El Mediterráneo se enfrenta a la aparición de huracanes, un fenómeno hasta ahora realmente excepcional en esta parte del planeta, pero que pueden convertirse en relativamente habituales. El caso de la tormenta ‘Daniel’ es un ejemplo de lo que los científicos llaman ‘medicane’, es decir, un huracán mediterráneo que pueden azotar también a España.

La inundación repentina que mató a miles de personas en Libia esta semana se produjo como consecuencia de un ‘medicane’, un fenómeno climático raro pero destructivo que los científicos creen que se intensificará a medida que el Mediterráneo se va calentando por el cambio climático. El término es una fusión de las palabras Mediterráneo y huracán (en inglés hurricane).

Los ‘medicanes’ o huracanes mediterráneos, que tienden a formarse en partes de este mar cerca de la costa norte de África, son similares a los huracanes convencionales y los tifones, aunque pueden desarrollarse en aguas más frías.

También tienen el mismo aspecto físico en las imágenes de satélite, donde aparecen como una masa arremolinada de nubes de tormenta que rodean un ojo situado en el centro.

Libia ha sufrido los efectos de un ‘medicane’ Agencias


El fenómeno registrado en Libia, conocido como tormenta Daniel, desató fortísimos vientos y precipitaciones, y arrojó aproximadamente 170 milímetros de lluvia en Libia.

Los científicos alertan de que este tipo de fenómenos se está intensificando con el calentamiento global, pues aguas más cálidas favorecen la formación de estos huracanes mediterráneos.

«Estamos seguros de que el cambio climático está sobrealimentando las precipitaciones asociadas con este tipo de tormentas», dijo Liz Stephens, profesora de la Universidad de Reading (Reino Unido), a la AFP.

Más pequeños, pero también destructivos

Los ciclones mediterráneos suelen ser más pequeños y débiles que sus equivalentes tropicales, porque tienen un espacio menor para desarrollarse del que existe en el océano Atlántico, por ejemplo.

Su fuerza máxima suele ser el equivalente a un huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, y alcanza velocidades de 119 a 153 kilómetros por hora.

Los huracanes mediterráneo causan grandes destrozos Agencias


Los ‘medicanes’ tienden a formarse en otoño, cuando el mar está cálido, normalmente en el Mediterráneo occidental y en la región entre el mar Jónico y la costa norte de África, explicó Suzanne Gray, profesora del departamento de meteorología de la Universidad de Reading.

Una capa de aire más frío procedente de altitudes más altas forma convecciones de aire más cálido que se eleva desde el mar y que convergen alrededor de un centro de baja presión.

Raro pero mortal, y también en España

Los huracanes mediterráneos se forman una o dos veces al año en promedio, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos. Mientras que los huracanes se mueven de este a oeste, los ‘medicanes’ tienden a hacerlo de oeste a este.

Entre 2016 y 2018 se produjeron tres ‘medicanes’ frente a Grecia, mientras que en 2019 los servicios meteorológicos españoles identificaron uno entre las islas Baleares y la costa argelina.

Un huracán mediterráneo con vientos de hasta 120 kilómetros por hora, denominado Ianos, azotó Grecia en septiembre de 2020, matando a tres personas en la ciudad de Karditsa y provocando inundaciones, deslizamientos de tierra y cortes de energía. La isla italiana de Sicilia también fue golpeada en 2021 por uno de estos fenómenos.

Lluvia turboalimentada

En general, los expertos dicen que el calentamiento de las temperaturas de la superficie del mar, impulsado por el cambio climático inducido por el hombre, hará que las tormentas extremas sean aún más intensas. En todo caso, afirman que es difícil establecer patrones o desentrañar su comportamiento.

A la derecha, lagos creados por el ciclón Daniel en el desierto libio Copernicus


Según los científicos, los océanos han absorbido el 90 por ciento del exceso de calor producido por la actividad humana desde los albores de la era industrial.

Investigadores españoles han comprobado que el Mediterráneo alcanzó su temperatura más alta registrada en julio, cuando Europa sufrió una sucesión de olas de calor. También fue ese el mes más cálido jamás registrado en la Tierra.

Las aguas superficiales del Mediterráneo oriental y del Atlántico están entre dos y tres grados centígrados más calientes de lo habitual, y es precisamente este hecho lo que habría sobrealimentado el ciclón Daniel.

«El hecho de que Daniel pudiera convertirse en un ‘medicane’  es probablemente el resultado de temperaturas más cálidas en la superficie del mar y, por lo tanto, del cambio climático provocado por el hombre», añadió el climatólogo Karsten Haustein de la Universidad de Leipzig en Alemania a la AFP.

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