En 2022, el abandono temprano de la educación formación alcanzó el 13,9%: esto significa que un 13,9% de las personas de 18 a 24 años no completó la segunda etapa de la Educación Secundaria (Grado Medio, Básica o Bachillerato). Este, uno de los problemas más acuciantes del sistema educativo, Para hablar sobre los problemas (y las oportunidades) que afectan al sistema educativo y su futuro, se han ruenido diversos ponentes en la mesa Un gran pacto de Estado para la educación en España, en la tercer y última jornada del II Observatorio de los ODS, celebrado este jueves en el CaixaForum de Madrid y organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia.
La sesión, moderada por Raquel Nogueira, redactora de ENCLAVE ODS, ha reunido a tres personalidades del mundo educativo: Nieves Segovia, presidenta de SEK Education Group, Andrés Conde, director ejecutivo de Save the Children y José Manuel Pérez Tornero, responsable del programa de la Unesco de Alfabetización Mediática.
«El abandono temprano es uno de los problemas crónicos del sistema educativo«, reconoció Conde. Y expresó que los problemas que condenan a España a la cola europea de esta problemática son tres: El recurso excesivo a la repetición de cursos, la enorme segregación por origen socioeconómico y la falta de sistemas de alerta temprana.
Segovia y Pérez Tornero coincidieron con el representante de Save The Children en que el mayor de los problemas que tiene el sistema educativo actualmente es el abandono escolar temprano. «Es algo que compromete el futuro de la educación”, advirtió Segovia. Y señaló que no solo hay que responsabilizar a las instituciones del problema del abandono escolar, sino que la responsabilidad es de todos. «No salir a la calle para denunciar el abandono escolar es algo que, como país, tendríamos que mirarnos”.
Abandono escolar y pobreza
El perfil mayoritario de los estudiantes que abandonan la escuela pronto es el de personas con un nivel socioeconómico bajo. “Tenemos un problema de pobreza y desigualdad, y la educación es un componente que puede romper el problema de la pobreza de origen», dijo Conde.
Y formula varias recomendaciones para el futuro de la educación en nuestro país: la necesidad de que «la educación pueda ejercer su capacidad de promoción social» y unas políticas «basadas en la evidencia científica y no en la intuición, la creencia o la ideología”.
En la misma línea y después de apuntar al problema de la excesiva politización de la educación, Pérez Tornero expresó que ”hemos perdido el ascensor social”, algo que «descompone el bienestar educativo». Porque, comentando la situación que viven los estudiantes que abandonan los estudios y las razones por las que lo hacen, ”puedes ser pobre en el origen, pero tiene que tener esperanza para salir de ella”.
Riesgos y oportunidades
Si bien el abandono escolar se plantea como un desafío clave para el que debe formularse una respuesta, hay otros factores que tienen el potencial de ejercer como palanca para la transformación educativa: las tecnologías. Durante su intervención, Segovia apuntó que «son aliadas«, y en el caso de la inteligencia artificial y todas las herramientas que trae consigo, «encontramos tanto desafíos como oportunidades». Y subrayó que para inclinar la balanza hacia estas últimas, «necesitamos hacer una reflexión colectiva» y «volver al auténtico concepto de lo educativo, que se centra en el rol del maestro».
«Debemos responder éticamente«, señaló Pérez Tornero. El objetivo es «crear un marco de gobernanza de la IA en el que sepamos que no podemos avanzar si no estamos bien antes». Y expresa que el pacto por la IA debe tomar en cuenta tres claves que hay que tener en cuenta: la dignidad, la humanidad, y, sobre todo, la educación.
Por su parte, Segovia reivindicó poner en el centro a los alumnos: «No hay que perder de vista su mirada» y exhortó, no solo a las instituciones, sino a toda la sociedad, a «adoptar una aproximación diferente«.
Los ‘ingredientes’ de un pacto duradero
Pero, en la actualidad, ¿cuáles son los ingredientes de un pacto en educación duradero? Antes de adentrarse a responder a esta complicada pregunta, Conde, tras reconocer la labor de algunas personalidades, como el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, en la promoción de la educación, colocó dos aspectos innegociables: «La educación es un derecho básico y fundamental de los niños y existe una responsabilidad de los adultos para garantizarlo», y además «hay un problema de pobreza y desigualdad y la educación puede romper estos problemas».
Los ingredientes, según Conde, son: invertir en educación, no solo en cantidad, sino hacerlo de manera inteligente; implementar sistemas de alerta temprana, basada en la monitorización de datos académicos; el refuerzo educativo gratuito para todo el que lo pueda necesitar; adoptar un plan de lucha contra la segregación escolar; y formar al profesorado en la gestión de heterogeneidad del alumnado. Por último, reivindicó «poner al niño, sus derechos y su progreso en el centro».
Estos deberes, tal como expresó Segovia, no son solo una responsabilidad de los políticos, ni del Ministerio de Educación: «Tienen que participar todos los agentes educativos”. Desde los centros educativos hasta los otros ministerios, pasando por los medios de comunicación.
Por su parte, Pérez Tornero, que suscribió la reflexión de Segovia, reiteró que “ningún ministro o ministra va a solucionar el problema, el movimiento tiene que ser global”. La educación, según este experto, «se respira por las calles, el problema es trasladarlo al juego político”. Y el tiempo corre: «se nos está acabando, estamos en tiempo de descuento”, advirtió Pérez Tornero.
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