Las inundaciones tienen efectos catastróficos sobre los bienes y las vidas de los ciudadanos, pero también pueden provocar pérdidas a los bancos, con los consiguientes impactos negativos sobre el flujo de crédito, la estabilidad financiera y la economía del país. Así, más de 81.000 viviendas hipotecadas se encuentran ubicadas en las zonas inundables que con más frecuencia sufren ese tipo de catástrofes en España. Dichas viviendas constituyen una garantía de cobro para la banca en caso de que el cliente no pueda pagar, con lo que su posible deterioro o devaluación a causa de una inundación supone un riesgo de pérdidas para las entidades.
Así se recoge en el primer informe bienal de riesgos del cambio climático para el sistema financiero, elaborado por el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones para la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera (Amcesfi), de la que forman parte junto al Ministerio de Economía. La cifra de viviendas hipotecadas en las zonas con mayor riesgo de inundación es en realidad más alta, ya que el informe no incluye los datos del País Vasco y Navarra, mientras que para el resto del territorio solo se ha podido geolocalizar el 60% de las viviendas gracias a la referencia catastral.
Los supervisores se han basado para realizar sus cálculos en el sistema nacional de cartografía de zonas inundables, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica. Han utilizado, así, tanto las zonas fluviales inundables como aquellas ubicadas en la costa. Dicha cartografía las divide en cuatro categorías: de «alta probabilidad» de sufrir esas catástrofes (cada 10 años de promedio), «frecuentes» (50 años), de probabilidad «media y ocasional» (100 años) y de probabilidad «baja o excepcional» (500 años).
2,7% del total
El estudio, cuyas principales conclusiones adelantó este diario el domingo, destaca que de las aproximadamente tres millones de viviendas que ha podido geolocalizar a fecha de junio de 2022, el 1,3% (unas 39.000) se sitúan en las zonas que sufren inundaciones cada 10 años de promedio. En las que lo padecen cada 50 años, se sitúan al menos otras 42.000 viviendas (el 1,4%), con lo que la suma de viviendas en las zonas de mayor riesgo asciende a más de 81.000, el 2,7% del total. En las zonas con probabilidad de cada 100 y 500 años, se ubican otras 150.000 (5% del total geolocalizado), pero el informe destaca que los «riesgos inmediatos son mucho más reducidos» para la banca en este caso dada la muy baja frecuencia de eventos en dichas zonas.
El documento también recoge que las viviendas en zonas inundables tienen un valor de tasación que equivale al 6,6% del valor de tasación total de las tres millones geolocalizadas. Es, por tanto, inferior a su peso en función del número total de viviendas analizado (7,7% de las tres millones), lo que apunta a que son inmuebles más baratos. Asimismo, el estudio desvela que las hipotecas concedidas sobre las viviendas en zonas inundables no presentan un nivel mayor que el resto de ‘loan to value’ (peso del crédito sobre el valor del inmueble). Ello implica que, en ese parámetro, no suponen un riesgo mayor para los bancos que el resto: cuanto más pesa el crédito sobre el valor del inmueble que funciona de garantía, más posibilidad de pérdida existe para el banco si dicho activo se deteriora o devalua.
Tasaciones y aseguradoras
«Este primer análisis apunta a que la exposición de la cartera hipotecaria bancaria a los riesgos de inundaciones es limitada y que no hay evidencia de valores de ‘loan to value’ más elevados en zonas con mayor riesgo de inundación. Es conveniente, sin embargo, realizar un seguimiento a las exposiciones afectadas, ya que si no se previene el cambio climático las frecuencias de eventos y la extensión de las zonas inundables podrían ampliarse en el futuro», advierte el informe.
El Banco de España, así, adelanta a que podría examinar en el futuro «en qué medida las valoraciones inmobiliarias recogen ya los riesgos de inundación o si, por el contrario, existe el riesgo de ajustes abruptos de los valores de tasación ante eventos de este tipo». Asimismo, considera importante valorar el «papel que las aseguradoras desempeñarían en caso de que estas inundaciones se materializasen, absorbiendo una fracción de los posibles daños, que no repercutiría necesariamente en una pérdida de valor de las garantías».