Julio César Sánchez

Una oreja cada uno pasearon este jueves los diestros Sebastián Castella y Emilio de Justo en el séptimo festejo de la feria de Albacete, escaso balance para el interesante comportamiento que ofreció la corrida de Victoriano del Río y con la que Tomás Rufo se fue de vacío por su desacierto con los aceros.

Después del chasco ganadero sufrido en la corrida de la víspera, los de Victoriano del Río ofrecieron un juego interesante y variado, con dos toros de nota, tercero y cuarto, que se fueron al desolladero con orejas puestas de más.

Sebastián Castella, impostadamente mayestático, los pegó de toda ralea al manejable primero, que soltó la cara por el izquierdo, y lo hizo mejor por el derecho en los compases iniciales de la lidia.

Sin embargo, después de un inicio en el que el de Victoriano del Río tan pronto tenía la muleta delante como se la quitaban de enfrente con un trallazo, lo más destacado llegó al natural de forma aislada, quizás porque con esa mano el vaciado del muletazo suele ser más suave. En su descargo cabe señalar el inconveniente del viento racheado. Aún así, el de Beziers estuvo, en general, aburrido.

Un correcto recibo a la verónica, siete estatuarios, y varios pases del desdén (lo mejor del inicio) sirvieron a Castella para concitar el interés de los tendidos en el cuarto.