Mejorar la calidad del aire se ha convertido en un objetivo prioritario para luchar contra los devastadores efectos de la contaminación. Una “pandemia a cámara lenta”, según ha denunciado el eurodiputado socialista Javi López, que acarrea una factura económica y social descomunal para la Unión Europea: 300.000 muertes prematuras al año en todo el continente, un aumento de las enfermedades cardiovasculares, de los casos de cáncer de pulmón y asma, un coste de entre 231.000 y 853.000 millones de euros, 8.000 millones de días de trabajo perdidos y entre 4.000 y 12.000 millones de euros en daños a los ecosistemas. Para contener estos demoledores efectos el Parlamento Europeo ha aprobado un informe en el que reclama reglas más severas, límites más estrictos para varios contaminantes y una armonización de los indicadores de calidad del aire. Más de la mitad del Partido Popular Europeo, incluido el PP, se ha alineado con la ultraderecha y los ultraconservadores y ha votado en contra.
“Abordar la contaminación del aire en Europa exige una acción inmediata. Debemos seguir la ciencia y alinear nuestros estándares de calidad del aire con las directrices de la OMS y reforzar algunas de las disposiciones de esta directiva. Necesitamos ser ambiciosos para salvaguardar el bienestar de nuestros ciudadanos y crear un medio ambiente más limpio y saludable”, ha reivindicado López, ponente del documento y responsable ahora de negociar a partir de ahora la nueva legislación con la presidencia de la UE en nombre de los Veintisiete y que este semestre ostenta España.
Su texto ha sido aprobado con 363 votos a favor, 226 en contra y 46 abstenciones tras una votación de enmiendas ajustada debido al intento de los conservadores y la ultraderecha de diluir el texto. Entre los eurodiputados que han votado en contra de un endurecimiento de las normas sobre calidad del aire se encuentran los del PP y Vox. “La votación ha sido otra victoria para las fuerzas progresistas del Parlamento Europeo, las que luchan por una Europa sostenible y verde. El hecho de que el PPE haya intentado, de nuevo, alinearse con la extrema derecha para diluir la legislación medioambiental, es una auténtica vergüenza”, ha criticado el eurodiputado de En Comú Podem, Ernest Urtasun.
El informe aprobado reclama valores límite y objetivos más estrictos para 2035 para varios contaminantes, incluidas las partículas (PM2.5, PM10), el NO2 (dióxido de nitrógeno), el SO2 (dióxido de azufre) y el O3 (ozono). El objetivo del endurecimiento de las reglas europeas, que la Comisión Europea propuso en octubre del año pasado, es garantizar que la calidad del aire en la UE no sea perjudicial para la salud humana, los ecosistemas naturales y la biodiversidad y alinear la normativa a las directrices de calidad del aire actualizadas por la Organización Mundial de la Salud en 2021.
“Nos decepciona saber que en las negociaciones de última hora la fecha límite para implementar estas medidas tan urgentes por parte de los Estados miembros se ha pospuesto de 2030 a 2035. Los datos demuestran que en la lucha contra la contaminación atomosférica cada día cuenta y una extensión de cinco años es demasiado tiempo”, ha lamentado, Irene Bernal, responsable de investigación e indidencia política de la Fundación Salud por Derecho que pese al retraso del plazo ha celebrado la aprobación porque supone “un paso importante” para hacer frente a una de las principales amenazas para la salud.
Más puntos de muestreo
La Eurocámara también reclama a los gobiernos que aumenten el número de puntos de muestreo de calidad del aire. Por ejemplo, en las zonas urbanas reclaman al menos un “superemplazamiento” de control por cada 2 millones de habitantes frente a 1 por cada 10 millones de habitantes que proponía la Comisión Europea. Además, en lugares donde es probable que se produzcan altas concentraciones de partículas ultrafinas (UFP), carbono negro, mercurio y amoníaco (NH3), deberá haber 1 punto de recogida de datos por cada millón de habitantes, frente a uno por cada 5 millones propuesto por Bruselas.
Los gobiernos también tendrán que armonizar los índices de calidad del aire, actualmente fragmentados y poco intuitivos en toda la UE, para que en el futuro sean comparables, claros y estar disponibles públicamente, con actualizaciones horarias para que los ciudadanos puedan protegerse en momentos de elevada contaminación atmosférica y antes de que se alcancen los umbrales de alerta obligatorios). La nueva normativa tendrá además que facilitar información sobre los síntomas asociados a los picos de contaminación y los riesgos para la salud asociados a cada contaminante, incluida información adaptada a los grupos vulnerables. Además, los gobiernos tendrán que dotarse de hojas de ruta de calidad, con medidas a corto y largo plazo, en caso de superar los límites y planes de calidad del aire. La medida forma parte del plan para lograr el objetivo de contaminación cero de aquí a 2050.