El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, inauguró este viernes en La Habana la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo G77 y China con un llamado a una nueva arquitectura financiera global que contemple las necesidades de las economías menos favorecidas. «El mundo le está fallando a los países en desarrollo«.
El grupo fue creado en 1964 por 77 países en desarrollo y se amplió hasta sumar 134 naciones de Asia, África y América Latina. La cumbre tiene lugar una semana antes de la Asamblea General de Naciones Unidas. Guterres es el nexo entre ambos encuentros. El secretario general consideró que es «muy importante» que los países en desarrollo «luchen por garantizar las transformaciones necesarias en los sistemas internacionales para crear las condiciones que les permitan hacer frente a los desafíos».
G77+China representan, según el cálculo de Miguel Díaz-Canel, el presidente de Cuba, el 80% de la población mundial y dos tercios de los países que integran la ONU. Toda América Latina y el Caribe, con excepción de México, África, Oriente Medio y gran parte de Asia.
Ciencia y tecnología
«Retos actuales del desarrollo: Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación», es el lema de esta reunión que concluye el sábado y cuenta con la presencia de 100 delegaciones. La ciencia y la tecnología, remarcó Guterres, «pueden forjar la solidaridad, solucionar problemas comunes y ayudar a hacer que el desarrollo sostenible sea una realidad».
Sin embargo, el secretario general recordó las consecuencias de la brecha en esos campos, como ha ocurrido durante la pandemia y, “exacerban las desigualdades y afianzan las divisiones». En ese sentido subrayó que «solo una acción global puede hacer frente» a las asimetrías entre el Norte y el Sur, además de «garantizar una transición justa a una economía digital” sin que «se deje a nadie atrás».
«La multipolaridad crea nuevas oportunidades para el liderazgo a nivel global, pero no garantiza de por sí la paz y la justicia, para eso hacen falta instituciones multilaterales eficientes», señaló también Guterres.
Propuesta «progresista»
La urgencia de un nuevo orden económico internacional, sobre un intercambio más justo, y el problema de la deuda externa, apuntalado en la gobernanza del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, son algunos de los problemas que atraviesan el eje temático de la cita en la mayor de las Antillas. El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, aseguró que el texto final, fruto de «un debate amplio», será una propuesta «progresista, de alcance universal, de tono positivo y constructivo». Su contenido, remarcó, será «leal a los propósitos y principios del grupo» y apegado «firmemente al reclamo del derecho al desarrollo en medio de un orden internacional cada vez más excluyente y expoliador».
La diplomacia cubana ha logrado que el borrador del texto final, que será discutido por las delegaciones, incluya el pedido de la «la eliminación urgente de las medidas coercitivas internacionales», en alusión a las sanciones económicas de Estados Unidos contra la isla, a las que Díaz-Canel también mencionó como causantes de la grave situación social de su país.
La cita en Cuba, que recibió la presidencia rotatoria del G77 de manos de Pakistán, cuenta con la presencia de los mandatarios de Brasil, Argentina, Colombia y Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva, Alberto Fernández, Gustavo Petro y Luis Arce, respectivamente. También asiste el mandatario de Angola, João Lourenço, y sus colegas Filipe Nyusi, de Mozambique; Ranil Wickremesinghe, de Sri Lanka; Thongloun Sisoulith, de Laos y Cyril Ramaphosa, de Sudáfrica, entre otros. En nombre de China ha llegado a Cuba Li Xi, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista del gigante asiático.