Novak Djokovic ha confirmado este domingo en Nueva York que estará en Valencia para formar parte del equipo de Serbia en la fase de grupos de las finales de la Copa Davis, que se celebran entre el 12 y el 17. “Nos vemos en Valencia en dos o tres días”, ha dicho en español contestando una pregunta de TVE el flamante campeón del Abierto de Estados Unidos, donde ha sumado su histórico grande número 24.
Ese anuncio llega el día después de que Carlos Alcaraz, que cayó en semifinales del último grande del año, confirmara su baja de la selección española, que está en el grupo C con Serbia, Corea del Sur y la República Checa. Y se evapora así la posibilidad de ver otro duelo entre los número 1 y 2 del mundo.
“Me hacía mucha ilusión jugar por España la Davis en Valencia pero tengo que escuchar a mi cuerpo después de una gira muy larga, Necesito parar y descansar, física y mentalmente”, había escrito el sábado el de El Palmar en sus redes sociales. Recordaba también que “el calendario es muy exigente y todavía queda mucha temporada” y decía que a él ahora le “toca recargar fuerzas”, antes de asegurar que estará viendo los partidos y de animar a sus compatriotas.
Alcaraz será sustituido en la escuadra que capitanea David Ferrer por Albert Ramos, que se suma a Alejandro Davidovich, Roberto Bautista, Marcel Granollers y Bernabé Zapata.
La lucha por el 1 y la rivalidad con Alcaraz
Djokovic también se refería en esas declaraciones en español a Alcaraz, al que este lunes desplaza del número 1 del mundo. Y se decía “consciente” de que el de El Palmar “tiene mucha ilusión y motivación” para recuperar esa posición en lo más alto del podio. Afirmaba, también, que para él no es su prioridad. «Tengo toda mi energía dedicada a ganar los torneos más grandes del mundo. Si el número uno viene como consecuencia de los resultados, estaré muy contento. Veremos la situación al final del año».
Poco antes, en la parte en inglés de su rueda de prensa, había hablado también más ampliamente de su rivalidad con el joven campeón español, su verdugo en Wimbledon, pero al que se había impuesto antes en la semifinal de Roland Garros y poco antes del Abierto estadounidense en otro partido monumental en Cincinnati, tres encuentros que califica de “épicos”.
“No hay duda de que es bueno para nuestro deporte que tengamos esa buena rivalidad”, decía, alabando al veinteañero de El Palmar como “aire fresco para el tenis, un jugador asombroso y un gran tipo también”. “Colectivamente todos queremos que vayan más atención e interés hacia el tenis. Cuanto más se involucre la gente con el tenis, de cualquier forma o manera, mejor para todos nosotros”, afirmaba.
Djokovic también se refería a la rivalidad de Alcaraz con Jannik Sinner, y a la presencia en el top ten de otros jugadores como Rune y la generación de Zverev, Tsitsipas y Medvedev. “Si juzgamos por la asistencia de público a los cuatro grandes, el tipo de “hype” que rodea los Grand Slams, el tenis está en buen lugar”.
Esas palabras no quitan que Nole no piense en un relevo generacional. “Lo jugadores vienen y van y será el mismo destino para mí. Eventualmente un día dejaré el tenis, en 23 o 24 años”, ha dicho riendo. “Y habrá nuevos jugadores ascendiendo. Hasta entonces, asumo que me veréis un poco más”.