Soplar o sorber. Las Fuerzas Armadas ucranianas se enfrentan al duro dilema de decidir dónde concentran sus fuerzas en un frente militar de más de 1.000 kilómetros. No pueden recuperar a la vez las dos regiones ocupadas del este (Donetsk y Lugansk) y las tres del sur (Zaporiyia, Jersón y Crimea). Rusia está pertrechada tras poderosísimas líneas defensivas que han preparado durante el último año y medio: campos minados, trincheras y trampas antitanques.
Según los últimos avances anunciados, parece que Kiev ha decidido soplar con fuerza en el frente sur, en Zaporiyia. Ahí es donde se están produciendo las primeras ganancias reseñables de la contraofensiva que comenzó hace tres meses. El objetivo sería eventualmente partir en dos la extensísima zona ocupada por Rusia (un quinto del territorio ucraniano) e impedir el abastecimiento y las comunicaciones con Crimea, según apuntan tres analistas de la guerra, uno de forma anónima, a este diario. Y luego, eventualmente, atacar la península.
“Los ucranianos tienen como objetivo entrar en Crimea, eso es evidente: por el carácter simbólico que tiene, porque puede convertirse en una plataforma de lanzamientos de misiles y porque tiene el puerto más importante para los rusos en el Mar Negro”, opina para este diario Jesús Manuel Pérez Triana, analista de Seguridad y Defensa. “La cuestión es si conseguirán entrar o no”.
No se trata necesariamente de reconquistar toda Crimea, arrebatada en 2014 y anexionada por Rusia tras un referéndum ilegal. Avanzar sustancialmente, tras haber cortado las rutas de suministros, ya supondría un mensaje contundente al presidente ruso, Vladímir Putin, de que puede perder más de lo ganado.
La estrategia emprendida por Ucrania en Zaporiyia tiene como objetivo cortar la logística rusa de abastecimiento a Jersón y Crimea. Se trata de partir en dos la continuidad del territorio ocupado. Romper dos puentes: uno de forma literal (el de Kerch que conecta Rusia con el territorio ocupado de Crimea); y otro en sentido figurado, el “puente terrestre” que supone la parte controlada de la región de Zaporiyia, según apunta Guillermo Pulido, doctorando en Estudios Estratégicos y analista de la revista Ejércitos. Si revientan estos dos puentes, cortan el cordón umbilical de Crimea con el país ocupante.
El Ejército ruso utiliza primordialmente líneas férreas para el abastecimiento, y la principal está en el puente de Kerch, recuerda Pérez Triana. Por eso buena parte del esfuerzo bélico ruso se concentra en mantener a salvo ese puente, por el que circulan trenes de mercancía continuamente. Hay otra línea férrea en la zona sur de Ucrania, pero está demasiado cerca del frente y no se usa demasiado, por seguridad.
Al alcance de los misiles ucranianos
Otra de las claves de esta estrategia ucraniana por el flanco sur sería la de poder ubicar sus sistemas avanzados de lanzamiento de misiles al alcance de los objetivos clave de la logística rusa. Si llegan cerca del mar de Azov, no sólo pueden atacar el puente de Kerch, sino que podrían alcanzar a los barcos que salen con material bélico desde el puerto ruso de Novorosíisk y que navegan por el mar de Azov hasta Mariúpol con material.
“Los rusos están llevando por barco el material bélico desde el puerto de Novorosíisk (Rusia) hasta los puertos de Mariúpol y Verdiansk, atravesando el puerto de Kerch. Desde el punto de vista ucraniano, el objetivo es conseguir tener esos dos puertos a tiro de sus M142 Himars y de sus M270 MLRS (que es la versión oruga del primero, sobre cadenas)”, explica Pérez Triana. “Ambas plataformas están dotadas con misiles de precisión de unos 70 kilómetros de alcance. Una vez que los ucranianos tengan a tiro esos dos puertos, y tengan a tiro la ciudad de Melitopol, que es otro nudo de comunicaciones, puede haber un cambio de tendencia: lo que veremos será una carrera contra reloj entre los logistas rusos por meter material a toda prisa y tender puentes y líneas férreas, y los ucranianos por destruirlo”. Y todo, mientras Ucrania espera la llegada de los aviones F16, que es otro de los hitos que pueden marcar la diferencia en la contienda.
Este mismo miércoles, Ucrania ha lanzado varios misiles sobre la ciudad de Sebastopol, en la propia península de Crimea. «Los enemigos atacaron Sepastopol», han confirmado las autoridades rusas, que hablan de 24 heridos y una instalación militar incendiada.
Ucrania exhibe sus avances
Los avances en el frente son lentos, y se miden en pocos kilómetros cuadrados. Tanto que algunos gobiernos aliados de Volodímir Zelensky empiezan a impacientarse. Por eso explotó hace unos días su ministro de Exteriores, Dimitri Kuleba, que con duras palabras invitó a «todos los críticos” a “callarse” e ir a Ucrania “a intentar liberar un centímetro cuadrado (de territorio) por sí solos».
El ministerio de Defensa ucraniano ha reivindicado este lunes los avances de su Ejército en el frente sur. Aseguran que siguen penetrando al sur de Robotyne, la localidad de Zaporiyia retomada a los rusos a finales de agosto tras romper la primera línea de las tres de defensas rusas.
Esto ha abierto una vía a su ofensiva hacia las ciudades de Tokmak y Melitopol, importantes para la logística del ejército ruso, según declaró a la televisión pública la viceministra de Defensa, Ganna Maliar, informa AFP.
También hay progreso en la región de Bajmut, en el este, donde «se hicieron avances» y el ejército ucraniano progresó en la zona de Klishchiivka y Andriivka, precisó la viceministra. El ejército ucraniano también «tomó una parte de Opytne», un pueblo próximo a la ciudad de Avdivka, otro punto caliente del frente.
«La semana pasada, unos 2 km2 de territorio fueron liberados cerca de Bajmut, y «en total, 49 km2 han sido liberados» en los flancos de esta ciudad desde el inicio de la contraofensiva ucraniana en junio, según Maliar.