Las expectativas de unas perspectivas de suministro más ajustadas para el resto del año han borrado las preocupaciones sobre el aumento de los inventarios en EEUU. El petróleo sigue subiendo, colocándose en máximos anuales, lo que ha provocado que el barril de Brent supere los 93 dólares por primera vez en 2023.

«Por el momento, la tendencia sigue siendo al alza, pero todo dependerá de la actuación de la demanda«, comentan en IG.

Por su parte, en Ostrum AM señalan que el precio del petróleo Brent está aumentando y «podría acercarse rápidamente a los 100 dólares por barril, que es el precio medio observado durante todo 2022″. Su economista jefe, Philippe Waechter, apunta que la demanda supera los 100 millones de barriles al día en lo que va de año, «lo que hace que la producción esté al límite para satisfacer esta demanda«.

Los países de la OPEP, en general, están aumentando su producción, pero Arabia Saudí está haciendo el movimiento contrario, creando tensiones en el mercado, añade.

«La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que el consumo vuelva a aumentar en 2024 con la reanudación del crecimiento mundial, a pesar de que los márgenes de producción se reducen. Mientras Arabia mantenga una dirección bajista en su producción el precio tendrá un sesgo alcista«, afirma Waechter.

La AIE ha asegurado que la extensión de los recortes de producción de petróleo por parte de Arabia Saudí y Rusia provocará un déficit de mercado hasta el cuarto trimestre. Su proyección es que la demanda eclipsará la oferta en 1,2 millones de barriles por día en promedio durante el segundo semestre.

El informe mensual de la OPEP de septiembre recoge que el déficit de petróleo podría ascender a -3,3 millones de barriles en el próximo trimestre. De confirmarse, sería el mayor desde 2007. Además, estima que necesitará bombear 30,7 millones de barriles el próximo trimestre para satisfacer el consumo.

«Esto seguirá tensionando el precio del petróleo a corto plazo. Sin embargo, la tendencia a largo plazo es de corrección, por desaceleración económica, particularmente de China (primer importador mundial) y porque cada vez es menor la necesidad de consumo de petróleo, por eficiencia y por auge de energías limpias», exponen los analistas de Bankinter.