El coordinador general del PP, Elías Bendodo, ha señalado este sábado que «el PSOE de Pedro Sánchez es la Unión Soviética con purgas internas incluidas» y se ha preguntado si tras expulsar a Nicolás Redondo, que «se ha jugado la vida por la defensa de la democracia y las libertades», va a echar ahora a Felipe González; al tiempo que lamenta que haya convertido al PSOE en un «partido radical y podemizado que recuerda a otros tiempos y regímenes».
Cabe destacar que el PP lanza este tipo de acusaciones un año y medio después de la desaparición de Pablo Casado de la escena política tras su guerra fraticida con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.
Así fue la caída de Pablo Casado
Hace más de un año, Pablo Casado, en ese momento líder del Partido Popular (PP), decidió hacer una denuncia pública por corrupción contra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y miembro del mismo partido. Esto ocurrió después de que se revelara el pago de una comisión de casi 300.000 euros por la compra de material médico durante la pandemia a su hermano Tomás Díaz Ayuso por parte de una empresa contratista del Gobierno regional.
El viernes 18 de febrero de 2022, Casado ofreció una entrevista en la que señaló a la dirigente autonómica de su formación. Estas declaraciones, según El País, fueron respaldadas por la mayoría de los 11 altos cargos que se encontraban en el comité de dirección del PP. Sin embargo, paradójicamente, fue precisamente esta acusación de corrupción contra una figura de su propio partido lo que condujo a su renuncia, bajo la presión de la mayoría de sus líderes.
Ese pronunciamiento público de Casado en un medio de comunicación se realizó con el propósito de ofrecer explicaciones sobre la apertura de un expediente a la presidenta del PP de Madrid que tuvo lugar la tarde anterior. La dirección del partido en Génova tomó la decisión de iniciar investigaciones a nivel interno para examinar el cobro de 280.000 euros por parte del hermano de Isabel Díaz Ayuso a través de una sociedad. Esta sociedad tenía como propietario a alguien que mantenía una amistad con la familia Díaz Ayuso y, curiosamente, fue la misma empresa a la que la Comunidad de Madrid, dirigida por Díaz Ayuso, quien otorgó un contrato de 1.500.000 euros para la compra de mascarillas durante los primeros momentos de la pandemia de coronavirus.
“Nuestro honor es nuestro activo más valioso y todos nuestros cargos tienen el deber de preservarlo. Se puede tener un buen resultado electoral, pero esto no exime del deber de rectitud. Esto es lo único que hemos pedido en los últimos meses a Isabel Díaz Ayuso”, manifestó Teodoro García Egea, todavía secretario general del PP en aquella tarde del 17 de febrero, a la hora de anunciar el expediente informativo a la mandataria regional.
Tan solo cinco días después de este acontecimiento, el ‘número dos’ de Casado renunciaría debido a la presión ejercida por la cúpula del partido, especialmente después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, en una rueda de prensa realizada unas horas después de las acusaciones de García Egea, se defendiera a sí misma enérgicamente. Díaz Ayuso declaró: «Las afirmaciones que los medios han estado publicando durante toda la mañana, que provienen del entorno de Pablo Casado y que él no ha refutado, representan lo peor que se puede esperar de los políticos. Lo hace desde el anonimato. Que la oposición me critique es comprensible, pero que lo haga la dirección de mi propio partido porque tengo la intención de presentarme al Congreso, es incomprensible».
Ayuso, un año después
Esta lucha sirvió para que Ayuso tuviera aún más control del paritdo. Y a eso debemos sumar una mayoría absoluta en las siguientes elecciones autonómicas. En una entrevista con El Mundo un año después de la caída de Casado, hablaba en los siguientes términos de su excompañero de partido: “No se ha visto algo así nunca. Más que un momento concreto, lo que ocurrió viene a raíz de una historia de meses». Hilado con estas primeras palabras, Ayuso recordó al exsecretario general del PP, Teodoro García Egea. «Cuando salió a hablar tuve algo de liberación, porque fueron seis meses en los que promovieron, por todas las tertulias y mentideros, que yo tenía un caso de corrupción, que iba a saltar un escándalo y que me iba a dinamitar», ha recordado.
“Seis meses aguantando, callada. Y mientras tanto, ve a congresos y conferencias con ellos. Come con ellos. Como si no pasara nada. Todo el día me llegaban historias, rumores«, ha narrado.