Santiago de Compostela es una ciudad profundamente literaria, e incluso cuando los designios de la vicepresidenta primera y ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, la convierten en el epicentro financiero a nivel europeo como este fin de semana, ese carácter retórico termina abriéndose paso transformando a su Catedral y a las remotas rutas de peregrinación que a ella conducen en una metáfora del rumbo que debe seguir la Unión Europea.

Los días previos a la cumbre los dimes y diretes informativos hacían referencia a la posibilidad de que durante su estancia en Santiago los responsables de las carteras económicas en los distintos estados del Viejo Continente aclarasen cuál iba a ser su apuesta para la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), puesto para el que la ‘número dos’ del Gobierno español partía claramente como favorita.

Sin embargo, nadie aclaró su postura y, en un inesperado giro narrativo, apareció por la Cidade da Cultura la segunda favorita para hacerse con el puesto, la danesa Margrethe Vestager, que sin ningún cargo en su haber que justificase su presencia en la cumbre, se encargó de aclarar en un encuentro informal con periodistas que había venido a hacer campaña. Algo que provocó que las conversaciones al respecto de la elección se intensificaran rotundamente.

La vicepresidenta Calviño junto con el equipo de cocina y de sala de la Cidade da Cultura / Cedida


El segundo hecho que marcó el Ecofin informal compostelano fue la presencia de los ministros latinoamericanos y caribeños que lograron concretar los 170 proyectos que la UE llevará a cabo en aquella región en el marco de la estrategia Global Gateway en tres ejes fundamentales: el verde, el digital y de reducción de las desigualdades y de desarrollo social. Sergio Díaz-Granados, presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe(CAF) definió la reunión de la siguiente forma: “es la primera piedra para construir esta capilla que resultará en una catedral que servirá para financiar el crecimiento sostenible y un mundo mejor para las generaciones venideras”.

La delegación latinoamericana y caribeña concluyó las diferentes reuniones profundamente contenta con su desarrollo y los acuerdos y avances alcanzados. Así lo hicieron saber a la prensa y lo ratificaron a posteriori con una celebración en forma de fiesta caribeña en el San Francisco Hotel Monumento, que arrancó a las 21 horas de la noche del viernes y que les valió para despedirse de la ciudad.

El segundo de los líderes que se valió de una figura retórica para evaluar los resultados de los diálogos fue el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, tras la negociación sobre la revisión de las reglas fiscales de la Unión en el que los diferentes mandatarios acordaron empezar la negociación política con la intención de alcanzar un consenso antes de que finalice la Presidencia española de la UE. Un pacto que el letón denominó como “la vía de Santiago” o el “Camino fiscal”.

Un emplazamiento excelente

No obstante, el consenso más unánime de todos los surgidos en esta cumbre del Ecofin fue sobre la idoneidad de Santiago de Compostela para albergar el evento, a pesar de tratarse de la ciudad más pequeña de todas las seleccionadas por el Gobierno español para desarrollar estas reuniones informales entre ministros durante su turno en la Presidencia española.

Para ello la ciudad se blindó con un dispositivo de seguridad en el que participaron 1.250 efectivos de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, elevando a una ratio de 1 agente por cada 72 habitantes la presencia policial en Santiago durante este fin de semana, que se saldó sin ningún tipo de incidencia.

Una organización que hizo que figuras de la talla de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo o Paolo Gentiloni, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, se deshicieran en elogios y la calificaran de “magnífica y excelente”. Un agradecimiento que personificaron en la figura de Nadia Calviño.

En el caso de los líderes sudamericanos el agradecimiento hacia el liderazgo de España fue todavía mayor al ser la primera vez que eran invitados a una reunión informal del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la UE, y líderes como Camillo Gonçalves o Ilan Goldfjan destacaron la hospitalidad de la capital gallega.

Para alguno de ellos supuso incluso una vuelta a sus orígenes. Fue el caso del ministro de Hacienda de la República Dominicana, Jochi Vicente, descendiente de emigrantes gallegos, concretamente de la localidad pontevedresa de A Guarda. Así lo expuso en su llegada a las instalaciones del Gaiás el pasado viernes, justo antes de que Nadia Calviño le diera la bienvenida a “nuestra casa”.




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Ecofin: las figuras clave de una cumbre histórica en Santiago

Calviño que ejerció de anfitriona durante todo el encuentro quiso agradecer a todas las instituciones que tuvieron que ver en la organización de la cita, desde la Unión Europa hasta el Ayuntamiento de Santiago, pasando por el Gobierno de España y la Xunta de Galicia. Y es que como ella misma reconoció en una entrevista concedida a ELCORREO GALLEGO, en la elección de la capital gallega como sede del encuentro, su opinión y su deseo tuvo mucho que ver.

Al término de la rueda de prensa que ofreció junto con el vicepresidente Dombrovskis, Calviño hizo extensible su gratitud y reconocimiento a todos los vecinos de Santiago de Compostela, “que dieron una muy buena imagen de la ciudad, de Galicia y de España».