La apertura de los centros docentes de este año tardará tiempo olvidarse. El caos organizativo ha sido de órdago. La secuencia de errores administrativos en la adjudicación de puestos de trabajo y la deficiente asignación de los profesores interinos se recordará muchos años. Errores ha habido siempre, pero no de la magnitud de este año. Mucho peor aún ha sido que la mala planificación y la ausencia de controles hayan afectado también a los alumnos más vulnerables. La comunidad escolar de los centros de educación especial de Alzira y Algemesí está absorta: cuatro días después de comenzar el curso, el servicio de transporte sigue sin normalizarse. Algunas rutas de autobús se han quedado sin conductor, en otras la espera es interminable y, encima, bastantes vehículos no están adaptados para acoger alumnos con silla de ruedas.

El desbarajuste sorprendió a todos el lunes, pero la asociación de madres y madres sigue sin explicarse como a final de semana continúa sin resolverse. «El miércoles fue un desastre, de las seis rutas previstas para trasladar a los alumnos al colegio Carmen Picó de Alzira solo funcionaba bien una y, encima, el autobús que llegó no llevaba incorporada la rampa para subir a los alumnos con silla de ruedas y, ayer, vino uno con rampa pero que tampoco llevaba anclajes, por lo que muchas familias tuvieron que trasladar a los alumnos en sus coches particulares y, quien no tenía esa opcón, tuvo que dejar a los niños en casa», deplora la presidenta de la AMPA, Lidia Sola

Los padres también reprochan que los autobuses lleguen «en unas condiciones lamentables» y tampoco están adaptados a la función que se le ha encomendado. Las familias recriminan a la conselleria de Educación que no haya facilitado hasta ahora explicaciones convincentes y reclaman que inspeccione el servicio que ofrece la nueva empresa adjudicataria y que se apliquen las sanciones corrrespondientes. «Algunos de los vehículos que utiliza son viejos y no sabemos si cumplen las medidas de seguridad exigibles para trasladar alumnos con necesidades especiales», alertan. «No hay derecho. Están jugando con la vida de nuestros hijos, que necesitan unas pautas muy marcadas para sentirse seguros y no estresarse, y también con la estabilidad de las familias, ya que algunos padres han tenido que renunciar a su trabajo o han llegado tarde a la empresa porque los niños no están en buenas manos», lamentó Lidia Sola.

La indignación que sienten les ha llevado a convocar una concentración de protesta que se llevará a cabo a las 12 del mediodía del próximo lunes, 18 de septiembre, a las puertas del colegio Carmen Picó. Lo mismo sucederá ante la escuela de educación especial Alberto Tortajada de Algemesí. Y no es la única reclamación de la comunidad escolar. El nuevo colegio algemesinense ya está en obras, pero la inaplazable ampliación del centro alzireño sigue pendiente. El espacio de la actual escuela, situada en la avenida de los Deportes, es insuficiente. Está prevista la construcción de un nuevo edificio, probablemente en Tulell, aunque el expediente no está resuelto. Tanto la regidora de Educación, Virtuts Piera, como el alcalde, Alfons Domínguez, esperan concretar pronto el traslado con el nuevo Consell.