Desde que el sábado las primeras luces comenzaran a arrojar la magnitud de las consecuencias del temblor, marroquíes residentes en lugares recónditos del Atlas comenzaron a lamentar en vídeo la falta de asistencia por un terremoto que ha sepultado aldeas completas. A las 14.00 horas de aquel sábado la ONG francesa Secouristes sans Frontières remitió a la embajada marroquí en París su oferta de asistencia. “Les propusimos un equipo de nueve personas”, reconoce su presidente Arnaud Fraisse en conversación con El Independiente. El lunes, tras aguardar respuesta durante dos días, la ONG retiró su ofrecimiento.
“No hemos obtenido respuesta. Hemos decidido retirar nuestra oferta”, agregó Fraisse tras denunciar la víspera el bloqueo que padecían. “La oferta no tiene ningún sentido en una fase tan tardía, pues nuestra especialidad es la detección de personas que siguen vivas”. Marruecos solo autorizó inicialmente la llegada al país de misiones de rescate de España, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, a las que se sumaron más tarde Reino Unido e Israel. En el caso de España, la oferta se había trasladado a primera hora del sábado. “Si llega la petición de ayuda, tanto de forma bilateral como a través del Mecanismo Europeo de Protección Civil, los primeros equipos españoles podrían estar desplegados sobre el terreno en horas”, informaron fuentes de Interior. El sí solo llegó en la madrugada del sábado al domingo.
Con suerte, habrá unos pocos supervivientes ‘milagrosos’
Para entonces, las esperanzas de hallar cuerpos con vida eran ya muy limitadas. El último balance de víctimas se acercaba a los 2.700 muertos y una cifra similar de heridos. “Con suerte, habrá unos pocos supervivientes ‘milagrosos’. Pero dada la naturaleza de los materiales de construcción, habrá pocas bolsas de supervivencia y la tipología del suelo arcilloso, que se deshace en polvo, asfixiará a las víctimas”, lamentó Fraisse.
Gestión controvertida y lenta
La lentitud de la gestión humanitaria desplegada por Rabat y el rechazo a parte de las ofertas de asistencia realizadas desde el extranjero han alimentado las críticas, también internamente, junto las denuncias de abandono de unas poblaciones ubicadas en enclaves de difícil orografía, con una falta de asistencia gubernamental endémica que se exhibe en las precias vías de acceso o la ausencia de servicios públicos. “La inmensa mayoría de los afectados no tuvieron nada que comer, y algunos nada que beber, durante 48 horas o más, incluso en las zonas accesibles por carreteras asfaltadas que aún estaban en buen estado. Evidentemente, la expectación ante la llegada del Rey para difundir imágenes suyas ‘dando sus altísimas instrucciones’ tuvo mucho que ver en esto”, replica a este diario Fouad Abdelmoumni, defensor de derechos humanos marroquí.
La inmensa mayoría de los afectados no tuvieron nada que comer, y algunos nada que beber, durante 48 horas o más
El régimen alauí optó por aceptar la ayuda ofrecida por aquellos países a los que considera “amigos”. Una lección de geopolítica aplicada a la asistencia humanitaria. “Creo que hay dos posibles explicaciones. Marruecos quiere proyectar la imagen de que puede manejar la situación por sí mismo. La segunda es que no necesita la ayuda de Francia debido a las tensiones entre ambos. Tampoco ha respondido a la de Argelia. Hace muchos años, aunque las fronteras entre los dos países estuvieran cerradas, Marruecos aceptó la ayuda de Argelia. Entonces Argelia reabrió las fronteras para permitir el paso de los camiones llenos de mercancías”, señala en declaraciones a este diario Yahia Zoubir, politólogo y director de investigación en geopolítica de la KEDGE Business School de Francia. “Permitir que sólo unos cuatro países proporcionen ayuda es una irresponsabilidad, dada la catastrófica situación y la urgencia de asistir a las poblaciones de las zonas aisladas”, apunta.
En respuesta a las crecientes críticas por la gestión de la crisis, el portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa Baitas, trató la noche del domingo de defender su actuación. “Desde los primeros segundos después de que se produjera este devastador terremoto, y siguiendo las instrucciones de Su Majestad Real, todas las autoridades civiles y militares y el personal médico, militar y civil, han trabajado en la rápida y eficaz intervención para rescatar a las víctimas y recuperar los cuerpos de los mártires», manifestó.
