¿Qué son unas buenas patatas fritas sin su chorro de kétchup? Esta salsa preparada a base de tomate frito, azúcar, vinagre y sal es de las más típicas en cualquier restaurante o frigorífico, pero también de las menos recomendables si queremos llevar una alimentación saludable.

Aunque el kétchup por sí mismo no es necesariamente «malo» sí es cierto que cuando lo compramos envasado y ultraprocesado podemos encontrarnos con un importante incremento de los azúcares añadidos, cuyo consumo excesivo puede dar lugar a problemas de salud como la diabetes tipo 2 o enfermedades del corazón; un gran aporte calórico y un alto contenido en sodio y otros ingredientes artificiales.

Como alternativa a los kétchups ultraprocesados que se ofertan en los lineales de los supermercados tenemos diferentes alternativas: podemos optar por una salsa hecha en nuestra propia casa y donde nos cercionemos de que los ingredientes que usamos son frescos y de primera calidad, y que no llevan azúcares ni aditivos añadidos que puedan perjudicar a nuestra salud o crearnos problemas a largo plazo.

Otra opción con la que contamos para sustituir el kétchup es apostar por otra salsa más saludable: en este sentido, la universidad de Harvard recomienda ni más ni menos que la salsa romesco: un preparado típico de la cocina catalana que se prepara a base de ñoras, pan seco, ajo, almendra tostada, tomates, aceite de oliva virgen extra, salsa y vino blanco que, según califican en su web «es un maravilloso acompañante para verduras, pollo o pescado a la parrilla. También es excelente para untar sandwiches».

A diferencia del kétchup y tal y como detallan en la publicación, la salsa romesco solo cuenta con 24 gramos de calorías por cada 10 gramos de receta y sus ingredientes suponen un importante aporte de vitamina A, B y C además de minerales como magnesio, potasio o calcio.