En vísperas de la conmemoración del 50 aniversario del golpe de Estado, el presidente de Chile, Gabriel Boric, inauguró en el mismo Palacio de la Moneda que fue blanco de las bombas una instalación artística. ‘El caminar de un demócrata’ se ha ubicado en Morandé 80, la dirección de la estrecha calle por donde se podía entrar a la sede del Ejecutivo, en el centro de Santiago. Se trata de una vitrina que contiene el calzado que Allende utilizó el 11 de setiembre de 1973. El visitante puede, de esta manera, «ponerse en los zapatos del otro«, como señala el dicho, y ese «otro» es el presidente socialista que se quitó la vida al no aceptar la rendición incondicional que exigían los militares conjurados.
«El largo caminar de mi padre como luchador social e intérprete de la justicia social», dijo este lunes la senadora Isabel Allende. «Tenemos que tener memoria. A 50 años del golpe he tratado de hacer un relato, no ha sido fácil. Me tocó ser la última persona del entorno de mi padre en entrar al palacio ese día. Tenemos un mandato que contar: lo que significó la verdad de su Gobierno y la barbarie que se impuso. Debemos asegurar la no repetición de los hechos de ese día».
«Qué hermoso nombre han elegido para este homenaje. Pensemos todo lo que significa», dijo Boric, parado en Morandé 80. Por allí sacaron el cuerpo de Allende envuelto en una manta. Y en esa misma puerta se pone en escena la enorme dificultad que persiste en Chile medio siglo más tarde. Las fuerzas de derecha se han ausentado de la ceremonia de la que participaron numerosos presidentes latinoamericanos y expresidentes como el español, Felipe González, y el Premio Nobel de la Paz, el colombiano Juan Manuel Santos. El exmandatario de ese espacio conservador, el magnate Sebastián Piñera, suscribió el Compromiso de Santiago, promovido por el Gobierno, para dejar constancia de la voluntad de «nunca más» repetir la experiencia del 11S. Sin embargo, no participa de los actos de este lunes.
Los herederos de las fuerzas que, con distinto entusiasmo, saludaron y acompañaron no solo el golpe de Estado, sino que fueron su sostén político, no pudieron o quisieron «ponerse en los zapatos» de Allende ni de esos otros que padecieron a la dictadura desde el mismo día de la asonada. La coalición Chile Vsmos, Renovación Nacional (RN), el partido de Piñera, Unión Demócrata Independiente (UDI) y Evópoli, suscribió un documento en el que no figura la palabra «golpe», sustituida por «quiebre institucional». La declaración reafirmó no obstante su compromiso actual con los derechos humanos y la democracia así, como condena el uso de la violencia como acción política.
La ultraderecha
Republicanos, la agrupación de ultraderecha que hegemoniza el Consejo Constituyente, y lidera el pinochetista José Antonio Kast, le dio por completo la espalda a la efeméride. Kast se limitó a repudiar los daños de los que fue objeto el pasado domingo la tumba de Jaime Guzmán. El exsenador Guzmán, quien fue asesinado por el grupo armado Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en 1991, en plena transición democrática, había sido el autor intelectual de la Constitución promulgada durante el régimen militar. «Boric debió haber estado en el cementerio, defendiendo el derecho de Jaime Guzmán a descansar en paz. Todos los años se repite la misma escena violenta y ningún presidente ha tenido el coraje de derrotar la violencia y la impunidad». El joven mandatario había repudiado duramente ese hecho el mismo domingo, así como los daños que provocaron encapuchados contra la misma sede de La Moneda, pocas horas después de que se inaugurara la instalación en Morandé 80.
La oposición encontró en ese episodio y en ciertas declaraciones del presidente (su calificación de cobarde del general que se quitó la vida cuando la policía lo fue a buscar a su casa para llevarlo a la cárcel por su responsabilidad en el asesinato del cantautor Víctor Jara) un justificativo de su desapego de la conmemoración y el duelo nacional.
De hecho, la misma UDI, creada en 1980 con una adhesión inequívoca a Pinochet, fue este lunes mucho más lejos. «Sentimos que el Gobierno haya frustrado el deseo mayoritario de una conmemoración en unidad». A su criterio, ha sido la experiencia de la Unidad Popular la que provocó el «quebrantamiento de la democracia». El 11 de septiembre de 1973 «se transformó en algo inevitable«. Las razones del «quiebre» deben encontrarse a su criterio en lo ocurrido «entre 1970 y 1973». Y si bien carga la responsabilidad en Allende y la izquierda, la UDI sostiene que Chile «debe persistir en el camino de la justicia y la reparación, por el camino institucional, civil y penal».
Criticas
«La derecha ha tenido una actitud francamente inmadura, absurda. Alguna vez abrigamos la esperanza –una tibia esperanza, habría que agregar– de que apareciera una derecha democrática, liberal. Pero la derecha se ha mostrado como es: aferrada a su trauma de la UP (Unidad Popular) e incapaz de desprenderse de la dictadura. Esto último es realmente increíble», señaló el rector de la prestigiosa Universidad Diego Portales, Carlos Peña. «Yo he escuchado a personeros de derecha, a intelectuales de derecha, incapaces de emitir un juicio de condena moral sobre un golpe de Estado. ¿Cómo es posible, al cabo de 50 años?», se preguntó.
El espacio de la disputa fue también virtual. El portal ExAnte ha consignado que Allende fue mencionado 300.000 veces en los últimos días en X. La cifra en Facebook es mucho más abultada. Pinochet, en tanto, fue nombrado en 200.000 ocasiones, pero con la mitad de las reacciones.
La distancia opositora tiene, para Jorge Arrate, quien fue ministro de Minería de Allende, una intencionalidad que no solo se relaciona con el pasado sino con el presente y las aspiraciones del espacio conservador de volver al poder en 2026 y con una Carta Magna afín a su universo ideológico. «Quieren hacer lo mismo que hicieron con el presidente Allende, que es transformar al presidente Boric en víctima de sí mismo, de los errores que ha cometido, víctima de lo que dijo, víctima de haber acompañado la romería (la procesión que terminó el domingo con incidentes). Eso ha sucedido durante todo este Gobierno. Por sí o por no, la derecha y la ultraderecha han fustigado al Gobierno del presidente Boric, sea lo que sea que el presidente haga. Siempre hay un ángulo desde donde disparan, bomabardean La Moneda, con calumnias y apreciaciones políticas, desmedidas o falsas».