El ministerio del Interior agregó: “En el marco de un enfoque conforme a las normas internacionales en tales circunstancias, las autoridades marroquíes han llevado a cabo una evaluación precisa de las necesidades sobre el terreno, teniendo en cuenta que la falta de coordinación en tales situaciones podría ser contraproducente”. Una fuente con experiencia en crisis humanitarias como las que atraviesa Marruecos desliza desde el anonimato que “el Gobierno no quería revivir el caos del último terremoto”, el de Alhucemas en 2014. “La gestión de los equipos de rescate a su llegada había sido complicada y la logística de transporte había sido defectuosa”.
Marruecos ignora la oferta de Francia y Argelia
“Sobre esta base, las autoridades marroquíes han respondido favorablemente, durante esta fase específica, a las ofertas de apoyo realizadas por países amigos como España, Qatar, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos, que han propuesto la movilización de varios equipos de búsqueda y rescate”, alegó Interior marroquí. A esas misiones se sumó después United Hatzalah, una organización de voluntarios sanitarios de Israel. “Nuestro equipo en Marruecos salió hoy de Marrakech y se dirigió a los pueblos de montaña de la región de Tizi Ouaddou, donde los equipos de rescate aún no han llegado. Encontraron devastación pero también mucha gente fuerte y resiliente”, señaló la organización en redes sociales.
El miedo a eclipsar al rey impide que la gente actúe plenamente hasta que él haya visitado el lugar
Dos de los países cuyas propuestas de ayuda ignoró Marruecos son Francia, la otrora metrópoli y con la mayor diáspora marroquí en el exterior, y la vecina Argelia. El sábado el presidente francés Emmanuel Macron reconoció estar «devastado por el terrible terremoto» en X (antes Twitter) y envió al rey Mohamed VI una carta de apoyo y una oferta de ayuda nunca respondida. “Marruecos es soberano y puede determinar por sí solo sus necesidades”, señaló el lunes la ministra de Exteriores gala Catherine Colonna tratando de refutar que la ausencia de respuesta estuviera relacionada con la crisis diplomática que protagonizan ambos países desde el espionaje de Macron y sus ministros por parte de Rabat a través de Pegasus.
Argelia, el país con el que Rabat rivaliza por la hegemonía en el Magreb, ofreció un equipo de 80 socorristas especializados en Protección Civil para ayudar en la búsqueda de posibles supervivientes. A la selectiva política de Rabat para aceptar la ayuda internacional en horas clave para el rescate de supervivientes se suma la ausencia del monarca alauí, que retornó a Rabat desde París la tarde del sábado tras 18 horas de ausencia. Hasta entonces la respuesta pública del Ejecutivo también resultó nula.
“El miedo a eclipsar al rey impide que la gente actúe plenamente hasta que él haya visitado el lugar, cosa que se espera, pero nunca se sabe cuándo ocurrirá. El temor a ser reprendido por cualquier iniciativa también ha llevado a los funcionarios a abstenerse de cualquier acción que no esté expresamente ordenada por palacio. Así pues, la inteligencia de la administración ha estado a media asta durante años y no es de extrañar que muestre tal nivel de falta de preparación y de chapuza”, replica Abdelmoumni.
A su juicio, “las iniciativas ciudadanas para distribuir alimentos se aceleraron el domingo, a pesar de la espada de Damocles de la ley sobre la generosidad pública, que penaliza tales acciones hasta que hayan recibido una aprobación administrativa, imposible de obtener en los tiempos que corren”. “La actitud displicente de Marruecos ante las ofertas de ayuda de un centenar de países no es bien recibida por una población que sabe que una respuesta positiva y rápida habría sin duda salvado vidas y evitado estas desgracias”.
Una acumulación de tragedias -la catástrofe natural amplificada por la precariedad del epicentro del seísmo y la tardía reacción gubernamental- que presagia otros desastres. “Seguimos sin tener información sobre la rehabilitación y la reconstrucción, que sin duda será una batalla de intereses entre el régimen, que quiere escaparates atractivos, los contratistas, que buscarán asegurarse jugosos contratos, y la población, que intentará reconstruir su vida lo mejor que pueda”, concluye Abdelmoumni.