«Presidente, ésta es tu casa». Antonio Garamendi firmó este viernes la reconciliación con Pedro Sánchez tras haber protagonizado en los últimos meses un acercamiento a Alberto Núñez Feijóo. Como muchos otros grandes empresarios, el presidente de la CEOE pensó que Feijóo sería después del 23J el nuevo inquilino de la Moncloa. Con esa certeza se fueron aproximando al PP. La mayoría con sigilo. Garamendi no. El jefe de la patronal quiso exhibirlo a ojos de todo el mundo.
En febrero participó en una reunión con los coordinadores del programa electoral del PP, a la que acudió tras ausentarse por sorpresa de la Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat, entre los gobiernos de España y de Marruecos, en la que tenía prevista incluso una intervención en el foro empresarial previo. Su entendimiento con Feijóo fue creciendo en los siguientes meses hasta conformar una pinza contra la política económica del Ejecutivo de coalición.
El resultado de las elecciones del 23J, que deja a Sánchez como el único candidato con opciones numéricas de convertirse en presidente, ha roto esa alianza. El reencuentro entre la Moncloa y la CEOE era sólo cuestión de tiempo y se ha escenificado con colaboración de las dos partes. El jefe del Ejecutivo en funciones acudió a la sede de la patronal para presentar el documento Resilient EU2030, la propuesta de la presidencia española para fortalecer la resiliencia y la competitividad global de la UE en distintos sectores, que será debatida en el Consejo Informal Europeo del día 6 de octubre en Granada. Todo fueron parabienes.
Garamendi, entregado: «Por mi parte simplemente decirte, de parte de las empresas españolas, que siempre trabajamos por nuestro país». Sánchez también con ganas de pasar página, agradecido por la invitación, con un discurso de economía global, volcado en mejorar la autonomía estratégica del país e implicar en el reto a la patronal.
En la Moncloa acabaron satisfechos, convencidos de que a los empresarios les habían «sonado bien» las palabras del presidente. Y de que percibían signos evidentes de reconexión. «Es que pensaban que iba a gobernar Feijóo«, aseguran desde el Ejecutivo en referencia a Garamendi y a la mayoría de los grandes empresarios del país. La propia patronal fue quien se ofreció para acoger un acto con Sánchez. El Gobierno, apuntan las mismas fuentes, ha sido muy consciente de todos los intentos de aproximación al PP. «No sólo los que ha hecho el presidente de la patronal sino otros muchos que se han producido por debajo». Pero ahora, asumen, se abre una nueva etapa.
Desde la CEOE esgrimen que no ha existido una mala relación con Sánchez y que el cuestionamiento ha sido sobre todo de algunos ministros de Unidas Podemos. No todos, porque la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no oculta que tiene una excelente relación personal con Garamendi. Otras fuentes de la patronal también quitan hierro al distanciamiento del Ejecutivo aunque admiten que su presidente se significó con Feijóo y que ahora era necesario reconducir la relación. «Tampoco nos debe preocupar mucho», sostienen, porque «Sánchez necesita estabilidad y sus posibles socios de Gobierno no se la van a dar». Ese equilibrio, apuntan, puede llegar en forma de «acuerdos con la CEOE». «Los que se puedan».
Legislatura larga
En el último año las reacciones de los populares y de la patronal a las decisiones del Ejecutivo de coalición, prácticamente se mimetizaron. En Moncloa eran muy conscientes de que en la CEOE existía una sensibilidad «extraordinariamente cercana al PP». No sólo la ex ministra de Trabajo de Mariano Rajoy, Fátima Báñez, que preside la Fundación CEOE, sino otras personas del organigrama como Íñigo Fernández de Mesa y Gregorio Izquierdo.
Esto no cambiará pero Sánchez, pese a la voluntad exhibida por todos de reconciliación, quiso dejar muy claro, precisamente en ese auditorio, que el candidato popular, que en poco más de un semana se somete a la investidura, no gobernará. Y que sólo cuando le llegue su turno a él se producirá la «auténtica». El presidente dio por hecho que seguirá al frente del Gobierno y avanzó que impulsará un «proyecto político en positivo, de progreso y convivencia, que garantice la estabilidad del país y sea plenamente coherente con la letra y el espíritu de la Constitución». Un mensaje que buscaba tranquilizar a los empresarios, en medio del debate sobre la posible amnistía exigida por Junts, cuyo apoyo Sánchez necesita de manera imperiosa.
Un proyecto, prosiguió, «avalado recientemente por las urnas», que «mirará a los próximos meses pero también a los retos de las próximas décadas». Otro recado, también muy explícito. Nada de legislatura corta o inviable como defienden en Génova.