo vengo con mi pasta del sistema de pensiones, «aquí la tiene usted, señor ministro» y ahora a respirar y, cuando tenga la edad, me jubilo y adiós.

–Eso supondría desmantelara la Mutualidad, que imagino que es una entidad con peso, con muchos empleados y directivos .

–Claro, claro, con unos sueldos espectaculares, dietas increíbles, etcétera, etcétera. Es un organismo en torno al que, insisto, sin faltar al respeto nadie, se ha creado una red clientelar entre la Mutualidad, colegios, Consejo General de la Abogacía Española y, por derivación, imagino que con los consejos de todas las comunidades autónomas que, al final, si quitas una pieza del puzzle cae todo. Es similar a lo que ocurre con la Federación de Fútbol, si desmontas el chiringuito a mucha gente que está muy a gusto sentada en una silla y participando en el sistema.

–¿No tiene la impresión de que se están dando contra un muro, que están en un callejón sin salida?

–Yo, totalmente, pero no tengo ningún problema si me tengo que dar contra la pared, porque es un cambio de sistema muy profundo el que pretendemos. Es un sistema arraigado, que lleva desde 1948, asumido como lo normal y será difícil esta lucha. Cuando los abogados, que somos los implicados, queremos salir de ahí, si la abogacía institucional pretende perpetuar este sistema mutualista habrá una causa y yo creo que es un beneficio económico para todo ese sistema.

–¿Por qué han tardado tanto en revelarse contra ese sistema desde que tuvieron esa opción de ir al RETA?

–Yo participaba mucho cuando me di de alta en Colegio de Abogados, pero vas percibiendo que terminas siendo molesto porque yo preguntaba mucho, era muy activo, y, digamos, que te vas apartando del día a día del Colegio porque el propio sistema te echa porque eres incómodo. Pero te das cuenta de que estás desamparado, que tienes problemas reiterados con los mismos funcionarios, los mismos jueces o los mismos fiscales, que le ocurre a todos los colegiados y el Colegio no hace nada, no apoya. Llega un punto en el que dices «me tendré que ayudar yo solo» y presentas quejas a título personal por lo que te digo.

–¿Habla de desamparo por parte del Colegio?

–Sí, porque la respuesta institucional era «¿pero cómo quieres que se intervenga de esa manera?». Ser decano o decana implica, a parte de lo bonito, obligaciones y responsabilidades, y llevamos mucho tiempo durante el que, desafortunadamente, los diferentes decanos no los han cumplido desde mi punto de vista.

–¿Cómo deciden actuar después 18 años de tener la opción de salirse de la Mutualidad?

–Nos empiezan a llegar las proyecciones de las pensiones que vamos a tener con los pagos a la mutua y te quedas… «¿qué estoy haciendo con mi vida?». Es que voy a tener que estar sentado en el despacho hasta que me dé un infarto en el juzgado. Lo comienzas a hablar con un compañero, con otro, lo cuentas también en el Colegio y te das cuanta de que sigue con su mecánica, como un tren de mercancía por el mismo raíl y que no se desvía nada de ese camino.

–¿Cómo deciden subirse al carro del Movimiento J2?

–Cuando compruebas esa inacción del Colegio, piensas, «pues, me organizo yo, o me agarro a cualquier organización que trata de reivindicar esto». Hice un grupo de WhatsApp, metí a tres, esos han ido trayendo a otros, ya somos bastantes.

–¿Cuántos se han sumado en Zamora a esta corriente reivindicativa?

–Vamos creciendo, los medios de comunicación nos estáis apoyando mucho, estamos dando visibilidad de un problema, incluso, para los propios afectados porque muchos desconocen el problema.

–¿El haber dado a conocer esta situación precaria cuando se jubilan desmonta esa imagen social del abogado de cuello blanco, que tiene un nivel económico y una clase social privilegiada?

–Sí, sí. Siempre he querido desmontar ese fantasma desde que me colegié. Con los años de ejercicio, he tenido dos frentes: desmontar la idea de que los abogados somos una casta privilegiada, más allá de haber tenido la suerte de tener unos estudios académicos y esta profesión, pero esto de que vivimos como dios; y, en segundo lugar, reivindicar nuestra profesión. En los 23 años de ejercicio, he notado que se ha denostado a nuestra profesión y ahí tienen responsabilidad todas las instituciones que deberían ir de la mano con nosotros porque son cooperadoras necesarias del sistema judicial.

–¿Pero son conscientes de que estar levantado ampollas entre muchos de sus colegas por decir que cobran tan poco?

