Se trata de algo relativamente frecuente que puede darse tras periodos de parón, como es la época vacacional, principalmente en personas que hacen deporte o en profesionales que por su trabajo sobrecargan mucho los miembros inferiores.
Según explican los podólogos valencianos, este tipo de lesiones suelen producirse al reiniciar la actividad deportiva o laboral de una forma brusca y excesiva.
Por eso es «habitual» en estas fechas, ya que puede originarse cuando retomamos la práctica deportiva tras las vacaciones, principalmente al correr, y no permitimos que las estructuras anatómicas se adapten a las nuevas exigencias mediante un reposo adecuado.
“A lo largo de los años, este tipo de fractura ha recibido muchos nombres como ‘la fractura del recluta’ o la ‘fractura del marchador´, porque es muy común en soldados.
Pero realmente son fracturas por estrés o por sobrecarga. Y como explica Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV:
- «Si bien pueden darse en cualquier hueso, las más comunes son las que se dan en el segundo y tercer metatarsiano” .
Factores que causan estrés a los pies
Además de estos parones de actividad, existen algunos factores relacionados con la fisionomía del pie, que predisponen a padecer fracturas por estrés. Por ejemplo:
- Tener pies cavos con retropié varo.
- Tener el dedo gordo del pie más corto que el segundo metatarsiano (index minus).
- Pie pronado.
- Dismetrías.
- Anteversión femoral (los dedos de los pies están girados hacia el interior)
- Patologías metabólicas como falta de vitamina D.
- Y estadísticamente es una afección con mayor incidencia en las mujeres como causa de la osteoporosis.
A estos factores intrínsecos hay que sumar una serie de causas externas que pueden influir en las fracturas por estrés, como el tipo de calzado que se usa.
- Por ejemplo, un zapato con poca suela o suela rígida sin apenas amortiguación pueden provocar que un metatarsiano se rompa.
- También influye el tipo de actividad física que se realiza, el terreno en el que se practica o desarrollar una técnica incorrecta.
Cómo saber que tengo una fractura por estrés en el pie
Para detectar que se trata de una fractura y no de una simple contractura o sobrecarga, Jorge Escoto explica que «los síntomas que pueden indicarnos que nos encontramos en el pie ante una fractura por estrés son:
- Dolor
- Deformidad
- Crepitación
- Hinchazón
- Signos de hematoma”.
Y es que, “el problema en este tipo de afección es que, como no suele existir una causa clara para estas molestias, los pacientes siguen realizando su actividad normal y lo confunden con una metatarsalgia. Esto hace que el problema se prolongue en el tiempo y que continúen con su actividad normal cuando se necesita todo lo contrario, reposo”, añade el podólogo.
Cómo hay que tratar este tipo de fracturas por estrés
Una vez que se detecta la fractura, el tratamiento que se suele aplicar es la inmovilización del hueso roto, bien con yeso o bien con zapatos de suela rígida, para favorecer la descarga y evitar complicaciones como que se genere un callo que podría provocar un dolor crónico en la planta del pie o, incluso, en casos excepcionales el desplazamiento del foco de fractura.
En algunos casos, como la aparición de complicaciones a la hora de que suelde la fractura, la inmovilización no va a ser suficiente y el paciente va a tener que someterse a una intervención quirúrgica.
- “Como vemos, el estrés también afecta a los pies y la mejor forma de prevenirlo es corrigiendo cualquier alteración biomecánica en la marcha. Esto se realiza mediante el uso de plantillas personalizadas realizadas por el podólogo”, advierte Escoto.
Y añade que a la hora de prevenir este tipo de lesiones “también ayudará utilizar un calzado apropiado, aconsejado por un profesional, que se adapte a las características de nuestra fisiología; evitar el sobreentrenamiento y adaptar las cargas que recibe ese hueso; y elegir correctamente la superficie de entrenamiento”, concluye el podólogo.