Diversos estudios indican que cerca del 12% de la población española sufre migraña. Este porcentaje se eleva hasta el 18% en el caso de las mujeres. Y el resultado es que este dolor se ha convertido en la primera causa de discapacidad en menores de 50 años, especialmente en mujeres de mediana edad.
La migraña es una enfermedad que ocurre en varias fases. Como explica la doctora Ana Gago Veiga, neuróloga responsable de la Unidad de Cefaleas del Hospital de la Princesa:
- «El dolor es uno de los síntomas más incapacitantes de una crisis de migraña, pero no es el único. Por desgracia, una crisis de migraña abarca mucho más».
Las fases de la migraña
Como explica la doctora Gago, la que podríamos llamar primera fase de la migraña se presenta 48 horas antes del inicio del dolor.
1. «Un importante porcentaje de pacientes presentan una serie de síntomas premonitorios como cambios de carácter, de apetito, fatiga, somnolencia, rigidez nucal, bostezos, cansancio, problemas de concentración, sensación de lentitud mental, irritabilidad…»
2. «Luego algunos pacientes presentan lo que llamamos aura, generalmente visual (distorsión de la imagen…) pero que también puede ser sensitiva o presentar afectación del lenguaje.
Por describirla con palaras de los especialistas de la clínica Quirón:
- «En esta fase aparecen puntos ciegos en el campo visual (escotomas), que a veces están contorneados con diseños geométricos simples, líneas en zigzag que flotan gradualmente a través del campo de visión, puntos o estrellas brillantes, cambios en la visión o pérdida de la visión, destellos de luz u otras alteraciones menos frecuentes como hormigueo en una mano o en un lado de la cara, dificultad del habla o del lenguaje «.
3. Y, tras el inicio de los síntomas anteriores a la crisis, llega la fase del dolor propiamente dicho.
Un dolor que tiene unas características específicas:
- Empeora si se mueve la cabeza.
- Hipersensibilidad a la luz, a los sonidos o a los olores.
- Nauseas y vómitos.
Esta fase de la cefalea propiamente dicha es muy discapacitante, y suele obligar a las personas a acostarse en un lugar oscuro y silencioso.
Puede durar horas y hasta días, y el riego peor es que puede llegar a cronificarse y ocurrir a diario.
Se podría pensar que cuando desaparecen estos síntomas termina la migraña, pero no es así. Muchas personas que no la han sufrido no saben que aún falta la cuarta fase, porque no son conscientes de que la migraña no termina de forma repentina.
4. «Tras el dolor, el paciente queda en una especie de resaca, con un importante cansancio, malestar y dificultad de concentración, que puede durar hasta 24 horas», aclara la neuróloga.
No es un simple dolor de cabeza
Las características propias de la migraña la convierten en una patología muy incapacitante.
La aparición de una crisis de migraña impide a quien la sufre poder llevar a cabo su actividad, afectando a su productividad laboral y académica.
- Esto explica la elevada tasa de absentismo laboral de hasta 14,6 días perdidos al año para personas con migraña crónica.
Sin embargo, a pesar de su impacto, se trata de una patología estigmatizada.
«Una importante parte de la sociedad considera que es un simple dolor de cabeza, y no llega a plantearse lo incapacitante que es un día con migraña.
- En realidad, según la OMS, una crisis de migraña puede llegar a afectar tanto como un día con demencia o un día con tetraparesia (debilidad muscular de las extremidades).
Por eso, intentar reducir el estigma de esta enfermedad debe ser un objetivo prioritario. Porque supone un incremento del sufrimiento que ya por sí mismos tienen nuestros pacientes” cuenta la doctora Gago Veiga.
Las consecuencias de la falta de diagnóstico
Como advierte el doctor Pablo Irimia, profesor de Neurología de la Universidad de Navarra, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología,:
- «Continúa existiendo un importante retraso en el diagnóstico de la migraña crónica que puede alcanzar los siete años«.
Esta situación empeora a la hora de que los pacientes alcancen una consulta especializada con el neurólogo, puesto que pueden pasar hasta 14 años desde las primeras crisis de migraña hasta llegar al especialista.
Y estos retrasos, en pacientes que pasan por todas las etapas de la migraña sin diagnóstico ni tratamiento, hacen que muchos de ellos se vean afectados por trastornos mentales como el estrés (el 51% de las personas con migraña), la depresión (el 30%) y la ansiedad (22%).
Unos factores que si no se controlan pueden empeorar las crisis en términos de duración, frecuencia o intensidad del dolor.
Abandono de los tratamientos por parte de los pacientes
El largo recorrido de los pacientes con migraña conlleva que puedan haber recibido varios tratamientos previos antes de derivarlos a la consulta de neurología.
Por esa razón, cuando finalmente llegan a la consulta especializada su desconfianza hacia los tratamientos suele ser muy acusada.
Y esto provoca que, en cuanto les parece que el tratamiento no cumple con sus expectativas, muchos pacientes deciden no hacerlo como se debe, o incluso abandonar el tratamiento.
En esta línea, cabe destacar que es importante tomar medidas, ya que existen tratamientos preventivos frente a la migraña que mejoran la calidad de vida de quienes sufren esta enfermedad.
«No es realista pensar que la migraña se puede curar con un tratamiento preventivo. El objetivo real del tratamiento es reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios, y que las crisis respondan mejor al tratamiento sintomático», señala el doctor Irimia.