–Pero, si con todos mis respetos a las camareras de hotel, cobran más las kellys, que también se levantaron. Me da igual lo que digan mis compañeros, aunque ninguno me ha dicho eso porque esté desmontando el estatus social con lo que reivindico. Ni creo que lo haga porque es una realidad, también con los que yo me relaciono somos la casta baja de la Abogacía zamorana.

–¿Hay clases dentro de la profesión, de segunda y de primera?

–Claro. Esto es como Harrry Potter: Estaban los «sangre limpia» porque sus padres ya eran magos y venían de familia; y los «sangre sucia», los que tus padres o no eran magos o estaban mezclados. Este último es mi caso y muchos compañeros son como yo, sus padres han hecho un sacrificio para pagarles una carrera y no teníamos un despacho montado y una trayectoria familiar, un apellido que te respalde profesionalmente.

–El abogado de oficio está para los ciudadanos un escalón más abajo todavía, además de que está la creencia de que nunca defenderá igual que uno de pago y de renombre.

–Se presta la misma dedicación que a los clientes de pago, al menos, yo. A los clientes del turno de oficio, les digo lo mismo, que me llamen a cualquier hora si lo necesitan.

–Una dedicación gratuita que es beneficencia para ustedes porque cobran muy poco por cada caso.

–Y, además, estamos obligados a estar en el turno de oficio y para ello te exigen una capacitación profesional, o sea, esto no es me doy de alta en el Colegio y me apunto al turno de oficio y que salga el sol por Antequera, no. Para adscribirte, te exigen unos años de ejercicio y cada año hacer cursos de capacitación, y, después, tienes que trabajar los asuntos que te llegan porque te pueden echar del turno de Justicia Gratuita si metes la pata. No puedes desatender a las personas, tratarlas mal y pasar de todo porque tenemos una lupa.

–Pero no todos están en ese Servicio de Justicia Gratuita.

–Pero porque se permite que haya compañeros que se descuelguen del turno de oficio si el servicio está cubierto. Entonces, estamos prestando un servicio socialmente obligatorio, que dime tú a qué trabajador de profesión liberal el Estado le obliga a hacer su trabajo. Incluso, permiten a los médicos tener objeción de conciencia en cuestiones como la práctica del aborto o la eutanasia y a nosotros nos ponen un plato encima de la mesa y nos lo tienes que comer porque no podemos alegar causas de conciencia. Hay unas causas tasadas por Ley, pero no por cuestiones de conciencia.

–Si les toca defender a un asesino, a un violador, a un maltratador, ¿no pueden renunciar porque vaya contra sus principios?

–No, te toca y te toca. Si un compañero tiene asignado a un asesino y por esas causas que la Ley contempla no lo lleva, el Colegio se lo designa a un segundo compañero; si este también puede renunciar, el caso pasa a un tercero que ya no podrá evitar asumir la defensa, está obligado a llevar el asunto.

–Sin embargo, el turno de oficio está muy mal pagado, por ejemplo, cobran 120 euros por un asunto que le costaría al ciudadano diez veces más si tuviera que pagar de su bolsillo a un abogado.

–Los que estamos en el turno de oficio somos la primera línea de fuego de la justicia, los que habríamos ido en la primeras lanchas en el desembarco de Normandía, los que fueron recibidos a tiro limpio, porque somos los que atendemos en el momento a quien comete un delito y le y le detienen. El delincuente arrestado va a un calabozo y no le ponen a disposición del juez, sino que llaman al abogado de oficio, sea la hora que sea, va a Comisaría o el cuartel, defiende sus intereses, salvo que el acusado designe a uno privado. Somos la primera línea de defensa, el juez viene después. Eso en guardias ordinarias, en las de violencia de género, estamos un solo abogado para toda la provincia de Zamora.

–Amenazaron con dejar el turno de oficio en bloque, ¿esa iniciativa sigue sobre la mesa?

–Tendríamos que tener un amparo del Colegio, no de la responsabilidad penal, que de eso, si la hay, me encargaría yo. Eso planteé a la decana en una reunión.

–¿Y cual fue la respuesta?

–Ninguna. Pero si Consejo de la Abogacía Española en la memoria del último congreso cita, solo cita, al turno de oficio en la página 17, no hay medidas ni un plan para mejorarlo. Planteé la huelga y la decana me dijo que no se podía hacer por ley, pero este servicio se rige por normativa tardofranquista y la Constitución deroga todas las que la vulneran. Y, sino tengo un derecho, lo reivindico y lo peleo como la clase obrera cuando se sublebó. Los jueces tampoco lo tenían y fueron a la huelga.